Dialogar con el máximo responsable de la seguridad en los mares y costas del Departamento de Maldonado implica necesariamente comprender de antemano dos situaciones. La primera es que en la República Oriental del Uruguay la autoridad marítima nacional (Prefectura) es parte integrante de la Armada uruguaya a diferencia de lo que ocurre en Argentina donde la Armada carece del rol de autoridad de contralor marítimo siendo la Prefectura Naval Argentina una fuerza policial independiente. La segunda cuestión es que la labor de los hombres y mujeres del cuerpo de prefectos del vecino país que están destinados en la zona, cubre una responsabilidad que va mucho más allá de las instalaciones de lo que se conoce como puerto de Punta del Este (el modo correcto de llamarlo es “Puerto de Maldonado”). “Nuestra área de responsabilidad se extiende desde el arroyo del Potrero hasta la barra de la laguna Garzón”, indica el Capitán de Navío Hernán Lavandera, Prefecto del Puerto de Maldonado, quien recibió a Infobae en su despacho ubicado en pleno corazón del moderno puerto deportivo y pesquero de Punta del Este.
La Prefectura se ocupa también de la seguridad en las playas: para cubrir los 60 kilómetros de costa que tiene a su cargo, el capitán Lavandera cuenta con un plantel estable de 80 efectivos, distribuidos entre los distintos turnos de guardia. Lo relativamente escaso del personal se cubre con un alto grado de profesionalismo, dicen los funcionarios del puerto consultados.
— ¿Cómo es la formación de un oficial de prefectura en Uruguay?
— Todos los futuros oficiales de la Armada ingresan a la Escuela Naval Militar de Montevideo y realizan un primer año común. A partir del segundo año se elije el cuerpo al que se desea acceder; no es solo cuestión de voluntad sino que interviene también el orden de mérito de cada cadete. Las opciones son Cuerpo General, Ingenieros Maquinistas, Electricistas, Contadores o el cuerpo de Prefectura.
— ¿ Como es en particular el manejo del que llamaremos Puerto de Punta del Este?
— En primer lugar déjeme aclarar que no sólo manejamos las recaladas de grandes cruceros y embarcaciones deportivas: bajo nuestra jurisdicción se encuentra la llamada “zona delta” en la que se realizan alijos ( transferencia de carga) entre buques mercantes y también la boya petrolera de José Ignacio en la que operan grandes buques tanque.
— Estamos en plena temporada de cruceros…
— Lógicamente en la temporada estival se incrementa de manera exponencial la llegada de cruceros y por lo tanto el tránsito de pasajeros. La responsabilidad de la Prefectura atañe a la presencia a bordo para dar formal entrada a los buques a la zona de fondeo dentro de la Bahía de Maldonado, en la que hay cuatro zonas pre establecidas, y asegurar todo lo concerniente a la interfaz buque-tierra para que el desembarco, tránsito y reembarco de miles de pasajeros por día se realice en condiciones de seguridad.
— En determinados momentos de la temporada estival suelen apreciarse hasta cuatro cruceros en forma simultánea. ¿Están dadas las condiciones para que operen con seguridad?
— Sí, como he dicho, existen cuatro zonas perfectamente separadas para que las naves de gran porte fondeen en la bahía con seguridad. Los buques ingresan en forma obligatoria con prácticos uruguayos los que dependen del servicio de practicaje de la Prefectura Naval y proceden de la Marina Mercante o son Oficiales de la Armada en situación de retiro. Prefectura también controla todo lo relativo al desembarco en embarcaciones menores de los pasajeros que desean conocer la ciudad. Estas pequeñas naves o bien son propiedad de la misma empresa naviera dueña del crucero o bien pertenecen a operadores locales. En ambos casos las condiciones que deben reunir son fijadas por esta autoridad marítima.
— ¿El puerto cuenta con una infraestructura capaz de atender una situación de emergencia a bordo de un crucero?
— Por supuesto. De hecho ha sucedido y el último caso fue el año pasado donde hubo que rescatar a un pasajero una vez que el buque ya había abandonado la bahía. Además previo al inicio de cada temporada se conforma un comité del que participan varias agencias oficiales y asimismo los representantes de las empresas que explotan el turismo y se simulan distintos tipos de emergencias para estar entrenados en caso que algo ocurra. Contamos asimismo con un sistema nacional de emergencias.
— Entrando de lleno en lo que es la actividad recreativa del parque náutico que utiliza las amarras o el sistema de borneo del puerto, ¿cuál es la cantidad aproximada de embarcaciones que recibe Punta del Este cada año?
— Considerando no sólo las que se encuentran a flote sino además las que están en tierra y son llevadas al agua y retiradas al finalizar cada jornada, estamos manejando unas casi 500 embarcaciones. Es importante destacar que la mecánica para operar embarcaciones deportivas en este puerto exige que al producirse la primera llegada de la temporada el propietario o patrón de la embarcación se presente en esta dependencia munido de los papeles reglamentarios exigibles a nivel internacional a una nave deportiva o de recreo, más la correspondiente habilitación de los tripulantes. Posteriormente las diferentes entradas y salidas de cada día, se informan por despacho radial.
— ¿Es problemático el navegante deportivo o suele ser disciplinado y acata las reglas?
— Como en todas las actividades del ser humano encontramos de todo, afortunadamente en esta temporada al menos no hemos detectado violaciones a la normativa nacional. Una de las faltas más comunes que cometen los navegantes deportivos es no informar su llegada a puerto. Esto hace que, teniendo la Prefectura un aviso de estima de llegada y no verse éste luego reflejado en una información fehaciente dada por el patrón de la embarcación, se activen los protocolos de búsqueda y rescate (SAR) lo que termina originando un dispendio de tiempo y recursos por algo injustificado.
— Es apreciable año tras año un incremento en la cantidad de motos de agua y otra gran cantidad de artefactos náuticos novedosos. ¿Regula Prefectura de algún modo la actividad de estos aparatos acuáticos?
— Hasta el presente las motos de agua y artefactos similares, no tienen una normativa nacional aplicable. Lo que sí hacemos es controlar que el uso de estos aparatos se realice fuera del sector donde hay personas disfrutando del mar por obvias razones de seguridad.
— ¿Se ocupan también del servicio de seguridad de playas?
— Efectivamente la Prefectura tiene entre sus misiones el mantenimiento del orden público dentro de nuestro radio de acción. Suele verse en las playas a personal vestido de blanco que no es personal del cuadro permanente de la Prefectura, sino que es personal contratado por temporada que recibe un curso de capacitación y es enviado a realizar esta suerte de control preventivo. Este personal no tiene estado militar.
— ¿Considera usted que la situación económica de Argentina ha influido en la asistencia de turistas propietarios de embarcaciones deportivas al principal balneario del país?
— Si bien nos preparamos para una temporada a full, no podemos negar que ha habido una baja de afluencia de nautas argentinos. Yo diría que la concurrencia es sensiblemente menor.
— ¿Cómo juzga la cooperación entre las Prefecturas navales de Uruguay y Argentina?
— La relación entre ambas autoridades marítimas es muy fluida, anualmente se realizan reuniones de coordinación entre ambos jefes de fuerza y en forma paralela en todos los destinos en los que me ha tocado actuar en forma coordinada o intercambiar información con la Prefectura Argentina lo he hecho contando con la total cooperación y camaradería de parte de los efectivos argentinos.
Orgulloso al narrar que por primera vez en toda la historia de la Prefectura del Uruguay, un oficial perteneciente a ese escalafón ha alcanzado la jerarquía de Almirante, el Capitán Lavandera responde una última pregunta de Infobae acerca de qué destino es mejor para su carrera: ¿Montevideo o Punta del Este? “Para mí, el destino al que la Prefectura me envíe siempre será el mejor”, responde sin dudar.
A pocas horas de terminada esta entrevista, los disturbios ocurridos en la parada 12 de la ciudad turística y que involucraron a barras bravas de River Plate lo tendrían como protagonista de las primeras investigaciones tendientes a dilucidar lo ocurrido.