Pesa entre 800 gramos y un kilo. Mide unos 15 centímetros de largo y unos cinco de ancho. Y tiene propiedades milagrosas. Al menos para Edmilson de Lima Cunha, que cada vez que piensa en este pez de agua dulce le viene una sensación de calma, frescor, como el que se lanza a una piscina en pleno calor de agosto. -¿Qué sintió cuándo le colocaron la piel de tilapia?-Fue como si Dios me hubiera puesto la mano encima… Este joven de 29 años tuvo el 31% de su cuerpo quemado. Abrasado. Quemaduras de segundo y tercer grado en sus dos brazos, muslos y abdomen. La tilapia fue su particular milagro, y el doctor Edmar Maciel, coordinador de la Unidad de Quemados del Instituto José Frota de Fortaleza, el responsable de la hazaña. Edmilson forma parte del grupo de 56 pacientes que desde el pasado mes de junio han experimentado lo que es vivir con la piel de este pez sobre su cuerpo quemado. Edmar Maciel junto con los doctores Marcelo Borges y Odorico Moraes pusieron en marcha la investigación del primer tratamiento de vendaje curativo con piel de animal acuático (inédito en el mundo). Y a pesar de estar en fase de prueba, hasta ahora sólo ha dado buenos resultados. «Es muy eficiente. Muy eficaz», repite sin cesar este chico de Fortaleza que se acuerda del día y la hora -sábado 3 de diciembre a las 14.15- en los que el dolor le tiró al suelo y los gritos que emitía aterrorizaron a sus compañeros de trabajo. Fue durante una de sus inspecciones en la fábrica de cerveza, cuando una válvula se rompió y disparó sobre Edmilson un chorro de agua y ácido hirviendo. Entre el sufrimiento de aquel sábado y la paz que le llegó el martes al ponerle los apósitos de pez, hay cinco años de investigaciones. La idea surgió cuando el cirujano plástico Marcelo Borges leyó un reportaje en el que contaban que la piel de tilapia -el pez más consumido en el Nordeste del país- se utilizaba para hacer artesanías delicadas. En ese momento este médico dirigía el Banco de Tejidos humanos del Instituto de Medicina Integral Profesor Fernando Figueira de Recife: «Al ver ese artículo pensé que la piel de tilapia, por su resistencia y delicadeza, podría servir para los quemados». Y a la vista de los resultados, no se equivocó.Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Brasil debería tener al menos 15 bancos de piel, pero sólo tiene tres y están en las zonas sur y sudeste, las más ricas del país. El Nordeste -la región más pobre- tenía como referencia el banco de Recife, pero hace dos años la crisis cerró sus puertas. «Los bancos de piel humana que tenemos sólo responden al 1% de la demanda, necesitábamos otras alternativas», explica a Crónica el doctor Edmar Maciel. La necesidad y el ingenio del galeno Borges se juntaron en la Universidad Federal de Ceará hace dos años dentro del Núcleo de Pesquisa y Desarrollo de Medicamentos (NPDM). La fase preclínica se dividió en 14 etapas donde afinaron el proceso de esterilización de la piel y comenzaron a colocarla en ratones. Lo primero que les llamó la atención fue su parecido con la humana: «Al igual que la nuestra, tiene altos niveles de colágeno del tipo 1 y 3, fundamentales para hidratar y ayudar en la cicatrización», describe Borges. La segunda fase comenzó el pasado mes de junio con un equipo de 45 personas (sanitarios e investigadores), 325 tilapias (de cada una sacan dos pieles) y un total de 60 pacientes. Cada vez que el doctor Maciel se acerca a alguno de ellos para ofrecer el nuevo tratamiento lo primero que le preguntan es si va oler a pescado: «Todos tienen el mismo miedo». Pero Edmilson ni se lo planteó. Llevaba dos días con los vendajes tradicionales que le colocaban después de un baño anestésico y el dolor seguía. Cuando le ofrecieron la posibilidad de la tilapia le pareció «raro», pero no lo dudó: «Volví del baño muy dolorido y al ponerme esa piel, el dolor se fue de inmediato. Sentí un frío placentero y fue la primera noche que pude dormir».El hombre serpiente -así empezó a llamarle su mujer- estuvo nueve meses seguidos enfundado en tilapia. Mientras los vendajes tradicionales se cambian a diario y van acompañados de cremas antibióticas y analgésicos, con esta piel de pez no hace falta medicación. En las quemaduras de segundo grado este recubrimiento aguanta hasta 10 días, y en las de tercer grado (se destruye la capa exterior de la piel, epidermis, y toda la capa debajo, la dermis), hasta una semana. «Se adhiere al cuerpo perfectamente y no permite la entrada de ningún agente externo. Cuando se retira, apenas deja cicatriz, y su poder curativo a veces evita cirugías de injerto», explica el doctor Maciel. Tratamiento ecológico La tilapia del Nilo -el tipo de especie que se cría en Brasil- por ahora sólo ofrece ventajas. Al ser una piel de origen acuático reduce los riesgos de infección: «Es un pescado muy sano y resistente a las enfermedades. En cambio, la piel de animales terrestres como el cerdo, que usan en otros países, puede dar muchos problemas», aclara el doctor Borges. Además destaca que es un tratamiento ecológico: «De este pez se aprovecha el 99%, sólo se tira su piel. Usamos lo que sería basura orgánica y no buscamos promover el aumento de criaderos sino aprovechar lo que hay». Tampoco haría falta, porque este pez que llegó a Brasil desde África en los años 70 ya suma el 40% del pescado que se produce en las piscifactorías brasileñas. En 2010 se obtuvieron 155.451 toneladas, y aunque se cría en todo el país, las aguas tropicales de Ceará son el ecosistema donde mejor se reproduce. En abril comenzará la última fase de la investigación con 120 adultos, 30 niños y 500 tilapias. Esperan que a partir de 2018 el tratamiento esté aprobado en todos los hospitales de Brasil. Edmilson suelta una carcajada, ha almorzado este pescado: «Ahora al bendecir la mesa le agradezco a Dios y a la tilapia».