URUGUAY NECESITA ABRIRSE A NUEVOS MERCADOS PARA APUNTALAR SU ECONOMÍA

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Si prima la razón, puede alentarse una cierta esperanza de que la exploración gubernamental sobre posible incorporación de Uruguay al Acuerdo Transpacífico corra mejor suerte que el TISA, dado el apremio de abrir nuevos mercados para apuntalar una economía debilitada. Moviéndose con más cautela que en el caso del TISA, el canciller Rodolfo Nin Novoa ha ordenado un estudio sobre las ventajas y obligaciones que conllevaría ingresar al Trans-Pacific Partnership (TPP), un tratado entre 12 naciones de diferente peso y color político pero unidas por la cuenca del océano Pacífico. Su acuerdo preliminar creará la mayor zona de libre comercio del planeta, ya que representa el 40% de la economía mundial. Se negociaba desde 2005, entre Chile, Nueva Zelanda, Singapur y Brunéi, a los que se han incorporado Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam. Chile y otros países del grupo aceptan a Uruguay pese a ser costero solo del Atlántico. El beneficio principal de participar es que, en el intercambio entre los miembros del bloque, se eliminan aranceles que encarecen las exportaciones y se facilitan inversiones y el flujo de datos. En el caso de países que venden lo mismo que nosotros, como Nueva Zelanda y Australia en el sector agrícola y ganadero, podríamos competir con ellos en pie de igualdad. Estando fuera del TPP, en cambio, pagamos aranceles que nos ponen en desventaja ante los países que no los pagan y que pueden bajar consecuentemente sus precios. Lo mismo se aplica al resto de los miembros del TPP en otras áreas exportables.

 

La contrapartida es la apertura del mercado interno a los productos de esos países, compitiendo directamente con las estructuras domésticas en algunos sectores. Pero las ventajas superan largamente los inconvenientes. El país necesita vender más, como lo evidencia la caída de 16% en exportaciones en lo que va del año. El impacto, unido al decaimiento del consumo interno, adelanta que difícilmente pueda alcanzarse la meta oficial de crecimiento del 2,5% del Producto Interno Bruto este año. Igual panorama es anticipable en 2016, a menos que podamos ingresar libremente a más mercados, bajo acuerdos como el TPP y la Alianza del Pacífico, también resistida en tiendas oficialistas, a los que se agrega el trabajoso avance hacia un TLC del Mercosur con la Unión Europea.

Es obvio que el desarrollo del intercambio comercial se encamina a acuerdos de bloques conformados por varios países, curso al que Uruguay tiene que incorporarse necesariamente. No hacerlo es condenarse a un aislamiento empobrecedor. Esta realidad debe inducir responsabilidad y sentido común en los sectores del Frente Amplio que forzaron nuestro retiro del TISA. La participación en ese acuerdo internacional de servicios fue frustrada por temores frenteamplistas y del PIT-CNT por posible incidencia en el control estatal de las empresas públicas y las telecomunicaciones y por resabios ideológicos contra Estados Unidos. Al margen de que Washington también está presente, la situación es diferente con el TPP, ya que no se trata de presunto menoscabo a organismos del Estado sino de liberar aspectos globales del intercambio. Y aunque la idea no les guste a los sectores que disienten con la política del gobierno, tienen que reconocer que quedar fuera de los bloques de libre comercio amenaza convertir en noche cerrada el ocaso sin sol que sobrevuela el país.- Por Nicolás Garrido.- (El Observador)

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