Entre los que no conocen con exactitud las facilidades que ofrecen para la navegación las aguas de la laguna Merín, río Yaguarón, río San Gonzalo y laguna De los Patos, se ha concedido al tratado una importancia puramente política, de decoro nacional, de comodidad para las poblaciones fronterizas, y a lo sumo, conveniente para el pequeño comercio de cabotaje, que pueda prosperar en aquellos lugares. Y no es de extrañar que piensen así quienes no han meditado serenamente sobre estas cuestiones. La laguna Merín y el río Yaguarón, por intermedio del río San Gonzalo y de la laguna De los Patos ponen en contacto nuestra frontera del este con el océano Atlántico, dando fácil salida a todos los productos de una de las zonas más ricas del país y cuyo marasmo actual es en parte consecuencia de las restricciones que a nuestro comercio impusieron los tratados de 1851. La navegación con bandera brasileña no ha podido prestar servicios de importancia, por no existir puerto de embarque en nuestras costas y por estar prohibida a esos buques brasileños la entrada en nuestros ríos interiores que desembocan en la laguna Merín. Sin puertos habilitados y sin buques que pudieran transportar nuestros productos valiéndose de nuestros ríos interiores, no ha sido posible que hicieran camino empresas comerciales de importancia. Pero, tanto el Cebollatí, como el Tacuarí, el Olimar y el San Luis son navegables y constituyen importantes arterias de comunicación, destinadas a beneficiar en un porvenir muy próximo las ricas zonas que bañan con sus aguas. Las tierras de aquellas zonas son excelentes para la agricultura y nadie desconocerá que una vez terminado el puerto de la barra de río Grande, ya en vías de ejecución, esas tierras se encontrarán en situación geográfica más conveniente y ventajosa que nuestras tierras del Uruguay y que las tierras argentinas del interior de la provincia de Buenos Aires y márgenes del Paraná. Fuera, pues, de las islas, algunas de ellas de importancia, que se han incorporado al territorio nacional, hemos obtenido ventajas materiales indiscutibles, y la principal de todas ellas, la de mayores proyecciones económicas es la misma navegación, que favorecerá la explotación de las riquezas que encierran nuestros territorios del este.