Entre los proyectos en los que participó el especialista se encuentra la compra de terrenos de Pepsi en la ruta 101, los centros de distribución de Sodimac y Unilever en Polo Oeste, y el de Canarias sobre la ruta 101. También formó parte del traslado de las oficinas de los laboratorios Bayer, Roche y Abbott.

Cuando una empresa con transporte de cargas busca abrir una planta, lo primero es elegir la ubicación. Si traslada mercaderías hacia Brasil probablemente le convenga instalarse sobre la ruta 101 u 8, dado que tiene acceso hacia el este. En cambio, las vinculadas a Argentina se inclinarán más hacia la ruta 1, porque es la salida más rápida hacia las rutas 2 y 3 y los puentes con ese país.

Según Roisecco, en los últimos años el valor de los terrenos habilitados para la construcción de depósitos para uso logístico o industrial en Montevideo aumentó exponencialmente, en especial en las rutas 1, 5, 8 y 102, a las que la Intendencia dotó de un marco regulatorio especial. Lo mismo ocurre en San José y Canelones con la ruta 101 y las demás zonas habilitadas del litoral. «Conocer al detalle estas normas municipales es uno de los valores más importantes del asesoramiento», asegura el director.

Otro punto clave es la operación a través del cual se va adquirir el inmueble. «Algunas empresas compran el terreno y construyen, pero la mayoría no está dispuesta a correr ese riesgo. Entonces, nosotros nos encargamos de buscar un inversor que compre las tierras, construya el depósito de acuerdo a los requisitos de la empresa y luego arriende esas instalaciones por 10 años», explica el empresario. Actualmente, Roisecco Corporate está trabajando en la promoción de dos proyectos: Polo 101 — un parque industrial de más de 45.000 m2 — y Plataforma 101, un conjunto de terrenos logísticos que van de 3.500 a 4.500 m2. Según el director, cuando una empresa busca un terreno para su planta muchas veces se ve obligada a comprar grandes extensiones que después terminan siendo un excedente. Lo que permiten estos dos emprendimientos es construir grandes depósitos sin necesidad de comprar tierras que luego no son utilizadas.

Pero sin desmerecer estos logros, también advierte sobre una reciente pérdida de competitividad con Argentina. Lo atribuye a que durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner las empresas de transporte de cargas experimentaron grandes dificultades para el libre comercio en ese país, lo que generó una oleada de inversiones hacia Uruguay. Pero al liberarse las trabas con el cambio de gobierno (sumado a los altos costos de producción local), se generó una «meseta» en materia de inversiones, sin la llegada de nuevos jugadores y con grandes referentes reduciendo su personal.