MARINOS ILUSTRES: TENIENTE DE NAVIO RUPERTO ELICHIRIBEHETY

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Nació el 27 de marzo de 1888 en San Carlos, Maldonado, siendo sus padres José Elichiribehety y María Arhancet. Cursó estudios primarios en el colegio Juan de Dios Curbelo, de San Carlos, y secundarios en el Colegio Seminario de Montevideo. Al iniciarse los cursos de la Escuela Naval se anotó en ellos el 1o de abril de 1907 graduándose como Guardia Marina el 22 de diciembre de 1909. Se le dio como primer destino el crucero «Montevideo», ascendiendo en agosto de 1910 a Alférez de Navío, y en 1915 es promovido a Teniente de Navío. En 1914, el explorador inglés Sir Ernest Shackleton llevó a cabo una expedición al Polo Sur y quedó atrapado en los hielos al llegar al mar de Weddell. La presión de la masa helada trituró el casco del «Endurance» y los tripulantes debieron refugiarse en un témpano que anduvo por meses a la deriva. En abril de 1916, lograron alcanzar la Isla Elefante y desde allí Shackleton, con algunos de sus hombres, logró arribar a las Malvinas, desde donde envió una solicitud de auxilio para rescatar a los que aún continuaban en la isla. Ante la ausencia de auxilio inmediato Uruguay, a pesar de carecer de barcos adecuados se ofreció a intentar el rescate aprontándose la pequeña nave «Instituto de Pesca N° 1» de casco de hierro, que tendría al comando al Teniente de Navío don Ruperto Elichirebehety. Esta nave, originalmente «Princess Royal», fue construida en Aberdeen (Inglaterra) y dedicada a la pesca en el Mar del Norte en 1906. En diciembre de 1912 pasó a una empresa argentina, y adquirida por el Instituto y Estación de Pesca del Uruguay el 1º de diciembre de 1914. Sus características eran: eslora 45,62 m, manga 7,05 m, puntal 3,65 m, desplazamiento 340 toneladas. La oficialidad que secundó a Elichiribehety en esa arriesgada campaña era integrada por los Alfereces de Navío Arnoldo Pedro Camps, José San Martín Abellanal y Héctor Castells Carafi, y el Jefe de Máquinas Ramón Folch Bonafont, Alférez de Navío asimilado. Junto a la Oficialidad oriental viajó el Teniente de Navío de la Armada Real Británica, George E. Ryan. La tripulación se integró con voluntarios provenientes de la Armada, de la dotación original del pesquero, y contratados. Del crucero «Montevideo» se ofrecieron el telegrafista Luis de los Santos, el cocinero José Vidal, los Cabos Pedro Correa, Juan Villa y Jesús Amor, los Marineros Carlos Rosales, Umberto Fassolo y Arnaldo D’Urso, los foguistas Nicanor Breijo, Manuel Pereira y Leoncio Núñez, y los carboneros Manuel Giménez y Modesto Nogueira, a los que se sumó el Marinero Manuel de Souza del » 18 de Julio». Del «Instituto de Pesca N° l» fueron los Maquinistas lro. y 2.º. Juan Aminore y Juan José Domínguez, el Contramaestre Juan Martínez, los Marineros José María Galo y Antonio Alonso, los Foguistas Antonio Olivera y José López, y el carbonero Domingo Alonso. Se contrató a un enfermero, Francisco Castelar, y dos marineros: Guillermo Thomas y Bernardo Lange. La expedición zarpó de Montevideo el 9 de junio de 1916, arribando en una semana a Puerto Stanley, donde se le unió Shackleton, quien luego de advertir lo peligroso del viaje insistió en que aquel que quisiese hacerlo abandonase la misión. Luego de conocer la unánime voluntad de seguir adelante, se zarpó el 17 de junio de 1916. Iniciada la navegación, se tomaron todas las providencias más adecuadas, además de mantener una estrecha situación del buque «a son de mar», la vigilancia y seguridad fueron motivo de medidas extraordinarias, como ser guardias permanentes de vigía en el nido de cuervo del trinquete, además se reforzó la guardia de navegación, asignando Oficiales ingleses embarcados en Malvinas como Ayudantes de los Oficiales orientales. Mientras la navegación transcurría aceptablemente tranquila, pasaron los días 18,19 y 20. Sobre el final de éste último, casi a medianoche, se avistaron los primeros hielos. Durante la noche se maniobró para evitar los témpanos, hasta que a las 9.30 de la mañana se descubrieron las montañas de la isla Elefante. Allí se agigantaron las esperanzas de triunfo de los orientales. En ese estado de exaltación el B-1 llegó a los hielos que rodeaban la isla. Un cinturón de veinte millas de ancho, compacto e insalvable. Se navegó sin éxito buscando una zona en que la faja fuera más angosta, mientras que los hielos seguían llegando desde el Oeste y al adherirse a las bandas del buque le restaban velocidad y capacidad de maniobra. Entonces, los orientales propusieron abordar la isla en trineo o con esquíes, pero fue imposible dado que el campo de hielo era de superficie muy quebrada, y en las grietas habría perdido la vida gran parte de quienes intentaran cruzar la barrera. El 21 de junio, cuando ya se estaba a unas 20 millas de la Isla Elefante, Shackleton planteó la vuelta a Puerto Stanley ante el peligro de la gran cantidad de bloques de hielo que amenazaba atrapar al buque oriental como había acaecido con el «Endurance». Ante la resistencia de la Oficialidad uruguaya a volver sin cumplir el objetivo, se celebró un Consejo de Oficiales, en el cual el explorador inglés insistió en sus argumentaciones, pero el Teniente Elichiribehety solicitó que quedase documentado por escrito que la decisión asumida se debió a su criterio y avalado por sus argumentaciones: pocas condiciones del buque para soportar la presión de los hielos, y el peligro de haber aumentado la cantidad de témpanos corriendo el riesgo de perecer atrapados sin poder igualmente prestar el socorro a los náufragos. En esas circunstancias, Shackleton presentó un documento redactado en inglés y en español en el que consignó las razones que obligaban a regresar, a la vez de poner en salvaguarda el honor de nuestros compatriotas. Este documento fue registrado en el Libro de Bitácora y firmado por el explorador británico. Recién entonces el Teniente Elichiribehety ordenó cambiar el rumbo al norte. No bien se había tomado la decisión, la baja temperatura rompió los tubos del condensador de vapor haciendo que se debiera parar la máquina, continuando la navegación a vela. El 25 de junio se arribó de nuevo a Puerto Stanley para efectuar las reparaciones. Como estas tomarían más de veinte días, Shackleton decidió ir a Punta Arenas, desde donde con el cúter chileno Piloto Pardo lograría el rescate meses después. Con el buque reparado, Elichiribehety quiso volver solo a intentar el rescate, pero ante órdenes de Montevideo, se inició el repliegue. Quedó en alto el prestigio de los marinos del país, su voluntad de colaboración y solidaridad, reconocida por la opinión mundial. Los malvinenses despidieron a los tripulantes orientales con el mismo calor con que fueron recibidos en Montevideo, a su regreso el 12 de julio.Continuando su carrera naval, en 1917, Elichiribehety tomó el mando de la «Escuela de Marineros», el 25 de febrero de 1918 fue nombrado Jefe del «Servicio Hidrográfico de la Armada», como Capitán de Corbeta. Un año más tarde fue designado Comandante del Transporte Nacional «Salto» ex alemán «Harzburg», y el 19 de enero de 1921 ocupó el cargo de Sub-Director de la Armada. Al ascender a Capitán de Fragata el 26 de abril de 1924 fue agregado al Ministerio de Guerra y Marina y luego pasó a integrar la Comisión de Transportes Nacionales, administradora de los buques ex alemanes ocupados por el Gobierno. Con fecha 24 de mayo de 1927 asumió de Jefe del Cuerpo de Policía Marítima y el 24 de enero de 1928 fue designado en la Comisión de Revisión de Reglamentos de la Capitanía General de Puertos. Con fecha 16 de febrero de 1928 fue ascendido a Capitán de Navío y el 8 de mayo de ese mismo año nombrado Miembro de la Comisión Calificadora de la Armada. El Capitán de Navío don Ruperto Elichiribehety falleció el 7 de abril de 1929, a la edad de 41 años. Lo sucedieron su esposa, Coloma Fontana Bussón y su hija Matilde Elichiribehety Fontana. (Aporte de C/N (R) Francisco Valiñas)

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