«El océano no es cosa de ciertas personas o países; es una herencia común de la humanidad que hay que conservar y manejar de forma sostenible para la posteridad», añadió. Por su parte, el conservacionista de National Geographic Brian Skerry, que asegura haber viajado a los «rincones más remotos e inhabitados del planeta», recalcó que la población de peces grandes se ha reducido en más de un 90% debido a la sobreexplotación pesquera con fines comerciales.
«He caminado entre restos de plástico en lo que antes eran playas limpias y cristalinas (…) Los problemas del océano nunca habían sido tan evidentes, son una sentencia de muerte para la fauna marina», aseveró.
En la misma línea, el director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Erik Solheim, afirmó que la contaminación por residuos de plástico es un «serio problema» que afecta al turismo, los alimentos y a los ecosistemas marinos. Solheim explicó que estos deshechos no sólo ponen en peligro las vidas de los animales, también tienen efectos en la salud humana, ya que los peces ingieren estos fragmentos de plástico. En la conferencia, que persigue la consecución del objetivo 14 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se han realizado más de 1.000 compromisos voluntarios por parte de países, empresas y grupos civiles. Destaca especialmente la iniciativa del empresario británico Richard Branson, fundador del Grupo Virgin, que presentó ante la Asamblea General una petición apoyada por más de un millón de personas en la que pide a los gobiernos que cumplan con el objetivo de proteger al menos el 30 % de la superficie oceánica para 2030.
«Los océanos cubren dos terceras partes de la tierra, pero menos del 3 % de la superficie oceánica está bajo protección (…) Sus ecosistemas nos dan oxigeno y nosotros les damos plástico y carbono», aseguró Branson durante su intervención en el foro.
Por otro lado, los Gobiernos de Nueva Zelanda, Australia y Singapur son los que más contribuciones han realizado hasta el momento, al registrar más de una decena cada uno.
PESCA ILEGAL MUEVE US$ 23.000 MILLONES.
Las aguas de alta mar, que pertenecen a todos y a la vez a nadie en particular, son un gran agujero por el que se cuela la pesca ilegal. Las aguas internacionales suman más del 60% de la superficie de los océanos y están más allá de la zona económica exclusiva de un país. La experta de la Organicación de ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Alicia Mosteiro, explica que en las últimas décadas se han aprobado medidas a nivel internacional (algunas vinculantes, otras no) para prevenir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada en esas aguas. Si se ciñeran a lo acordado, los países deberían vigilar los buques que llevan su bandera y controlar la explotación o lo que entra por los puertos y se comercializa. Por falta de voluntad o capacidad, muchos países no han dado pasos efectivos contra la pesca ilegal que se calcula mueve al año 26 millones de toneladas de pescado y US$ 23.000 millones. FAO aborda el problema con un nuevo registro mundial de buques pesqueros, transporte refrigerado y suministro, actualmente en proceso de elaboración. Www.elpais.com.uy