La historia de una obra que promete cambiar al puerto y sus polémicas

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Un proyecto que ya lleva una década de “idas y vueltas”. Es uno de los proyectos privados más demorado de los últimos tiempos. La idea de construir una torre de 22 pisos para oficinas, con restaurante y sala de convenciones más un depósito logístico de 30.000 metros cuadrados en pleno puerto de Montevideo surgió en 2006 y por diferentes razones, 11 años después aún no se ha movido ni una piedra. Ahora, el gobierno planteó a la empresa estadounidense Lobraus —propiedad del empresario brasileño Renato Ferreira— cambiar el área del proyecto porque por allí va a pasar la línea de ferrocarril que transportaría la celulosa de la segunda planta de la finlandesa UPM, según publicó el diario El Observador el pasado 16 de octubre. Ferreira y Lobraus han estado envueltos en la polémica, por la demora en concretar el proyecto y porque el empresario brasileño ha agasajado en viajes oficiales al presidente Tabaré Vázquez y al expresidente José Mujica (ver aparte). Después de varios meses, Renato Ferreira decidió romper el silencio en entrevista con El País.

«Una cosa que estoy aprendiendo en Uruguay es paciencia y persistencia. Para estar acá hay que tener mucha paciencia y mucha persistencia porque las cosas se trancan, paran y no salen. Pero igual es grato, porque en Brasil quebré dos veces; esto es más tranquilo», afirmó.

El proyecto fue presentado al gobierno en 2007 como iniciativa privada. Por ese mecanismo, se llama a una licitación —la Administración Nacional de Puertos (ANP) lo hizo en 2013— y quien presenta la iniciativa tiene un beneficio en el puntaje. En este caso no fue necesario, Lobraus fue el único oferente y en septiembre de 2013 la ANP le adjudicó el proyecto.

El contrato de concesión por 30 años recién se firmó el 15 de enero de 2016.

¿Qué pasó entre medio? El presidente de la ANP, Alberto Díaz dijo a El País que según el pliego, la empresa debía presentar una garantía y la «certeza de una línea de crédito» por al menos US$ 10 millones. Ello llevó dos años.

—¿Por qué se demoró eso?

—No. No tuvimos ningún problema. Teníamos todo aceitado y a último momento ahí, alguien… siempre digo que Uruguay es una democracia de 99%, si uno levanta la mano, todo para. Presentamos una carta bancaria.

Nicolás Constantinidi, director de Lobraus dice que «hubo una discusión» sobre esa cláusula. «Conseguimos la carta de un banco local, solo que la interpretación de la autoridad era que se presentaran efectivamente US$ 10 millones. Tuvimos ese ida y vuelta de interpretación, sin perjuicio que Lobraus puso una garantía de US$ 2 millones en la tesorería de la ANP», señaló a El País.

Según Díaz, «a juicio de los técnicos» de la ANP la carta «no estaba bien presentada». Pero, «no podemos decir que se quedaron de brazos cruzados sin presentar nada. En el medio fuimos al Banco Central» para analizar lo que había presentado Lobraus. Finalmente en diciembre de 2015 se concretó, lo que habilitó la firma del contrato un mes después.

—¿Y por qué no empezaron las obras?

—La ANP nunca nos autorizó.

—¿No les autorizó empezar el proyecto?

—Ni la fachada que estaría en construcción autorizó.

Según Constantinidi, «dentro de los 180 días de la firma de contrato había que presentar el proyecto ejecutivo, cosa que se hizo, pero después empezamos a tener ciertos aspectos técnicos, por el depósito y últimamente por el edificio de oficinas. Todos sabemos lo burocráticos que nos volvemos en este tipo de proyectos y eso es un poco por qué se ha ido demorando».

El presidente de la ANP, explicó que el pliego preveía que la construcción iba a ser «en etapas», primero el depósito y luego la torre de oficinas. «Nuestros servicios técnicos advirtieron que se presentaban datos solo del depósito y el metraje no daba para la torre. (Lobraus) presentó otros dos ante-proyectos, pero nuestros técnicos sostenían que no veían la compatibilidad entre el depósito y la torre», afirmó.

Díaz recordó que la ANP hizo una «intimación» a Lobraus para que formulara adecuadamente el proyecto. «Le dimos un plazo perentorio de una cantidad de días y en medio de eso nos informaron del trazado del ferrocarril central: citamos a Lobraus. levantamos el plazo y les propusimos otra área», expresó. «Nunca pasó eso» de la intimación, afirmó Ferreira sin embargo.

—Pero lo dijo el vicepresidente de la ANP, Juan José Domínguez a El Observador.

—Eso no es correcto, porque en ningún momento aquí hicimos nada que no estuviese de acuerdo con la ANP. Ellos tienen todas las posibilidades, yo soy la hormiga y ellos el elefante. Ellos nos dan un tiempo y tenemos que cumplir, pero al revés no pasa.

—El ministro de Transporte, Víctor Rossi dijo en la comisión de Transporte de Diputados en mayo que el proyecto cambió.

—No sé de dónde sacó eso, porque nunca cambiamos nada. Es claro que el mundo cambió. La idea de hacer este proyecto ambicioso fue en una época en que Brasil estaba a mil, que Argentina estaba bien, y hoy cambió mucho. Aún así, tenemos que cumplir con aquello que tenemos.

«Tenemos la obligación» de realizar la obra.

Hoy habrá una reunión de Lobraus con el directorio de la ANP para analizar la oferta de cambio de área en el puerto, dijo el presidente del organismo Alberto Díaz. La nueva área propuesta «tiene el mismo metraje» que la actual y «una figura geométrica más utilizable», dijo Díaz. Si la empresa lo acepta, «tiene que volver a presentar el proyecto ejecutivo», indicó.

El director de Lobraus Nicolás Constantinidi dijo a El País que «hay voluntad de ambas partes de llegar a un acuerdo en cuanto al área y de honrar el contrato de concesión».

El fundador y presidente de Lobraus, Renato Ferreira, afirmó a El País que tiene «todo listo, clientes, contratos, etc.».

—¿Va a seguir adelante?

—Tenemos como obligación proveer aquello que escribimos. No es una opción para nosotros. También entiendo lo que es (UPM) para Uruguay y yo soy hincha de Uruguay. Si aumentamos esa capacidad, tenemos un potencial. Uruguay tiene una oportunidad de crecer en logística como nunca ha tenido en su historia con el e-commerce.

Ferreira agregó que este proyecto «va a ser como una carnada», porque en logística, un depósito de 20.000 metros cuadrados «es chico. Pero imaginamos que esa puede ser la carnada, que los clientes entren por allí y nosotros vamos a construir depósitos en Puntas de Sayago por ejemplo. Por eso apostamos a esta inversión».

LAS RESPUESTAS A LAS CRÍTICAS.

El canon, la inversión y la Cercanía del poder.

Lobraus y su presidente Renato Ferreira han desatado otras polémicas, como ser el canon que paga por el área en el puerto de Montevideo o el haber agasajado al presidente Tabaré Vázquez y al expresidente José Mujica. En la entrevista con El País, Renato Ferreira no rehuyó a esos temas. «Salió en la prensa que pagamos US$ 30.000 por año (de canon). Son US$ 30.000 por mes y tenemos que hacer una inversión que todavía no sabemos cuál va a ser», afirmó.

—¿El monto de inversión de US$ 62 millones sigue?

—El mundo hoy cambió totalmente. Hay muchos costos que no son iguales. Pero nuestra obligación no tiene nada que ver con plata, tenemos que cumplir con el proyecto. Independientemente de si eso cuesta 1, 10 o 1.000, lo que importa es hacer lo que prometimos y lo vamos a hacer.

—Usted tiene buena relación con los presidentes…

—Este país me recibió como en ninguna otra parte del mundo. Hay toda una buena onda con Brasil aquí. Los presidentes de aquí son fantásticos, tengo relación con todos los partidos (N. de R.: Ferreira hizo una presentación previa donde se lo ve en fotos con el fallecido expresidente Jorge Batlle, con el expresidente Luis Alberto Lacalle, además de Vázquez, Mujica y otros jerarcas del actual gobierno). No hay corrupción. En Brasil y Argentina es muy distinto. La dificultad en Uruguay, es que la cosa es más lenta. Existe una voluntad muy grande de presidentes, ministros, del presidente de la ANP, pero tiene un sistema burocrático que después tranca las cosas.

—Ha agasajado con cenas a Vázquez (en la última gira por Europa en febrero de 2017) y a Mujica (en Washington en mayo de 2014).

—La intención es agradecer. La actividad con Mujica salió que gastamos US$ 50.000 (se ríe), no sé de dónde salió. Eran 100 personas, costaba US$ 50 por persona, son US$ 5.000 y hablé con el restaurante, les dije que iba Mujica y me cobró la mitad. Ahora, de sacar algún beneficio aquí en Uruguay por haber hecho esa cosa, al contrario. La prueba de ello, dice, es que lleva 10 años con el proyecto.  http://negocios.elpais.com.uy

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