Fue botado en abril de 1878. Tenía 104 metros de eslora, 12 metros de manga, tres mil toneladas, 1.360 caballos y dos mástiles para navegar a vela a la velocidad de 11 nudos. Casi todos, si no todos los que hemos visitado el actual Dique de la Armada, hemos visto una placa de bronce colocada en 1910 por un francés importante que, en nombre del ministro de Marina de Francia, nada menos, lo envió a colocarla para que se perpetuara en la memoria un suceso bien interesante: fue la entrada al dique del enorme barco francés «Pampa», de 104 metros de eslora y con una anécdota que le da un aire heroico. Según relatos llegados de Francia, cuando ya se desesperaba de poder efectuar aquí las reparaciones necesarias porque ninguno quería cargar con la responsabilidad de la entrada, surgió una eventual solución. Por ahí apareció como por encanto un valeroso marino, el teniente Lapeyrére del aviso «Boursaint» de la escuadra francesa, surta en Montevideo por aquella fecha, quien se ofreció voluntariamente a efectuar las operaciones tanto de entrada como de salida del barco «Pampa» del entonces dique Cibils. Hemos leído repetidamente que fueron numerosos los barcos de guerra franceses que por aquellos años, y aún antes, solían hacer estudios y elaborar cartas náuticas del puerto de Montevideo, aledaños y el Río de la Plata. Siempre estaban los marinos franceses haciendo batimetrías sumado al hecho de que Francia y Uruguay tenían tremenda afinidad cultural. Cabe presumir entonces que este teniente de aquel barco se conocía el puerto al dedillo y finalmente llevó a cabo con toda felicidad la tarea de entrar el barco a dique. Bien, aquel intrépido, osado y joven marino llegó en su país al grado de almirante, fue ministro de la Marina y tuvo el honor de comandar la escuadra francesa del mar del Norte en la Primera Guerra Mundial. Pero antes, siendo ministro de Marina, comisionó al conocido y arrojado joven explorador Dr. Juan Baptiste Charcot, para colocar en su nombre en el dique una placa de bronce recordatoria de este hecho que aún se conserva fijada en un pedestal de hormigón. Seguramente aquel suceso tiene que haber sido comentado por la prensa de aquellos años.
Pampa.
Fue botado en abril de 1878. Tenía 104 metros de eslora, 12 metros de manga, tres mil toneladas, 1.360 caballos y dos mástiles para navegar a vela a la velocidad de 11 nudos, capacidad para 40 pasajeros en primera y 300 inmigrantes y carga. Vean ustedes que en 1890 se le instala un espacio refrigerado para el transporte de carne y es el precursor de otros mayores para el transporte de viandes frigorifies. Este barco como todos los de aquellos años donde la construcción naval y motores a vapor aún estaba en etapas experimentales y artesanales, sufrió numerosos accidentes. Pérdidas de timón y rotura de palas de hélice eran más que comunes, pero la carencia de instrumentos de navegación precisos resultaron en varaduras los días de niebla, y no faltaron incluso los abordajes. En 1897 embistió en el canal de la Mancha al barco belga «Lippe», lo hundió salvando a los 14 tripulantes, resultando con averías ligeras; en 1898 cerca de Montevideo embiste al tanquero «Comasco» y lo hunde, y tuvo un incendio en la cámara frigorífica en 1903. Finalmente, el 31 de enero de 1905, emprende el viaje final hacia Hamburgo para su desguazado.
El dique.
En cuanto al Dique de la Armada fue construido en 1877 por Jaime Cibils y Puig, un emprendedor catalán con historia, y su socio Juan D. Jackson. En 1910 se lo vendieron al Estado pues sus viudas no quisieron seguir el negocio. Fue el mayor dique a lo largo de la costa Atlántica de Sudamérica. El País