La bahía de Guanabara, donde se celebrarán las regatas durante los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, está en el centro de la polémica desde hace tiempo por la contaminación de sus aguas, pero lejos de la preocupación por la salud de los atletas miles de pescadores luchan día a día por su propia supervivencia.-A pesar de que la bahía recibe una media de 100 toneladas de basura al día proveniente de decenas de ríos convertidos en alcantarillas a cielo abierto, miles de pescadores subsisten en la ribera de la bahía gracias a la pesca artesanal, aunque cada vez la situación es más crítica; los peces están desapareciendo.
«Cada vez que pongo la red saco cien kilos de plástico y dos o tres peces, me da una pena terrible por mis nietos, le pido a Dios que ponga conciencia en los políticos para que arreglen este desastre», comentaba indignado el pescador Geraldão en declaraciones a Sputnik. Geraldão, junto con otros pescadores, participó el pasado domingo en una manifestación marítima para luchar contra el abandono al que dicen estar sometidos por parte de las autoridades: una veintena de embarcaciones salió al mar con pancartas, bocinas y petardos desde la Ilha Gobernador a Ilha Seca. Si no fuera por el agua negra que la rodea Ilha Seca podría ser una pequeña isla paradisíaca: la vegetación cubre las antiguas instalaciones de la petrolera Texaco y ahora pescadores, ecologistas e investigadores quieren reconvertir los viejos tanques de petróleo abandonados en criaderos de peces para repoblar la bahía. Hace apenas 20 años más de 20.000 pescadores vivían de la pesca, pero la decadencia de su oficio fue en paralelo al auge de la explotación del petróleo por parte de la compañía semiestatal Petrobras: paradójicamente el tesoro que la bahía esconde en su interior fue su condena. – (Sputnik)