FRIPUR A UN AÑO DEL DERRUMBE

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Hay 550 extrabajadores en el seguro de paro que esperan por los créditos laborales que les adeudan; la firma que compró la pesquera aún no tomó posesión.- El 18 de agosto de 2015, los 960 empleados del Frigorífico Pesquero del Uruguay (Fripur) fueron a trabajar por última vez. La empresa, que había solicitado concurso de acreedores en julio de 2014, decidió que no iba más. Fue el golpe de gracia para uno de los pesos pesados de la industria pesquera uruguaya, que cayó 39 años después de su fundación. En diciembre, la Justicia adjudicó a una empresa canadiense –Cooke Aquaculture– la venta en bloque de Fripur. Por el camino quedó un proyecto cooperativo presentado por un grupo de trabajadores. -En la planta procesadora, en el barrio la Aguada, el viernes de mañana reinaba un sigilo que hubiera sido imposible encontrar cuando casi un millar de personas entraban y salían de los diferentes turnos que llenaban el aire de las manzanas vecinas de un intenso olor a pescado. -Hoy llega día a día a Fripur un contingente reducido de trabajadores: tres vigilantes, cuatro personas que se desempeñan en el área de administración y el jefe de mantenimiento. Algunas otras personas cumplen diferentes tareas en la planta de harina del Cerro o en el puerto de Montevideo, donde descansa la flota que pertenece a la empresa.-Miriam Rodríguez tiene 55 años y durante los últimos 25 fue empleada de Fripur, donde hizo «de todo un poco». A pesar de que hace 12 meses fue despedida, de lunes a viernes, entre las seis de la mañana y las seis de la tarde, está en la planta. Rodríguez es parte de un grupo pequeño de mujeres que cocina (tortas fritas, pastelitos), para luego salir a vender por la calle. «Por lo menos nos sacamos la del día», dijo frente a las máquinas paradas de la planta.

 

En los últimos tiempos corría el rumor, recuerda Rodríguez, que Fripur cerraba, pero no lo esperaban. «No sabíamos que habían tantos problemas», explicó. Lamenta que la dirección de la empresa no avisara a sus trabajadores con anticipación acerca de qué estaba pasando, para que se pudieran preparar para el desenlace y empezaran a buscar otro empleo. «Yo trabajé el último día», comentó. -La mujer –que un rato después estará en la cocina limpiando lo que se ensució durante la preparación de tortas fritas de ese día– pide que se «acuerden» de los trabajadores de Fripur.

«Va a ser un año el 18 y seguimos acá. No sé si están esperando que nos cansemos y digamos ‘bueno, se terminó todo y vámonos cada uno para su casa’. ¿Y los años que hicimos a dónde van?», se preguntó. -Cuando Fripur bajó cortina, Rodríguez estaba en el área de lavandería. «Porque me jodían las muñecas, mirá cómo estoy». Estira los brazos y levanta las mangas de su saco: las muñecas están hinchadas y a una la atraviesa una cicatriz. «Me agarré tendinitis, me operaron».

Jimena Peralta fue delegada sindical de Fripur. En la pesquera las mujeres eran mayoría, muchas de ellas jefas de hogar. Peralta dijo que la tendinitis era moneda corriente entre las trabajadoras, fruto de la labor que realizaban en la planta. Ella, al igual que Rodríguez, también sufre de esta dolencia. -Peralta entró a trabajar en Fripur en 2002. «Esto llegó a ser agotador en lo psicológico», dijo. Los abusos y los maltratos hacia el personal eran cosa de todos los días, aseguró. «Hicimos un montón de denuncias que estuvieron ahí, desaparecidas».

«Que veas que a una persona mayor le estén gritando porque está haciendo la tarea mal… pero le griten como si fuera un objeto, que no fuera una persona, y esa persona no levantara la cabeza para defenderse, no podías creer esas cosas».

La relación entre el sindicato y la dirección de Fripur era «bastante complicada», afirmó. La empresa amenazaba, suspendía o cambiaba de lugar a un trabajador si se enteraba que se había afiliado.-La exdelegada sindical espera ahora tres cosas. En primer lugar, que los 960 trabajadores que perdieron su empleo reciban lo que se les adeuda. Hay licencias, salarios vacacionales, despidos y liquidaciones que no fueron pagadas. Según cálculos del sindicato, esa deuda asciende a US$ 7 millones. «Aunque no paguen todo, pero que den una respuesta, porque esto de esperar a la gente la enloquece», pidió Peralta. -Fuentes al tanto del proceso de venta indicaron a El Observador que no se va a pagar 100% de esa deuda y que, en el caso del pasivo posconcursal, se estima que se cobrará 50%. Eso es producto de que el dinero disponible no es suficiente para saldar las deudas con todos los acreedores. SEGURO DE PARO.-Hoy son 550 las personas que están en seguro de paro. El sindicato logró que en octubre el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) contemplara lo que se les adeuda, por lo que están cobrando 80% de su sueldo. Pero en setiembre está estipulado que dejen de percibir este subsidio, lo que genera preocupación entre los trabajadores, que buscarán una prórroga. -En segundo término, Peralta espera «alguna respuesta del gobierno, que esto se mueva algo». Sentada en uno de los comedores vacíos de la planta dijo: «Queremos más respuestas. Que no sea tan larga la espera». -Por último, quiere que se concrete el proyecto cooperativo que unos 200 extrabajadores de Fripur buscan llevar adelante. Para muchos, ya cercanos a la edad de retiro, se trata de una posibilidad de dejar la vida laboral con una jubilación un poco más grande. «Hay compañeros que no pueden conseguir trabajo en otro lado por la edad que tienen, trabajaron toda la vida 12 horas por día para tener un ingreso como la gente cuando se jubilen, y ahora que les llegan los años de jubilación se van a jubilar con una miseria», criticó Peralta. – Este es el caso de Rodríguez, a quien le faltaban solamente unos años para retirarse cuando quedó sin empleo. -«Hay gente joven que puede buscar trabajo. Yo consigo una limpieza, pero ¿me asegura que me voy a jubilar después de 25 años acá adentro? Yo dejé mi vida acá adentro».- Por Mayte De León .- (El Observador)

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