Expertos destacan que la situación “no generará restricciones energéticas”. La escasez de precipitaciones en Uruguay parece no llegar a su fin y conocidos son los problemas con el abastecimiento de agua. Pero, ¿qué pasa con el suministro de energía eléctrica cuando el país enfrenta la peor sequía en 40 años? Actualmente no hay cortes programados de energía eléctrica como en 1989, ni planes de ahorro como a inicios de los 2000. En ese sentido, ¿qué tan preparado está Uruguay para seguir afrontando esta situación? ¿La falta de precipitaciones es una amenaza para la generación de energía? El director de UTE, Felipe Algorta en dialogó con El País aseguró que la situación en cuanto a la falta de precipitaciones no compromete “bajo ningún concepto” el cumplimiento de la demanda de energía local.
“No hemos puesto ni está sobre la mesa poner restricciones (en cuanto al uso de la misma) ya que la energía está garantizada”, afirmó Algorta. “Estamos importando energía de Brasil, sumado a que casi el 70% de la energía que estamos consumiendo ahora proviene de energía hidráulica, por lo que seguramente la represa de Salto Grande sea de las que esté aportando en mayor medida en este momento”, explicó Algorta. En ese sentido, la presidenta de UTE, Silvia Emaldi dijo a El País que las sequías recurrentes de los últimos años han llevado a que Uruguay dependa de la importación desde Brasil y de las centrales térmicas para generar energía. De hecho, la presidenta de UTE indicó que en los primeros meses del año Uruguay ha pagado alrededor de US$ 260 millones por combustible para sus centrales térmicas y energía importada, sumado a que el consumo de energía eléctrica ha aumentado en un 7% respecto al año anterior. Por su parte, Ernesto Elenter, director de la consultora SEG Ingeniería, opinó que anteriormente, en un contexto como este, sí se estarían pensando en restricciones (antes de la transición energética que realizó Uruguay en la década pasada), pero a partir de la transformación de la matriz eléctrica (donde se incorporaron unos 1.500 megavatios de energía eólica, unos 300 de energía solar fotovoltaica y biomasa), se logró que el sistema deje de ser hidrotérmico y pase a ser un “sistema hidroeólico fundamentalmente con aportes de solar y biomasa y con energía térmica de respaldo”. De hecho, el director de SEG Ingeniería hizo hincapié en dicha energía de respaldo, ya que justamente se recurre a ella cuando hay situaciones de falta de agua. “Tenemos una gran parte de la energía cubierta con nuestros propios recursos renovables (mucha energía eólica, fotovoltaica y biomasa) y lo que falta lo podemos suplir con energía térmica del ciclo combinado de UTE, lo que nos permite tener autoabastecimiento, autonomía y seguridad de suministro, por lo que -en principio- podemos descartar que haya riesgos de corte, de demanda o de restricciones obligatorias de consumo dado el contexto muy cambiado en esta década con respecto a la anterior (en cuanto a generación de energía), dijo Elenter. Consultado sobre si generar restricciones en el uso de energía generaría impactos grandes a nivel empresas, Elenter sostuvo que eso depende mucho de la magnitud del corte o de las restricciones, ya que “una cosa es cortar el 1% de la demanda, lo que generaría un impacto muy bajo, pero otra muy distinta sería recortar el 20% o hasta el 30% de la demanda”. En ese marco, afirmó que en los países donde eso ocurre se refleja un fuerte impacto, a tal punto que puede incluso afectar el Producto Interno Bruto (PIB) del país en cuestión.De todas formas, el director de SEG Ingeniería descartó que eso pueda llegar a pasar en Uruguay, ya que el país cuenta con un sistema propio que puede autoabastecerse aún estando en esta situación de sequía. “Desde SEG Ingeniería venimos monitoreando la situación y una de las cosas que detectamos es que en mayo, por ejemplo, el 95% de la generación fue renovable, por lo que a pesar de la situación no tuvimos que recurrir a mucha más energía térmica”, sostuvo. Además, indicó que en los últimos cuatro meses, el 28% de la demanda de Uruguay fue cubierto con energía importada de Brasil, por lo que eso también está ayudando a poner paños fríos a la situación. Sobre la generación propia de Uruguay, también han observado que a partir de la sequía la energía eólica se transformó en la principal fuente de generación en los últimos 12 meses. Según dijo Elenter a El País, normalmente la hidroeléctrica es la principal y después le sigue la eólica. A su vez, opinó que la sequía puede impactar en las cuentas y el resultado del negocio de UTE como empresa, pero eso va a depender mucho de cómo se presente la hidraulicidad del segundo semestre del año. Si el panorama de sequías sigue siendo tan malo como ahora, UTE va a tener que afrontar costos de generación por compra de energía eléctrica a Brasil y eso podría impactar en sus finanzas, según Elenter. Algorta, en tanto, dijo a El País que cuentan con variables y previsiones dentro del presupuesto anual de UTE para el abastecimiento de la demanda y compra de combustibles, ya que previeron con antelación la problemática de la sequía.
Los sobrecostos que afronta UTE
Desde SEG Ingeniería no ven riesgo de déficit ni mayores problemas en el horizonte “más allá del sobrecosto para UTE, que en el fondo pega un poco en el gobierno porque se financia en alguna medida con los ingresos que le vierte UTE de sus ganancias, que en este caso si la situación sigue así de mala sus ganancias van a menguar mucho”, estimó Elenter. Algorta, por su parte, dijo a El País que a pesar de todo UTE ha dado ganancias en el primer semestre. Sin embargo, destacó que la sequía sí ha generado un impacto grande en los números de generación de energía, razón por la cual han tenido que sustituir la generación de energía de las cuatro represas del país con energía térmica, recurriendo a la compra de gasoil a través de Ancap.. https://www.elpais.com.uy/