El surfista uruguayo tuvo un año en el que se concentró en adaptarse a los nuevos criterios de la WSL. Ahora quiere brillar en Australia. En esta primera edición de #LetrasSaladas del año voy a hablar sobre cómo fue el final de mi 2019, en el cual gané la última etapa del Latinoamericano, entre otras cosas. Y sobre cómo vienen transcurriendo y serán estos primeros meses del 2020. El año pasado fue un año con altos y bajos, pero en líneas generales muy positivo. A fines de noviembre del 2019, luego de estar entrenando casi un mes en California, viajé a El Salvador a la última etapa del circuito Latinoamericano ALAS. La competencia se realizó en una playa llamada El Tunco, en la Surf City de El Salvador. Está ubicada aproximadamente a una hora del aeropuerto de San Salvador y es una zona donde podés encontrar distintos tipos de olas, derechas, izquierdas, de distintas fuerzas y tamaño ideal, para todos los niveles de surfista. En la competencia tuve que avanzar los octavos, cuartos y semis para ganarme un lugar en la gran final, donde enfrenté a dos salvadoreños y un argentino. Logré agarrar un par de olas buenas en los primeros minutos de la serie para poder quedarme con la victoria.
Por otra parte, en la WSL (World Surf League) el año pasado hubo un claro cambio de criterio de juzgamiento, comenzando a juzgar el longboard clásico en lugar del performance. Yo aprendí a surfear longboard performance y hoy en día estoy cambiando y entrenando para mejorar mi surfing más clásico, acorde a lo que quieren ver los jueces. Si bien ambos se hacen con tablas de más de 9 pies, hay varias diferencias que los hacen super distintos. El longboard performance o progresivo es mucho más parecido al surfing de tabla corta. Uno puede combinar maniobras de tabla corta con las clásicas del longbaord como, por ejemplo, poner los cinco dedos en la punta de la tabla. Una tabla progresiva normalmente es mucho más liviana que las clásicas y ronda entre los 4-5 kilos, tiene filo en los bordes de la parte de atrás de la tabla que permite que las curvas sean más rápidas y cerradas y se corre con tres quillas (las aletas que van debajo de la tabla). En cambio, los longboards clásicos normalmente son más largos, son más pesados (hoy en día los que estoy usando rondan entre los 8-11 kilos), no tienen filo por lo que las maniobras van a ser más amplias y más difíciles de controlar, las tablas son más planas lo que te da una mayor velocidad cuando vas en la punta de la tabla y se corre con una quilla en el medio. Estas son las principales diferencias entre las dos disciplinas. Del 22 al 25 de febrero voy a estar corriendo la primera parada del tour mundial de la WSL en Noosa, Australia. En donde el año pasado debido al cambio de criterio no logre alcanzar el objetivo que buscaba y finalicé mi participación en el puesto 24. Noosa es un point break de derecha (ola que rompe siempre en el mismo lugar y normalmente tiene fondo de piedra o fondos que no varían demasiado) muy divertido para las tablas largas. La playa está situada dentro de un parque nacional y la vegetación y entorno hace que sea un lugar increíble. Voy a llegar a Noosa a mitad de febrero para entrenarme y entender un poco mejor esta rompiente.
Este año vengo con más ganas que nunca y con la ventaja de conocer el lugar donde voy. Voy a estar contando más sobre este evento en las siguientes columnas. ¡Vamos que vamos!
* Joven surfista uruguayo radicado en Costa Rica desde hace tres años. Además de ser campeón nacional de Longboard por partida doble, logró una Plata en un Panamericano y está clasificado para el LQS (Longboard Qualifying Series). http://www.surf.com.uy/