Velas al viento

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Somos parte de quienes desde hace algo así como veinte meses medimos el tiempo por la duración de la pandemia antes que por las reglas del viejo calendario. Los intentos de evitarlo son infructuosos porque cuando parece se llega al final del túnel la información nos dice el flagelo sobrevive y se renueva. Los datos de base matemática imponen su verdad y las noticias y opiniones contradictorias no dan tregua. No imaginábamos que experiencias como estas podían suceder fuera del arte creativo y trascender más allá de un texto escrito o una expresión audiovisual en una pantalla. Y ocurrir de verdad. Contemplando el acontecer planetario -y respetando el drama que ha tocado a miles de compatriotas- advertimos hemos sido privilegiados. Basta ver lo que ocurre en países vecinos o en potencias que conviven en la cima del orbe político, económico y social para darnos cuenta que la realidad uruguaya ha sido excepcional. Lo que avalan pronunciamientos de organizaciones y observadores indiscutidos. Merced a la suma de varios factores. La visión acertada del gobierno nacional, su responsabilidad y firmeza en la toma de decisiones, el aporte invalorable de científicos destacados, la aceptación popular del ejercicio de la libertad responsable, la acción indeclinable del personal de la salud, la colaboración de las fuerzas armadas y policiales en lo suyo -y abreviando- con la extensión y renovación del plan de vacunación. En la consideración universal la observación de los hechos nos pone también en la cima del podio como ejemplo de democracia. No hubo ni confinamientos obligatorios, ni vacunación compulsiva. Lo afirmado está disponible fácilmente en medios de acceso fácil para quien -si duda- pueda constatarlo. Inevitablemente acontecimientos de esta dimensión dejan heridos y fallecidos. En la salud y en la suerte económica cotidiana. Han habido carencias que se agravan, trabajadores que pierden el empleo, empresas que cierran para siempre y ante ello, se dispuso una asistencia social tan amplia como posible fuera. Y, el cimbronazo se atenuó protegiendo una vasta gama de situaciones dramáticas. Cuando el 2021 queda atrás y llega el 2022 lo expresado que es tan solo testimonio de la realidad debe destacarse ha generado otras circunstancias palpables. Hacen a la recuperación económica del país. Mantener en funcionamiento a la economía nacional nos encuentra con la producción de bienes y servicios en auge. En la agropecuaria el crecimiento ha sido sostenido y citando un caso líder, en la carne se ha llegado a la superación de las 500.000 toneladas anuales de exportación. Hay recuperación en la industria, el comercio y los servicios. Citando como perla otra situación relevante el Puerto de Montevideo ha recuperado la carga paraguaya y se alinea con el proyecto matriz que nunca debió abandonarse de centro logístico regional. Los hechos han obligado a los augures de la economía siempre de predisposición al bajón a corregir sus pronósticos, llegando a afirmarse que el crecimiento del PIB arrimará al 4% anual. A quienes viven de la agitación sistemática, sembrando derrotismo, mintiendo, promoviendo odio y separación entre uruguayos estas realidades les molestan. Para alegría de los suyos y entusiasmo de criminales compulsivos y narcotraficantes, han promovido un plebiscito contra la LUC, una ley de protección para el pueblo. Es tema para marzo 2022.  https://www.elpais.com.uy/

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