Los trabajos de desrocamiento parcial en la zona del Puente Remanso, en el río Paraguay, han concluido su primera fase, lo que ha permitido mejorar las condiciones de navegación en un tramo históricamente complejo debido a la presencia de formaciones rocosas.

Condiciones hidromorfológicas y mejoras en el calado

La intervención ha generado un calado de hasta dos metros en la zona, homogeneizando las condiciones de navegación con el resto del país. Se retiraron aproximadamente 1.500 metros cúbicos de material rocoso, localizado a unos 200 metros aguas abajo del puente, mediante técnicas de percusión para minimizar el impacto estructural en la infraestructura.

El retiro de material rocoso optimiza la dinámica fluvial del sector, reduciendo turbulencias y evitando la formación de remolinos que podrían comprometer la maniobrabilidad de embarcaciones. Asimismo, la estabilidad del cauce se mantiene dentro de parámetros controlados, sin afectar los perfiles de velocidad del flujo de agua ni generar sedimentaciones anómalas aguas abajo.

Impacto en la navegabilidad y la logística fluvial

La mejora en el calado permite la circulación de convoyes de empuje con mayor margen de seguridad, reduciendo el riesgo de varaduras y optimizando el tránsito de barcazas con cargas a niveles de calado más eficientes. Esta corrección del lecho del río contribuye a la uniformidad del tirante de agua, minimizando la necesidad de maniobras adicionales para la adaptación a zonas de menor profundidad.

El desrocamiento en Remanso se complementa con trabajos de remoción de fondos duros en otros sectores del río, como parte de un esquema integral de mejoras en la hidrovía Paraguay-Paraná. Estas intervenciones buscan garantizar la transitabilidad en distintos niveles hidrométricos y asegurar la previsibilidad en la logística fluvial, fundamental para la competitividad del transporte de carga en la región.

Miguel Mieres para Visión Marítima