La renuncia de Juan Carlos Cresto complica la posibilidad de contener el Uruguay. En medio de una de las inundaciones más grandes de la historia de esta ciudad, el Estado argentino se quedó sin representante en la Comisión Mixta que maneja la represa de Salto Grande, administrada en forma conjunta por argentinos y uruguayos.
CONCORDIA- Juan Carlos Cresto, que era el delegado en el ente binacional a cargo de la represa, renunció el 10 pasado, después del cambio de gobierno. «Presenté mi dimisión al cargo porque fui nombrado por la ex presidenta Cristina Kirchner», señaló en diálogo con LA NACION el ex intendente de Concordia (1995 y 1998).El complejo de Salto Grande, que fue inaugurado en 1979, no sólo produce energía (que representa el 5% de la que se usa en la Argentina y el 51%, en Uruguay), sino que también regula el flujo de agua que va río abajo.
Los 130.000 habitantes de Concordia dependen de las decisiones que se toman en la represa en medio de una de sus peores inundaciones.
El río Uruguay se encuentra «estacionario» -según registros de la Prefectura Naval- en 15,8 metros. Pero si en el complejo de Salto Grande decidieran incrementar el caudal, Concordia sufriría las consecuencias y el río subiría su nivel. Ayer, por ejemplo, la represa evacuó 30.000 metros cúbicos de agua por segundo. Ese caudal mantendrá el nivel del río en la misma situación que desde el martes pasado, cuando comenzó la crecida.
El lago de la represa alcanzó los 36,8 metros. Puede soportar hasta 37,5, según Juan Carlos Cresto, por lo que no se puede retener el agua que llega del sur de Brasil y del nordeste argentino, donde el fenómeno de El Niño provocó lluvias muy grandes y no parece dar tregua.Cresto mostró un estudio en el que se prevé cómo estaría Concordia si la represa evacuara 10.000 metros cúbicos por segundo más que ahora. «En este momento sería terrible. Si llega más agua no se puede retener mucho tiempo». (La Nación)