Desde el comienzo del año se han registrado al menos tres individuos de Tamoya haplonema en Piriápolis y La Paloma. Desde el comienzo del año se han registrado al menos tres individuos de Tamoya haplonema, una especie de cubomedusa, en Piriápolis (Maldonado) y La Paloma (Rocha). Junto con la fragata portuguesa (Physalia physalis) es una de las más urticantes que llegan a nuestras costas pero es menos frecuente. “Los registros que hay de esta especie en Uruguay datan de 1960 pero son esporádicos y de pocos ejemplares. Sin embargo, en 2012 se detectaron seis ejemplares en las costas uruguayas y en 2013 se reportaron ocho”, relató Valentina Leoni, magíster de la Universidad de la República y actualmente estudiante de doctorado de la Universidad de Montpellier (Francia). En ese entonces se estaba bajo la influencia de La Niña, un fenómeno que está ahora en proceso.
Es probable que la presencia de los individuos de Tamoya haplonema se deba a una mayor influencia de aguas cálidas provenientes de Brasil que las arrastran hasta los departamentos costeros; no obstante, la investigadora indicó que se requieren análisis más exhaustivos. ¿Cómo es? Tiene forma de prisma (de ahí su nombre), cuatro tentáculos y un cuerpo más consistente que las que habitualmente se ven en Uruguay. Puede medir de seis a 16 centímetros. Presenta cuatro “ropalios”, similares a ojos, que usa para encontrar presas y orientarse en la columna de agua. Algunos peces la usan para protegerse de predadores; esta, a su vez, se alimenta de peces pequeños que captura con sus tentáculos. A diferencia de otras especies, esta es solitaria. Leoni advirtió: “El contacto con sus tentáculos puede causar hinchazón en la piel, sensación de quemazón y posterior picazón en la zona afectada. Si bien no es letal, es muy dolorosa”. En nuestras costas son muy pocos los casos de contacto con las personas. Este año, se registró una picadura en La Paloma que fue tratada con corticoides. Sin embargo, debido a la frecuencia creciente de anomalías de temperatura positivas, sería razonable esperar más ejemplares de Tamoya haplonema en el futuro, al aumentar su distribución hacia el sur. En este sentido, se recomienda considerarla con especial atención por su potencial impacto negativo sobre el turismo y la salud pública. Leoni, entre otros investigadores de América Latina, lleva a cabo una encuesta que inicia con esta pregunta: “¿Qué tan dispuesto estaría a comprar comida que contenga medusas?” De esta manera, se intenta evaluar la posibilidad de instalar en la región el consumo de medusas, algo que en Asia se hace desde miles de años. Un cambio de hábito en este sentido podría ser beneficio para el desarrollo económico de comunidades pesqueras artesanales. Se dice que aportan una textura entre gomosa y crocante; además, el tejido de la medusa está conformado 95% por agua y el resto por proteínas, mayormente colágeno. La encuesta puede ser respondida aquí. https://www.elpais.com.uy/