Río Negro en vacaciones de julio.
Los meses de junio, julio y agosto son ideales para hacer turismo cultural y gastronómico en el departamento de Río Negro. El departamento de Río Negro, ubicado en el litoral del Uruguay, cuenta con una doble particularidad que lo coloca como uno de los lugares preferidos por los turistas internos y externos al país. Por un lado, algunas de sus localidades, como Nuevo Berlín y San Javier, recibieron a principios del siglo XX oleadas de inmigrantes que tuvieron entre ellas uno de los hitos de inmigración masiva más importantes en la historia del territorio nacional: la llegada de 300 familias rusas y eslavas, con toda la cultura, comidas típicas y danzas de Europa del Este como acervo en su equipaje, que se asentaron en San Javier el 27 de Julio de 1913. Hace casi 110 años. Y cuyos festejos de aniversario se estarán realizando los próximos 29 y 30 de julio. En segundo lugar, y no menos importante, la instalación de la empresa cárnica de origen alemán Liebig, especializada en el extracto de carne, e instalada en el siglo XIX en la ciudad de Fray Bentos. Con el paso del tiempo, y la llegada de inversores británicos, Liebig se transformaría en el Frigorífico Anglo a partir de 1924, y posteriormente, en su última etapa en el Frigorífico Nacional Fray Bentos, a fines de la década del 60. El espacio de edificios que ocupó el frigorífico frente al Río Uruguay, uno de los más importantes para la historia económica y cultural del país, fue declarado en julio de 2015 como Patrimonio Mundial por parte de la Unesco. En la actualidad el espacio es conocido como Paisaje Cultural Industrial de Fray Bentos y es un recorrido ineludible para uruguayos y extranjeros, que según datos previos a la pandemia, ha sido visitado hasta por 12.000 y 14.000 personas al año.
EX FRIGORÍFICO ANGLO: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD EN FRAY BENTOS
Según el Director de Turismo de la Intendencia de Río Negro, José Luis Peraza, se trata de un lugar “fundamental” para la historia cultural, científica, industrial y productiva del país. Además de poseer entre sus muros y edificios, innumerables historias y anécdotas, entre las que se encuentran ser el lugar donde se encendió la primera lamparita eléctrica en Uruguay, en agosto del año 1883.
Antes de ingresar al recorrido por las instalaciones del ex frigorífico, la aventura de recorrer la historia del Anglo y las personas que lo habitaron y forjaron comienza por la Casa del Gerente, y el puerto donde atracaron los barcos ingleses que venían a buscar la carne enfriada a -0 grados, así como en diferentes subproductos como el extracto y el corned beef en lata, popularizados por la cultura visual y popular de la I y II Guerra Mundial. La carne enfriada y demás productos eran llevados a Londres en un viaje que duraría unos 20 días.
La fachada del frigorífico, donde los marineros podían leer desde lejos el nombre en mayúsculas ANGLO, en la parte superior del edificio, está ubicada frente al puerto donde atracaban los barcos para acopiar la carne y alimentos derivados. En el puerto todavía pueden verse dos de las grandes grúas en un excelente estado de conservación frente al río. La historia de la política y economía global ha estado vinculada a los puertos y los cursos fluviales. El dragado natural de esa zona del Río Uruguay, junto a la estabilidad política de la época, posicionó a Fray Bentos como un lugar con inmejorables condiciones para la instalación del frigorífico.
Visitar el ex frigorífico Anglo es un viaje a un pasado lleno de historia. El reloj y el control, la ingeniería mecánica y los avances de la química, junto a los trabajadores, fueron algunas de las claves que ponían en funcionamiento una coordinación que permitía funcionara un frigorífico industrial de tamaño colosal: su planta de faenas permitía procesar 200 vacunos por hora y 600 lanares por hora.
La fábrica también contó, ya desde finales del siglo XIX, con un laboratorio pionero en el país que contribuyó al procesamiento del extracto de carne y la conservación a partir de técnicas desarrolladas por el químico alemán Liebig. Quién si bien no vino al país, si envió a sus discípulos. Parte de los artefactos e instrumentos que se utilizaron en el laboratorio siguen instalados, junto con pantallas interactivas, para posibilitar un recorrido pedagógico entre los visitantes, sean adultos o niños y niñas.
Según Mauro Delgrosso, Arquitecto y Director del Museo de la Revolución Industrial ubicado en el ex Anglo, la reconstrucción del laboratorio fue realizada con el asesoramiento directo de “FundaQuim, una institución para el fomento y difusión de la química dependiente de la Facultad de Química. Asimismo también se cuenta con convenios y asociaciones con ministerios, y diferentes instituciones como la Facultad de Información y Comunicación, la Facultad de Ciencias, la Facultad de Arquitectura”, etc
Camila Liuzzi, una de las especialistas en archivo encargada de trabajar y organizar todo el acervo documental del Anglo explica que se trabaja para el órden y difusión del “Fondo archivístico del saladero Liebig, el frigorífico Anglo y el frigorífico Fray Bentos. La documentación original es procesada a través de una limpieza mecánica. Básicamente con pinceles se sacan ganchos, clips, que oxidan los documentos. Se genera un inventario con información para la búsqueda y posterior digitalización. Una de los documentos estrellas son las fichas de los obreros.”
Las fichas de los obreros suelen ser muy buscadas a través de las computadoras ubicadas en el Anglo por parte de investigadores nacionales y extranjeros, así como por familiares de los trabajadores que se acercan con la curiosidad de obtener algún dato sobre sus antepasados. En las mismas computadoras también se puede buscar material digitalizado de las diferentes etiquetas, parte de la cultura visual de la época, con la que se publicitaban los productos.
El Paisaje Cultural Industrial de Fray Bentos y el Museo de la Revolución Industrial, se encuentran ubicados a unos 20 minutos en vehículo, del Complejo Turístico Las Cañas, un lugar con variada oferta de servicios de alojamiento, que permite a su vez adentrarse en el ecoturismo del litoral, a través de sus costas y atardeceres, como a través su ruta panorámica que ofrece un acercamiento sin igual al Río Uruguay y a los montes nativos.
COMIDAS TÍPICAS Y DANZAS ESLAVAS EN SAN JAVIER
Una de las particularidades más destacadas de San Javier, es haber sido fundada por inmigrantes rusos un 27 de julio de 1913. El origen de las personas que fundaron la localidad, ha sido un diferencial cualitatito en el Uruguay, ya que le han legado al país, y a San Javier en particular, una gastronomía tradicional de las zonas eslavas, así como danzas típicas, y otros significativos aportes culturales que hacen de esta zona del país un singular atractivo para conocer en el mes de julio.
Leonardo Martínez, Subsecretario de Turismo de la Intendencia de Río Negro, y director del Museo de los Inmigrantes de San Javier, se refiere a los fundadores del pueblo como «los abuelos fundadores». Leonardo también tiene descendencia eslava entre sus antepasados, y muestra su compromiso con la historia al recordar los aportes de esas 300 familias que llegaron a habitar tierras orientales, entre los que se encuentran la introducción del girasol, la instalación del primero molino aceitero en nuestro país -lo que generaba curiosidad en criollos que se acercaban a conocer el procedimiento- y una particular forma de entender la apicultura, vinculada a la producción familiar.
San Javier también es reconocida a nivel nacional y regional por guardar entre sus habitantes la práctica de las danzas tradicionales rusas. El Centro Cultural Máximo Gorki, instalado en la localidad, trabaja cada año para mantener viva las prácticas de danzas características, lo que lo ha llevado a dar forma a una escuela de danzas típicas que tiene en Kalinka, agrupación de danzas, su máxima expresión de movimiento y color. Kalinka ha realizado presentaciones a nivel nacional e internacional, y se hará presente en la sala cultural Povieda, el 29 de julio en San Javier, en los festejos de su 110 aniversario.
Mariela Coraza, hija de padres criollos, pero vinculada desde toda su vida a San Javier, es una mujer muy importante para la comunidad. Tanto por su amabilidad y sensibilidad, que parecen estar cuidando a cada persona que llega a la localidad, como por cocinar las recetas más características de la cocina rusa y eslava traídas al Uruguay. Mariela recibe a los visitantes con calidez. La misma impronta le da a los alimentos que cocina, ya que todos los platos, e incluso postres que sirve su restaurante, Na Zdorovie, se sirven calientes, siguiendo la tradición de la cocina eslava, lo que vuelve a San Javier un lugar ideal para visitar en entre los meses de junio, julio y agosto.
En Na Zdorovie, un lugar sencillo y acogedor, que fue instalado en lo que fue un rancho construido según la tradicional forma rusa de construcción que trajeron los inmigrantes, pueden comerse varios y abundantes platos. A pocos minutos de haber sido ordenados, Mariela aparecerá con su sonrisa trayendo Shashlik, carne de cordero y cerdo, macerada en jugo de limón por 24 horas y luego hecha al pincho; Borsch, una sopa de verduras, papa y remolacha, en la que se vierte en la misma mesa crema doble y limón; Vareniky, una pasta rellena de ricota con salsa de crema doble, entre otros platos y postres.
San Javier cuenta también con un museo que recuerda la llegada de las familias fundadoras: el Museo de los Inmigrantes, así como otros tres restaurantes con oferta gastronómica tradicional, la posibilidad de hacer city tour, así como paseos náuticos y pesca deportiva, y de conocer lugares a las costas del río Uruguay como su tradicional balneario, Puerto Viejo. San Javier cuenta con un Centro de Información Turística que responde llamados y otorga recomendaciones en el teléfono 4569 2005 o en el correo electrónico turismo.sanjavier@rionegro.gub.uy http://www.inforio.com.uy/