El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca como presidente de Estados Unidos se ha visto marcado por un discurso de investidura cargado de intenciones expansionistas, con una mención destacada a lo que podría convertirse en la primera gran confrontación diplomática de su segundo mandato. A menos de 24 horas de asumir el cargo, Trump abordó en su alocución la situación del Canal de Panamá, al cual, según él, Estados Unidos debe «recuperar».
Trump expresó que, a lo largo de los años, su país ha sido «tratado muy mal» respecto al canal, refiriéndose a su entrega a Panamá mediante los acuerdos Torrijos-Carter de 1977. El magnate neoyorquino insistió en que China estaría operando el canal, un argumento que se ha repetido en sus intervenciones previas. Según Trump, esta situación viola los términos del tratado y justifica su propuesta de recuperar el control de esta vía marítima estratégica, con el Canal como un eje central en su plan de «restauración» de Estados Unidos.
En sus declaraciones, Trump insistió en la necesidad de que su nación recupere su lugar como la «más grande, poderosa y respetada» en el mundo, lo que, para él, pasa por un control más férreo sobre infraestructuras clave como el Canal de Panamá.
La respuesta de Panamá: «El Canal es y seguirá siendo de Panamá»
La reacción del presidente panameño, José Raúl Mulino, fue inmediata y rotunda. En una carta publicada en redes sociales poco después del discurso de Trump, Mulino rechazó de manera firme las palabras del mandatario estadounidense, reiterando que el Canal de Panamá «es y seguirá siendo de Panamá». Además, desmintió las acusaciones de Trump sobre el control chino, subrayando que «no hay presencia de ninguna nación del mundo» que interfiera en la administración panameña. El presidente de Panamá también recordó la validez y el marco jurídico de los tratados Torrijos-Carter, que aseguran la soberanía de su país sobre la vía interoceánica.
Mulino, en su mensaje, destacó el compromiso de Panamá con el Derecho Internacional y la necesidad de recurrir al diálogo para aclarar cualquier malentendido en la relación bilateral.
Respaldo internacional: La postura de la OEA
El rechazo a las pretensiones de Trump también fue respaldado por Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). A través de su cuenta de X (anteriormente Twitter), Almagro calificó como «incontestable» la soberanía de Panamá sobre el Canal y advirtió que el uso de la fuerza no sería aceptable en ningún contexto.
Un duelo diplomático anunciado: la estrategia expansionista de Trump
La postura de Trump sobre el Canal de Panamá no es un hecho aislado. Desde semanas previas a su investidura, el republicano había manifestado su intención de avanzar en una política exterior más agresiva, con Groenlandia, Canadá y, especialmente, el Canal de Panamá, entre sus objetivos. Según Trump, la presencia de China en la administración del canal está perjudicando a Estados Unidos, al permitir que los buques chinos tengan ventajas comerciales sobre los estadounidenses. Esto, según su narrativa, justifica la posibilidad de tomar medidas drásticas, incluso militares, para restablecer el control.
La interpretación de los analistas: ¿un movimiento de negociación?
Para algunos analistas, las declaraciones de Trump podrían no ser más que una táctica de negociación. Richard Johnson, especialista en Estados Unidos de la Universidad Queen Mary de Londres, sugirió que el presidente de Estados Unidos podría estar pidiendo lo «imposible» con el objetivo de obtener concesiones más favorables a través de una negociación.
El futuro del Canal de Panamá: Un conflicto por resolver
El Canal de Panamá, aunque construido por Estados Unidos en 1914, fue finalmente traspasado a Panamá en 1999, tras la culminación de los acuerdos Torrijos-Carter. Esta histórica transferencia de soberanía se mantiene vigente en la actualidad y sigue siendo un punto crucial de la diplomacia internacional. Sin embargo, con las declaraciones de Trump, este emblemático acuerdo se encuentra nuevamente bajo tensión.
Los próximos meses serán fundamentales para determinar cómo evolucionará esta disputa, que podría marcar el inicio de una nueva era de confrontaciones diplomáticas entre Panamá y Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump.
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