El buque portacontenedores Maersk Saltoro zarpó sin contratiempos el pasado 27 de diciembre desde San Antonio Terminal Internacional, el principal puerto del Pacífico de Chile, con un cargamento de poco más de 1.300 contenedores de cerezas destinadas al mercado chino. Sin embargo, lo que debía ser una travesía rutinaria se ha convertido en un problema crítico para los exportadores chilenos: el 13 de enero, la embarcación quedó varada en aguas de la Micronesia debido a una falla en su motor principal, sin haber llegado a su destino original en el puerto de Nansha, China, previsto para el 20 de enero.
Pérdidas millonarias para la industria frutícola chilena
El retraso en la llegada de las cerezas a territorio chino ha generado una preocupación significativa en la industria exportadora, ya que el producto no podrá ingresar a tiempo para el mercado del Año Nuevo Lunar, que este año se celebra el 29 de enero. Durante esta semana, se esperaba una fuerte demanda de la fruta, cuyo valor comercial suele incrementarse considerablemente debido a la festividad.
La detención del Maersk Saltoro no solo implica que la mercadería llegue tarde, sino también que podría arribar en condiciones de calidad no deseadas, reduciendo su valor comercial y generando importantes pérdidas económicas para los exportadores chilenos.
La respuesta de Maersk ante la crisis
Maersk ha informado que el buque reportó un problema técnico en su motor principal el 13 de enero, lo que obligó a interrumpir su viaje. La compañía aseguró que mantiene comunicación con los propietarios del buque para supervisar las reparaciones y ha notificado a los clientes afectados sobre el estado del proceso. Mientras tanto, el barco sigue a la deriva en la posición 2°25’57.7″ Norte y 155°33’59.0″ Este, a aproximadamente 1.200 kilómetros al noreste de Nueva Guinea.
Aspectos legales y la responsabilidad de la naviera
El abogado especialista en comercio internacional y socio fundador de Legal Export, Rafael Durán, ha analizado la situación legal en torno al retraso del Maersk Saltoro. Según explica, una falla de motor podría considerarse un caso fortuito que exoneraría a la naviera de responsabilidad por los daños derivados del retraso. No obstante, para que se configure como fuerza mayor, deben cumplirse ciertos requisitos:
- Que sea un hecho externo o inimputable, es decir, que no sea consecuencia de culpa o dolo de ninguna de las partes involucradas.
- Que sea imprevisible, es decir, que no haya podido preverse en condiciones normales.
- Que sea irresistible, lo que significa que haya sido absolutamente imposible evitar sus consecuencias.
Para determinar si Maersk puede alegar caso fortuito, será fundamental verificar si el buque contaba con todas sus certificaciones de navegabilidad y si había cumplido con sus mantenciones preventivas. La legislación marítima chilena permite a los afectados solicitar la documentación pertinente para evaluar el cumplimiento de estas obligaciones.
Acciones para los exportadores afectados
Frente a esta situación, los exportadores de cerezas deben analizar las coberturas de sus seguros y los términos de responsabilidad de la naviera. Algunas de las medidas recomendadas incluyen:
- Presentar una carta de resguardo de intereses con la descripción de la carga y la fecha estimada de arribo original.
- Documentar los daños físicos y comerciales de la mercadería tras su arribo.
- Revisar los seguros contratados, tanto locales como internacionales.
- Considerar cualquier cobertura especial ofrecida por Maersk, como Value Protect.
- Presentar notas de protesta y tomar medidas prejudiciales si corresponde.
Además, se debe estar atento a la posibilidad de que Maersk declare «avería gruesa», lo que podría implicar que los titulares de la carga deban asumir parte de los costos de reparación del buque. Según Durán, esta es una medida que los exportadores deberían evaluar con asesoría especializada para evitar mayores perjuicios económicos.
El incidente del Maersk Saltoro representa un golpe para la industria exportadora de cerezas chilena en uno de sus momentos más críticos del año. Mientras las reparaciones continúan, los afectados deben prepararse para enfrentar las consecuencias legales y económicas del retraso. La transparencia en la comunicación de Maersk y la rapidez en la resolución del problema serán clave para mitigar el impacto en el mercado chino y en los exportadores chilenos.
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