¿Se nos volvió loco el corresponsal, siempre avaro con los adjetivos? Es que no son de él, y eso lo aclara enseguida.
Los adjetivos no son míos, es más: trato en lo posible de minimizar su uso, tarea difícil en la literatura turística. Convencido, además, de que el autoelogio no agrega valor, los del título pertenecen a los usuarios de Trip Advisor que visitaron esta pequeña y rocosa isla del Océano Atlántico. La procedencia de los viajeros es muy variada, argentinos, peruanos y también rusos y australianos. De 202 opiniones publicadas, 112 la calificaron como excelente, 66 muy bueno y 20 normal. A tres no les gustó y para dos es horrible, lo que resulta lógico ya que ver 200 mil lobos marinos en plena libertad no puede dejar a nadie indiferente. Algunas opiniones también la describen como “lo mejor de Punta del Este” o afirman “Justificó nuestro viaje”. Para conocer la isla, distante a diez kilómetros de Punta del Este) se ofrecen catamaranes, lanchas yates que organizan cruceros regulares de dos horas de duración. Aunque el acceso a la Isla es restringido pero la contemplación de los animales es perfecta siendo muy común que los turistas se zambullan y naden con lobos emulando el baile de Kevin Kostner. En la isla y su costa hay también diversas especies de aves, orcas y – uno de los más altos faros del mundo construido en 1906. El interés por la isla lo completa el relato de su rica historia como lugar clave a la entrada del estuario del Río de la Plata, donde pasaron por conquistadores, corsarios y científicos: desde Gonzalo Coelho, Sebastián Gaboto, Fernando de Magallanes, Pedro de Mendoza, Francis Drake a Charles Darwin, entre otros. Los cruceros salen del puerto de yates de Punta del Este y visitarlo es el broche de oro para este paseo. El llamado ¨Puerto Nuestra Señora de la Candelaria, ubicado en la Bahía de Maldonado, forma parte de un paisaje de deslumbrante belleza, flanqueado por la Playa Mansa, la Isla Gorritti, lujosos edificios de vivienda y en sus alrededores largas marinas repletas de embarcaciones lujosas o deportivas. Y un ambiente que Lonely Planet describe así: “el puerto de yates de Punta del Este está lleno de gente linda que viene a ver y ser vista en los restaurantes y clubes de los alrededores”. Llegar a Punta del Este, ya sea desde Brasil o Argentina, implica también un viaje cómodo y sin desperdicio, siempre bordeando el mar. Hay arroyos, lagunas, vistas panorámicas, edificios históricos y una sucesión de localidades turísticas tan variadas como Piriápolis y Cabo Polonio o Las Flores y José Ignacio. Después de recorrerlo nada mejor que en alguno de esos restaurantes. Para comer en precio, Ártico, enclavado en el mismo puerto, ofrece pescados y mariscos en régimen de auto-service donde la comida vale lo que pesa, en sentido literal. Lo de Tere en la Rambla del Puerto, es un restaurante que se esmera en el servicio y en lo que sirve con toques de audacia. Los ravioles de cangrejo son riquísimos y con el Dulce de Leche hacen maravillas. Para lo noche, completando una jornada marinera, el pub Moby Dick es un clásico del agite. Tarde o temprano y con la adecuada gestión de los flujos turísticos, la Isla de Lobos se transformará, para el turismo del Cono Sur, en la Isla del Tesoro. http://viajes.elpais.com.uy