Hombres de nuestra historia maritima Omar Medina Soca

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¿Cómo recordar la figura de Omar Medina Soca, pues tan polifacética personalidad posee innumerables vertientes?

Fue maquinista naval, Jefe Ingeniero de Marina Mercante, historiador, coleccionista y bibliófilo, marino de toda la vida, escritor y memorialista, organizador de museos y animador de nuestra ecología costera, había optado desde su mocedad, por el mar.”  Así lo definía el Dr. Daniel Castagnin, como un hombre de tierra adentro que hizo sus primeras singladuras en el caudaloso Olimar para luego ser protagonista de más de un millón de millas de navegación por los siete mares. Quienes tuvimos el privilegio de su amistad no podemos dejar de recordarlo en esta Institución que preserva su archivo más significativo; buena parte de su ejemplar obra.

Su historial marino nos dice que navegó 1.118.900 millas y embarco en 38 mercantes de varias banderas durante más de 47 años, siendo estos guarismos una señal de haber ostentado una notable experiencia de vida sobre los “siete mares” y con centenares de puertos visitados. Pero otros caminos nos hablan del historiador que se lanzó a la noble tarea de la investigación codo a codo con personalidades de la talla de los profesores Juan Pivel Devoto y Washington Reyes Abadie, pese a no poseer una formación universitaria, y que por ende sus varios libros no solo se inclinan hacia la memoria marinera sino a suscribir la historia de sus pagos de Santa Clara del Olimar, o la crónica de las hazañas de los Saravia. También surge raudamente la figura del hombre que tuvo la visión de construir un museo marítimo y ecológico, en esto un neto pionero con pocos ejemplos similares en nuestra patria. En este menester corresponde observar que Medina fue, junto a los Capitanes de Navío Francisco P. Miranda y Luis. R. Roma, quienes, cada uno en sus momentos, sostuvieron la necesidad de que el país poseyera un archivo histórico naval o asimismo un museo en esa temática. Como vemos, el último logró consolidar la presencia de un Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos en el año de 1973, y Medina inauguró su museo el 18 de Noviembre de 1988, clara señal de existe la posibilidad de que se posea  una institución que preserve los tesoros materiales e intelectuales de nuestro pasado marinero. Y el olimareño Omar Medina, además, se transformó en uno de los pioneros más señalados en lo que representa la defensa del hábitat costero y marino y por ende su amor a la ecología lo llevo a  que su museo prontamente se destacara en una tarea que alcanzó fama en una sociedad que en la alta dirección del estado no poseía esas atribuciones.  Así nació en el número 1527 de la malvinense calle de Amazonas el Museo Marítimo Ecológico Malvín, un coto cerrado para todo tipo de visitantes que funcionó hasta que el invierno de 2002 lo vio cerrar sus puertas. La obra de Medina tuvo sus clímax. Uno de ellos, y sin duda el que más lo llevó a la fama fue la preservación y cuidado de la isla de las Gaviotas, un trozo olvidado del territorio uruguayo que el olimareño redescubrió en Marzo de 1990 cuando llevó adelante su primer viaje a la isla de cara a tomar para si los trabajos de su limpieza. Y desde allí en adelante cada domingo Medina se hacía a las aguas del Plata, embarcado en su gomón, acompañado de una saga de adoradores del mar y defensores de la naturaleza, a tomar una tarea que llevó a la isla a mostrar un estado que nunca tuvo en todo su pasado. De tal manera la isla de las Gaviotas saltó a la fama dada la multiplicidad de notas periodísticas que se hicieron con la figura central de un Medina pletórico en una labor que amaba. Muchos compatriotas dan fe de ello. La Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial lo tuvo entre sus miembros fundadores y hoy la misma institución preserva buena parte de sus archivos y documentación aneja, cosa que supone un privilegio ya que, entre otras cosas no menos importantes, Medina comenzó a atesorar elementos y materiales para su museo desde tempranas horas de su carrera. Existen varias cartas donde solicitaba a la ANP que se le permitiera adquirir un valioso material para salvarlo de la destrucción o la venta en remate impidiendo que se perdiera para siempre, ya en el temprano año de 1962.

Por cierto que hubo otra faceta en la vida de nuestro biografiado que muestra a uno de los estudiosos más fecundos que tuvo el episodio histórico decantado con la presencia en Montevideo del acorazado de bolsillo alemán Admiral Graf Spee. Es que cuando los sucesos de aquel Diciembre de 1939 se desarrollaban los ojos de un joven Medina lograron ser participes de lujo de tamaño evento. Y ello lo marco para siempre. Fue autor de un libro sobre el tema: “Tumbas en el Río de la Plata”, su primera obra escrita cuando navegaba los mares del mundo, hoy totalmente agotada e inubicable. Luego, ya con su museo encaminado dedico buena parte de su empresa al estudio e investigación de aquel hecho histórico referencial para la historia naval uruguaya, cosa que hizo que cuanta personalidad extranjera visitara sus instalaciones se llevara una impresión fidedigna de aquel suceso. Mientras, la mayoría de los investigadores compatriotas siempre debían recurrir a sus archivos, imprescindible acervo documental que llego a poseer un tono que resulto inalcanzable para esta actualidad. Y así decenas de libros y artículos referentes al tema tuvieron a  Medina como centro de sus conocimientos. A mucho llego este aspecto de su existencia pues cada 13 de Diciembre, fecha del combate naval de Punta del Este, el museo y su director eran gestores de los eventos de los  festejos resaltando la visita de marinos alemanes y británicos a los cementerios del Norte y Británico donde nunca falto una corona floral en memoria de todos los caídos en aquel reñido choque. Medina, hombre de tierra adentro, laborioso y notable fisonomista, poseyó virtudes que lo exaltaron dentro del mundo marítimo compatriota y su fama alcanzó lejanas fronteras.  Amigo de ley, franco y leal hacia quienes lo interpretaban nunca negó su apoyo a los emprendimientos que se le solicitaran. Su memoria permanece inmutable en todos aquellos vinculados a la historia marítima y la conservación de ello es su mayor homenaje. Facebook de C/N (R) Francisco Valiñas

 

1 COMENTARIO

  1. Se me cayó una lágrima leyendo y recordando al viejo Medina.Yo tenía 13 años y pasaba muchas horas en el museo aprendiendo con atención todo lo que él me enseñaba. Todos los domingos hacíamos tareas de limpieza en la isla de las gaviotas. Después de grande recién volvía a Uruguay y cuando lo fui a buscar me dieron la triste noticia. Sin duda una figura marcante en mi adolescencia. Rescatando lobitos perdidos y pingüinos. Gracias por el recuerdo.

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