Por Capitán de Navío (R) Fernando Carrère. (Director de Albatros Maritime Services).- La Industria Pesquera en Uruguay se encuentra en un momento muy difícil, situación que responde a múltiples factores como ser: mercados, situación de la infraestructura y tecnologías (puertos, buques, etc.), precios internacionales de los productos, formas de gestionar las empresas, el precio del dólar, los altos costos de la industria, enfoques de las políticas públicas, entre otros tantos aspectos. Como todos sabemos, la reducción de la flota, en número, en productividad y su envejecimiento, es un problema que parece difícil de revertir. Las perspectivas para 2017 no son alentadoras, ya que, como es de público conocimiento, la principal empresa del sector dejó de operar, la cual representaba un gran porcentaje en los desembarques industriales, participación en las exportaciones y de empleo en el sector pesquero en su conjunto.
* OTRO DESAFÍO Y DE CARÁCTER PERMANENTE, ES LA NECESIDAD DE ADECUACIÓN DE LA LEGISLACIÓN.
La Organización Marítima Internacional (OMI) es el organismo responsable de mejorar la seguridad marítima y evitar la contaminación causada por los buques; la adopción de una legislación marítima es su responsabilidad mejor conocida. El Convenio Internacional de Torremolinos de 1977 y su Protocolo de 1993 y el Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para el Personal de los Buques Pesqueros de 1995, son dos de sus instrumentos más relevantes en materia de seguridad marítima para buques de pesca.
Al respecto, nuestro país aprobó mediante Ley Nº 18.741 de 15 de abril 2011, la adhesión al Convenio Internacional de Torremolinos y su Protocolo para la seguridad de los buques pesqueros. Fue el primer convenio internacional en establecer reglas para la mejora de la seguridad de los buques pesqueros. Ellas disponen normas de seguridad relativas, entre otros, a dispositivos de salvamento, radiocomunicaciones, prevención de incendios, instalaciones de máquinas e instalaciones eléctricas, procedimiento de emergencia, ejercicios, así como requisitos específicos para los buques de pesca marítima de eslora igual o superior a 24 metros. Previo a la adhesión, la Prefectura Nacional Naval dictó el 2 de diciembre de 1997 la Disposición Marítima Nº 61, por la que se puso en vigencia los requerimientos normativos basados en el Convenio y el Protocolo de 1993, para los buques pesqueros de bandera nacional. Si bien la adopción de esta normativa internacional se consideró como un gran paso adelante para la promoción de la seguridad de estos buques, su entrada en vigor nunca llegó a producirse por la falta de aceptación del convenio y protocolo debido a que muchos estados aducen que es demasiado estricto o demasiado amplio para sus flotas pesqueras como también el gran número de discrepancias técnicas existente entre países, que pueden determinar un gran costo para los estados contratantes a la hora de cumplir el convenio. A fin de superar las dificultades que determinaron el fracaso de ambos instrumentos, se aprobó en el transcurso de una Conferencia Diplomática convocada por la Organización Marítima Internacional (OMI) en octubre de 2012 el Acuerdo de Ciudad del Cabo de 2012 sobre la aplicación de las disposiciones del Protocolo de Torremolinos de 1993 relativo al citado Convenio. Si bien no entró en vigor, ya hay varios países que lo han ratificado excepto Uruguay hasta el momento. Este Acuerdo supone una solución al problema ya que introduce cierto grado de flexibilidad en aquellos aspectos en los cuales había gran resistencia por parte de los estados y además permite que una Administración pueda eximir a todo buque con derecho a enarbolar su pabellón de cualquiera de los requisitos normativos si considera que su aplicación no es razonable ni factible. Por otro lado contribuye a desalentar las actividades de pesca ilícita y evitar el fraude marítimo, detectando la posible operación de «buques fantasmas». Como es sabido, hace años arriban un gran número de buques pesqueros extranjeros a nuestros puertos, principalmente asiáticos, a descargar sus capturas, a cargar provisiones, a realizar reparaciones o mantenimientos, etc, no siendo posible hasta el momento aplicar ninguna normativa en materia de seguridad marítima a los mismos por cuanto no están contemplados en ningún Convenio internacional vigente, presentando con frecuencia serias falencias en materia de seguridad. Esta situación se agravará aún más, si se efectiviza el proyecto de inversión chino, consistente en la construcción e instalación de un puerto al oeste de MONTEVIDEO, que incluye la reparación de sus buques de pesca de alta mar, así como para el abastecimiento de todos los recursos necesarios para el funcionamiento de sus naves y sus tripulaciones, y la construcción de una planta para el depósito, congelado, etc. Para revertir esta situación es necesario adecuar y actualizar los criterios de las normas nacionales que implementen o complementen dicho instrumento cuando haya sido ya ratificado y/o entrado en vigor el citado Acuerdo. Ello significará un paso importante no solo para la mejora de la seguridad en el sector, la prevención de la contaminación de nuestras aguas, sino que también la preservación de nuestro recurso ictícola en razón de que contribuirá a combatir la pesca ilegal, no documentada y no reglamentada, máxime teniendo en cuenta la ampliación de la plataforma continental recientemente aprobada por las Naciones Unidas. Por tanto, nuestro país es suficientemente consciente del problema para vislumbrar las líneas de acción a seguir. Urge, entonces, definir y acordar un modelo de país, por lo que recomendamos que la solución del tema sea objeto de acuerdo entre los diversos actores con responsabilidad en el sector pesquero, de forma tal de consensuar un modelo que dé lugar a una política de estado que contemple las necesidades para un mejoramiento global y crecimiento sustentable. El Acuerdo de Ciudad del Cabo 2012 otorga entonces una oportunidad y un marco perfecto para discutir alrededor de una mesa las líneas de acción a seguir para que el sector pesquero de Uruguay de un golpe de timón hacía un rumbo deseado por todos.- [http://(www.elecodigital.com.uy](www.elecodigital.com.uy)