La Escuela Naval se queda en Carrasco

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El Ministerio de Defensa descartó «definitivamente» vender la sede de la Escuela Naval tras el cuestionamiento esgrimido desde numerosos sectores de la Armada contra la iniciativa, dijeron a Búsqueda fuentes oficiales.

En setiembre de 2020, seis meses después de asumir como ministro, Javier García planteó al Parlamento vender el predio de la institución al considerar que los ingresos económicos por el negocio iban a permitir renovar parte de la debili- tada flota de la Armada

La escuela Naval funciona desde 1968 en la rambla de Carrasco, donde antes se ubicaba el Hotel Miramar, una zona que en los últimos años tuvo un aumento de proyectos inmobiliarios de barrios privados y centros comerciales. «¿No sería lógico utilizar el producto de lo que puede significar ese predio inmenso?», preguntó en 2020 García a la Cámara de Senadores. La intención del ministerio era que la Armada mudara todos los servicios educativos de la Escuela Naval unos kilómetros al este, a la base de la institución en la laguna del Sauce, en Maldonado.

Carrasco

Sin embargo, el proyecto recibió una fuerte opo- sición interna dentro de la Armada. Las discrepancias fueron manifestadas públicamente por organizaciones y oficiales retirados y de manera privada a García por oficiales en actividad. Cues- tionaron que los hipotéticos ingresos eran insuficientes para modernizar el equipamiento de la Armada, las dificultades logísticas de trasladar toda la estructura a Maldonado y sobre todo que el Estado se desprendiera de un edificio con valor moral e histórico para la institución militar.

A esa posición se sumó la resolución de la Comi- sión del Patrimonio Cultural de la Nación, que ana- lizó declarar monumento histórico al predio para evitar su venta a privados. Ante todas estas situa- ciones, García decidió dejar de lado la iniciativa.

Desde 2021 el ministerio logró adquirir nuevos barcos mediante otros fondos: primero, tres lanchas fluviales en un convenio con Estados Unidos, luego, un buque patrullero donado por Corea del Sur y, finalmente, dos buques oceánicos que serán fabricados por el astillero español Cardama.

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