Así se hizo el primer documental uruguayo realizado en 360 grados que lleva al espectador directamente al continente blanco «Cada uno es un engranaje de esa máquina que es la base”, afirma Leo Scarone sobre quienes hacen posible el funcionamiento de la Base Científica Antártica Artigas. En su documental Uruguay Antártico, el primero de producción nacional realizado en 360 grados, hay dos grandes protagonistas: la dotación uruguaya y el salvaje continente blanco. La pieza, que es exhibida en el domo del Planetario de Montevideo los viernes, sábados y domingos a las 18 horas (las entradas se reservan por la web de la Intendencia), es la primera fase del gran proyecto de Leo y su equipo: a la inmersión que brinda esta sala le seguirá un recorrido por todo el país con gafas de realidad virtual. Su objetivo es hacerles un justo homenaje a los técnicos y científicos que habitan un pequeño territorio a más de 3.000 kilómetros de casa. “Entendía que el Estado no comunicaba bien para qué está Uruguay en la Antártida; eso me generaba inquietud. Hay pila de uruguayos ahí y no entendés porqué hasta que vas. Ahí tomás conciencia del esfuerzo país”, cuenta a Domingo. El documental sigue de cerca algunas de las investigaciones científicas que se realizan en el terreno y el día a día de los técnicos. Por ejemplo, los buzos que realizan tareas de mantenimiento de los caños de extracción de agua del lago Uruguay, los pilotos que hacen posible el aterrizaje en la isla Rey Jorge o el cocinero que tiene los “bizcochitos calentitos” para el desayuno. Por supuesto, no faltan los encuentros imprevistos con elefantes marinos y pingüinos -“te siguen”, apunta- o paisajes blanquísimos y todavía vírgenes. O “los sábados de Pasiva”, los encuentros de pizza y panchos de cada fin de semana.
Al ser una experiencia inmersiva, Uruguay Antártico abduce al espectador y lo deja en la escena. “En una de las tomas estamos abajo del lago semicongelado. Ves las capas de hielo a medida que la cámara se sumerge”, cuenta el director. También es llevado por una caminata por la fría costa o a la tormentosa navegación por el Pasaje de Drake. “En una toma estamos abajo del lago semicongelado. Ves las capas de hielo a medida que la cámara se sumerge. Empoderamos al espectador para que decida dónde mirar”, cuenta el director, quien confiesa que el Pasaje de Drake le quitó el aliento. Ahí mismo convergen los océanos Atlántico y Pacífico.
Fuera de la base.
En sus cuatro estadías en la Antártida, Leo pudo conocer las bases de China, Corea, Rusia y Chile, además de la uruguaya, para entender que la interacción social es parte inseparable de la experiencia para un visitante y que es imprescindible para el personal durante una campaña. “El 2020 fue un año muy crítico por la pandemia. No se permitía el contacto entre las bases. La gente que se quedó todo el año fue muy valiente”, opina. Se cancelaron las visitas, actos protocolares, actos sociales (como cumpleaños) y actividades deportivas. Ese año, además, Leo y su equipo de filmación tuvieron que hacer 15 días de cuarentena y someterse a varios hisopados en Montevideo antes de viajar. Las bases china, chilena y rusa están a unos pocos kilómetros de distancia, los que pueden recorrerse a pie (eso sí, resbalándose entre el barro en verano o enterrándose en la nieve en invierno); para llegar a la coreana hay que navegar a través de la bahía; más lejos, y también por mar, se accede a las bases de Argentina, Perú, Polonia y Brasil. Sobre la experiencia de sus cuatro travesías y el documental, Leo asegura: “Ver cómo el sol se refleja en el glacial frente a la base uruguaya a las 11 de la noche es emocionante. Suena sencillo pero estar ahí es muy emocionante”. https://www.elpais.com.uy/