Todos recordamos que entre 2014 y 2015 la Prefectura Naval de Argentina decidió a la luz de estudios de seguridad en la navegación, suprimir el islote La Paloma sobre el Paraná Bravo y frente a Nueva Palmira como fondeadero provisorio de trenes de barcazas provenientes principalmente de Paraguay,
y tambien de Bolivia, con granos casualmente con destino a nuestra terminal palmirense.
Seguramente por las mismas razones, otro decreto del año 2013 redujo el tamaño de los trenes de barcazas a 12 unidades del tipo “misisipi”, o 9 del tipo “jumbo”, operación que se hace sobre el río Paraná al llegar al puerto San Lorenzo.
ATENCIÓN.- Viene al caso recoger conceptos que a mediados del año 2014 vertiera el reconocido jurista Dr. Edison González Lapeyre en un foro organizado por la Asociación Uruguaya de Derecho Marítimo y otro trabajo publicado en la Revista Naval sobre el Tratado de Las Leñas y su violación por parte de Argentina, específicamente en el tema de la reducción del tamaño de los trenes de barcazas con destino a Nueva Palmira. Dice: “Resolución de Prefectura Nacional Naval de Argentina 01/2013.RPOL 008 que tratándose de un cambio del reglamento de la Hidrovía P.P. para su modificación debía contar con el consentimiento de todos los vinculados por ese Acuerdo”, con lo que coincidimos plenamente.
Bien, volviendo al cerno de nuestro tema, estas dos medidas argentinas, reducción del tamaño de los trenes de barcazas y supresión de amarraderos afectan sin duda el movimiento de transporte fluvial, alzando los costos y en consecuencia los fletes, al tiempo de extender los tiempos de arribo de las barcazas a destino, todo lo cual va contra el exportador. Y como el precio de venta de la materia prima no se puede modificar, el achique se carga por el lado del productor, como siempre. Si el remolcador de empuje trae 20 barcazas debe dejar 8 en San Lorenzo y hacer otro viaje desde Palmira a buscarlas y eso tiene costo de remolcador y combustible, horas de navegación y como siempre riesgos.
En cuanto a la supresión del amarradero La Paloma fue otro contratiempo que también trajo costos y problemas. Así que esta complicada situación con la pérdida del fondeadero de La Paloma llevó a que Corporación Navíos tomara la iniciativa como vendedora de servicios, de construir en su predio un amarradero propio. Con una previa consulta con la ANP y tras una fuerte inversión, concretó la obra que ya felizmente está en funcionamiento con capacidad para un fuerte contingente de barcazas. La nota gráfica que publicamos muestra claramente el amarradero y varias barcazas fondeadas. El nuevo muelle de barcazas, como puede advertirse, en realidad es un puerto cuyo frente tiene 200 metros y permite recibir hasta tres convoyes, o sea 48 barcazas. Está ubicado dentro del puerto, entre el muelle de ultramar y la costa, con un costo aproximado de 3,5 millones de dólares. De esta forma su construcción resolvió en parte la demanda por amarraderos en la zona del Paraná y Paraná Bravo, permitiendo al convoy de 12 barcazas hacer un viaje directo entre San Lorenzo y Nueva Palmira con total seguridad. Tenemos entendido que aún se puede utilizar el amarradero sobre el río argentino conocido por Sauce, aunque no sabemos si es necesario seguir utilizándolo. Así que digamos que el nuevo amarradero de Navíos trajo un incremento de la eficiencia en el manejo de las barcazas y la carga, tanto en las descargas como en las salidas vacías.
ESPERANZAS. –Con la elección del presidente Macri hay una nueva sintonía con el Uruguay más racional y razonable, y ya se habla con optimismo de otros cambios para optimizar las relaciones entre ambos países. Por lo pronto, el irracional decreto 1108 no trajo un solo beneficio para Argentina ni más marina mercante, y sí servicios portuarios para los del sur más caros. Los verdaderos perjudicados fueron sus propios exportadores, y el decreto fue suprimido. Las exportaciones argentinas no se basan en cuántos servicios portuarios puede vender, bajar y subir contenedores, sino en el valor de sus productos. Así que nos entusiasma el encuentro entre ambos cancilleres para hablar de nuestras cosas comunes ya que hay mucho para beneficiarnos mutuamente. Por lo pronto ya se modificaron varios decretos argentinos lesivos para la economía del Uruguay, no para las relaciones por suerte. Argentina no se va a desarrollar haciendo más servicios portuarios sino exportando más carne, granos y frutas.
Creemos y esperamos que nuestros hermanos argentinos van a dar el gran salto económico que se merecen.- (El País)