¿Qué son los huevos que se ven en la orilla de las playas?

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La mayoría suele pensar que son huevos de tortuga, pero no es así.

o, no son huevos de tortuga. Las tortugas marinas no ponen huevos en la costa uruguaya. Esas ovicápsulas que comúnmente se ven en las playas de Maldonado y fundamentalmente en Rocha durante el verano corresponden a otra especie: el caracol negro. O Pachycymbiola brasiliana o Adelomelon brasiliana, según explicó el docente del Centro Universitario Regional Este (CURE) Fabrizio Scarabino a El País.

Se trata de una especie con valor gastronómico que cocineros y científicos quieren promover entre locales y turistas.

Los “huevos” que llegan a la playa revelan lo más sorprendente de la biología de esta especie endémica de la costa oceánica de Uruguay, sur y sureste de Brasil y costa norte de Argentina: su reproducción. Luego de que el macho y la hembra se aparean y se produce la fertilización, la hembra del caracol negro moldea, con su pie y fuera de su cuerpo, una cápsula ovígera u ovicápsula de cinco a siete centímetros de diámetro de un material translúcido y flexible que se vuelve marrón y quebradizo al secarse. Dentro de la ovicápsula hay un líquido nutritivo y se depositan entre nueve a 33 huevos fertilizados que se desarrollarán en embriones.
Este proceso se da principalmente en primavera y verano. En muchos casos, es posible ver en la playa a ejemplares juveniles a punto de emerger de la cápsula.

Scarabino explica en un documento de educación ambiental elaborado por él y otros docentes del CURE que la reproducción del caracol negro es única a nivel mundial: “Es la única especie que hace una cápsula no adherida a otro objeto (una roca, por ejemplo), lo cual favorece su dispersión por las corrientes y que incluye tanta cantidad de líquido nutritivo dentro de ella”.

Valor.

El caracol negro mide hasta aproximadamente 16 centímetros y puede vivir hasta 20 años. Es reconocible por una gruesa capa orgánica oscura que lo recubre (y le da el nombre). Esta capa es segregada por diminutos animales como anémonas o corales sin esqueleto que dependen del caracol negro para sobrevivir, al tiempo que el caracol recibe protección. Esta simbiosis todavía no ha sido explicada por los investigadores.

Además, es carnívoro. Se alimenta de moluscos bivalvos como la almeja púrpura Amiantis purpurata, una de las más comunes que se ven en las playas del Este.

El caracol negro habita fondos arenosos y fangosos a una profundidad de entre cinco metros y 30 metros de profundidad. En la orilla se encuentran los caparazones vacíos que el oleaje arrancó de los fondos marinos en las tormentas.

Pero, además de ser uno de los errores comunes de cada verano, ¿por qué es importante? Porque tiene muchos usos, por ejemplo, su pie es comestible y su caparazón puede servir para artesanías y puede ser revalorizado como un producto local.

Si bien hoy no hay pesca dirigida, en la década de 1990, los pescadores de La Paloma lo capturaban para que fuese exportado a Asia. “La extracción generó muchas fuentes de trabajo en su momento”, contó el docente del CURE a El País.

La sobreexplotación acabó con un banco que existía frente al balneario. Por otra parte, los productos químicos (ahora prohibidos) que se usaban en las pinturas de los barcos afectaban a esta especie de caracol.

Décadas después, en la zona se ha despertado un interés por su aprovechamiento. En concreto, el caracol negro es una de las especies que se incluyen en el llamado Pacto oceánico del Este –al igual que el caracol fino y otras 20– que reúne a pescadores artesanales, la Corporación Gastronómica de Punta del Este, el Ministerio de Industria, Energía y Minería y el grupo Pescar de Punta del Este para difundir las cualidades de la fauna marina autóctona y promover hábitos de consumo más amplios. “La chef María Elena Marfetán –a cargo del restaurante Lo de Tere– está interesada en aprovechar este recurso a una escala pequeña. Los investigadores entendemos que hay que ir por esa línea”, comentó Scarabino. Y añadió: “Los uruguayos casi no conocen este producto (o similares)”.

Al respecto, Marfetán dijo: “Como cocinera es muy poquita la experiencia que tengo (con el caracol negro), sí estoy interesada en aprender, descubrir qué hay en el mar y usarlo”.

¿Pero se podría evitar una nueva sobreexplotación? La clave está en el método de extracción.

En el marco del Pacto oceánico del Este, recientemente Marfetán descubrió con pescadores locales que los caracoles negros ingresan en las nasas, un arte de pesca trampa pasivo y de poco impacto en el medio marino.
“Es muy amigable, abre las puertas a una pesca más ‘ecológica’, no implica el arrastre ni la remoción del fondo marino y evita la interacción con los lobos marinos”, explicó Scarabino.

Marfetán coincidió: “Es un método mucho menos nocivo de lo que se pensaba; la jaula se apoya en el fondo. Abre algo bueno”.
Por otra parte, el caracol negro es alimento de la tortuga cabezona (Caretta caretta), una especie amenazada de extinción; también hay aves como el ostrero que buscan las ovicápsulas arrojadas fuera del mar.

Simbolismo.

Cuando las ovicápsulas aparecen en la orilla por montones, ¿qué hay que hacer con ellas? “Devolverlas al agua es simbólico”, comentó Scarabino.
Las ovicápsulas no regresarán a su hábitat porque son las aguas más profundas. “Las que vienen a varar (a la orilla) se quedan allí hasta donde sabemos; ya están fuera de su ambiente”, apuntó.

No obstante, el experto consideró que devolverlas puede ser una actividad para aprender sobre esta especie con los niños. “La mayor recomendación es que se maravillen con este fenómeno de la naturaleza”, concluyó.

Pacto para fomentar la pesca del día.

Para revalorizar la pesca artesanal y promover la puesta en valor de los productos locales usados en la gastronomía de Maldonado y Rocha, la Corporación Gastronómica de Punta del Este junto con el Ministerio de Industria, Energía y Minera (MIEM) y el grupo Pescar de Punta del Este llevan adelante el Pacto oceánico del Este. Este proyecto, que comenzó a ponerse en práctica en noviembre de 2019, tiene tres objetivos claros: educar a la población a través de la información, cambiar la forma de captura y el manejo que hacen los pescadores del producto y educar a los niños más pequeños con talleres en centros educativos de primera infancia.

Es un verdadero pacto en el que restaurantes, pescadores y consumidores se comprometen a tomar acciones para contribuir a difundir las cualidades de la fauna marina autóctona y promover hábitos de consumo más amplios.

Una de las acciones en las que se trabaja es la creación de carteles que están colocados en el Puerto de Punta del Este y que tienen información sobre las especies y características.

elpais.com.u

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