La capa de ozono retrocedió en 2020 y 2021; preocupa la primavera

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El pasado 7 de octubre fue el día más crítico. La NASA registró un mínimo de 92 unidades Dobson (UD), lo más bajo desde 2011. La capa de ozono en la región antártica se venía recuperando lentamente y en forma sostenida. Sin embargo, se registraron dos bajas muy importantes a finales de 2020 y de 2021. El pasado 7 de octubre fue el día más crítico. La NASA registró un mínimo de 92 unidades Dobson (UD). Esta medida es la cantidad de moléculas de ozono, principalmente, en la estratosfera. Exactamente un año antes de esa fecha había sido de 94 UD, las cifras más bajas desde el año 2011.

Esto se debió a dos ejemplos que podrían considerarse consecuencias de un Efecto Mariposa: los devastadores incendios en Australia de 2019-2010 y la erupción del La Soufriere de la isla San Vicente en abril de 2021. Ambos fenómenos esparcieron niveles récord de aerosoles atmosféricos que provocan contaminación a nivel planetario.

¿Qué se considera normal? Los valores normales de ozono en la estratosfera sobre la Antártida son del orden de las 350 UD y, teniendo en cuenta que la cantidad de ozono disminuye cada año, el espesor de la columna de ozono puede llegar a valores de 220 UD, lo que se considera crítico por los consiguientes aumentos de radiación UV-B.

Erna Frins, profesora agregada del Instituto de Física de Facultad de Ingeniería de la Udelar, indicó que en julio de 2022 la columna de ozono fue “relativamente baja” al colocarse entre las 250 UD y 280 UD y ahora está por encima de las 300 UD. Pero la primavera puede revertir la situación. El agujero de la capa de ozono se abre a fines del invierno con la llegada de la radiación solar a la Antártida y se cierra cuando comienza a llegar el verano.

Así lo explicó Frins: “En primavera la radiación activa las sustancias inactivas como el cloro, que se vuelve reactivo y reacciona con el ozono, destruyendo la molécula”. ¿Y por qué importa todo esto? Porque el ozono es un gas que absorbe la radiación UV-B y la exposición a esta aumenta el riesgo de contraer cánceres de piel, cataratas y sufrir daños en el sistema inmunológico. Sin ozono, la intensa radiación ultravioleta del Sol esterilizaría la superficie de la Tierra.

Las nubes estratosféricas.

Este invierno dio una pista de que la primavera puede ser complicada. El servicio meteorológico brasileño Metsul informó a fines de julio que en la provincia argentina Tierra del Fuego se pudo observar nubes estratosféricas polares en el cielo y, aunque es un fenómeno “muy atractivo” contiene “una amenaza al medio ambiente”.

¿Qué esconden estas nubes en sus colores perlados y su iridiscencia? Para empezar hay que explicar que durante el invierno de las regiones polares o en regiones de latitudes altas y montañosas se forman nubes en la estratósfera, que es la región de la atmósfera situada a unos 10-40 kilómetros de la superficie terrestre aproximadamente. Estas nubes son muy llamativas por su aspecto perlado y su colorido y se localizan a unos 15-30 kilómetros de altura cuando en la estratósfera baja la temperatura a unos 70°C bajo cero o aún más.

Así explicó Frins: “Las nubes estratosféricas consisten básicamente en cristales, que contienen principalmente agua y ácido nítrico y trazas de ácido sulfúrico y clorhídrico, así como aerosoles que son las partículas sobre las que condensa el vapor de agua y forman las nubes. Estas nubes juegan un rol muy importante en la destrucción del ozono estratosférico, ya que, con el advenimiento de la primavera y el verano, la radiación solar aumenta y suministra la energía necesaria para que se produzcan una serie de reacciones químicas sobre la superficie de las partículas (aerosoles), transformando sustancias químicamente inactivas en altamente reactivas con el ozono, destruyendo la molécula”.

En síntesis, estas nubes actúan como superficies en las que las formas benignas del cloro se transforman en formas más reactivas, las que destruyen el ozono por catálisis. Por otro lado, la formación de nubes elimina el ácido nítrico gaseoso de la estratosfera, cuya presencia podría detener la pérdida de ozono al reformar las formas benignas de cloro.

Nubes iridiscentes: sin registros en Uruguay.

En Uruguay no se tienen registro de nubes iridiscentes, confirmó Néstor Santayana, director de Meteorología y Clima para la Sociedad en el IInumet, a El País. “Por lo general, las nubes estratosféricas polares se forman únicamente en regiones situadas en latitudes altas (próximo a los polos) durante el invierno o cerca del invierno; y cuando las temperaturas en la estratosfera baja y media descienden por debajo de -78° en el caso de trihidrato de ácido nítrico, -81°C en el de las nubes estratosféricas polares de hielo”. Y añadió: “En la atmósfera hay diversos fenómenos naturales que se originan y desarrollan y que impactan en forma negativa como un huracán o un tornado. En relación al ozono estratosférico, si bien es contaminante y perjudicial para nuestra salud; es muy necesario y vital para impedir el ingreso de la radiación UV a la superficie; y es allí la importancia de monitorear la capa de ozono y su debilitamiento estacional”. https://www.elpais.com.uy/

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