Diego Ismael Alonso, un uruguayo de 49 años nacido en Carmelo y con raíces italianas, siempre tuvo una conexión especial con Carpinone, un pequeño pueblo en la provincia de Isernia, Italia. Este lugar, donde nació su bisabuelo Antenucci en 1874 antes de emigrar a América en 1900, fue un destino que Diego soñó conocer desde niño. Las historias que su abuela compartía sobre la gruta y las cascadas del pueblo italiano alimentaron ese anhelo, haciéndolo un viaje pendiente en su vida. A pesar de no haber conocido a su bisabuelo personalmente, Diego decidió rendirle homenaje visitando su tierra natal, y lo hizo de una manera extraordinaria: cruzando el océano Atlántico en solitario. Este viaje no solo fue físico, sino también emocional, un camino hacia sus raíces familiares.
30 días navegando solo por el Atlántico
El viaje fue tan épico como significativo. Diego zarpó desde Nueva York, enfrentándose en solitario a un mar desafiante durante 30 días hasta arribar a Lisboa. Entre las dificultades del viaje, tuvo que superar una tormenta que duró 40 horas, poniendo a prueba su determinación y habilidades. Equipado con víveres enlatados, un sistema para desalinizar agua, y gracias a sus conocimientos como profesor de informática especializado en sistemas de control para barcos, logró completar su travesía. Desde Lisboa, voló a Nápoles, donde visitó el puerto que su bisabuelo había dejado atrás más de un siglo antes. El destino final de Diego era Carpinone, donde por fin pudo caminar sobre la tierra de sus ancestros. Allí, encontró la casa donde nació su bisabuelo y se reencontró con parientes lejanos. Su hazaña no pasó desapercibida: rápidamente, los habitantes del pueblo se interesaron en su historia, dándole una cálida bienvenida y escuchando con fascinación las narraciones de su travesía por el océano. Las imágenes que Diego había capturado durante su viaje se convirtieron en testimonio de su odisea. La historia de Diego Alonso es la de un hombre que, desafiando la distancia y el tiempo, logró reconectar con el pasado de su familia. En su travesía, unió dos continentes y más de un siglo de historia, trazando un puente entre Uruguay e Italia a través del océano Atlántico. Equipo de Visión Marítima