Con el comienzo de las cosechas entre los meses de abril y mayo en Asia se espera que se despeje la incógnita de cómo va a ser la temporada en esta región y si se confirman los aumentos de producción de 10 por ciento en India. Según los datos del último informe de Globefish, sitio estadístico de la FAO, por el contrario, en Latinoamérica se entró en la temporada baja, a la espera de cómo pueda comportarse el Niño de 2018. La situación estará más clara en julio. A comienzos de año los inventarios de langostino en EE.UU. permanecían altos, con unas importaciones en enero un 20 por ciento mayores que el año anterior, una situación que hace mantenerse cautelosos a los importadores. Se espera que el Dow Jones mantenga una tendencia positiva generando confianza en los consumidores. En Europa los importadores están a la espera de que bajen los precios debido a incrementos de la producción mundial. En Japón, se espera que con los festivales de primavera entre los meses de abril y mayo se haya incrementado el consumo de langostinos, después de un primer trimestre estacionalmente bajo. Desde finales de diciembre de 2017 en China se han comenzado a aplicar medidas de calado contra las importaciones de productos del mar vietnamitas, incluidos los langostinos. En los dos primeros meses del año las importaciones directas en China desde Ecuador e India se han duplicado debido a este bloqueo, al igual que ha Vietnam.