El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, visitó este viernes el velero-escuela Capitán Miranda, de la Armada de Uruguay, una visita en la que aprovechó para expresar su disposición a recibir «con los brazos abiertos» a los ciudadanos uruguayos, especialmente a aquellos con ascendencia gallega, para contribuir a construir «la Galicia del futuro». En el Puerto de Vigo, a bordo de la histórica goleta y acompañado por la embajadora de Uruguay en España, Rueda recordó «todo lo que une a Uruguay con España y con Galicia». Reflexionó sobre el pasado y el futuro, destacando cómo «de este puerto salieron miles de gallegos buscando una vida mejor cuando en Galicia no podían tenerla y la encontraron en Uruguay». Agradeció la cálida acogida que los uruguayos brindaron a los emigrantes gallegos, cuyos recursos enviados desde el extranjero fueron fundamentales para el desarrollo de Galicia.
Rueda subrayó la necesidad de «corresponder a tanto cariño» y afirmó que Galicia quiere «ser tierra de acogida». «Recibiremos con los brazos abiertos a los uruguayos en general y, en especial, a los descendientes de gallegos para que nos ayuden ahora a construir la Galicia del futuro», sostuvo. Por su parte, la embajadora uruguaya, Ana Teresa Ayala, acompañada por Ramiro Ramírez Bausero (Cónsul del Uruguay en Galicia), destacó la «rica relación de afecto» entre su país y Galicia, y señaló que actos como este ayudan a «fortalecer los vínculos». Ambos, junto al subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada; el Conselleiro do Mar, Alfonso Villares; la delegada de la Xunta en Vigo, Ana Ortiz, y otros representantes institucionales, realizaron una visita guiada por el buque de la mano del capitán Artigas Zorrilla.
El comandante del velero-escuela, Artigas Zorrilla, destacó que este «velero de soles» es portador de un mensaje de amistad. «Estamos muy contentos de estar en España y en Galicia», afirmó. El buque fue construido en España en 1930 y originalmente servía como barco hidrográfico para investigaciones oceanográficas y la confección de cartas náuticas. Se convirtió en buque-escuela en 1977, simbolizando la hermandad entre los dos países. Con 60 metros de eslora, el Capitán Miranda alberga a 77 tripulantes, quienes se reparten un total de 42 metros cuando navegan, lo que convierte al buque en «algo íntimo», según su comandante. Durante su travesía oceánica hasta Vigo, hicieron escala en las Azores tras 13 días en el Atlántico, siete de ellos solo impulsados por las velas, navegando además con la tecnología tapada para dejarse guiar por instrumentos tradicionales.
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