«Europa está ahora acá»: la gran transformación de Punta del Este

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Durante años y años, Analía Suárez se despertaba antes de que saliera el sol y lo primero que escuchaba era la voz de Bernardo Neustadt en el teléfono. Mano derecha del influyente periodista, la crisis del 2001 la decidió a cambiar de vida por completo. Se mudó con su esposo a Punta del este, empezó de cero plantando frambuesas, ve amaneceres sobre el mar simplemente por placer y es hoy dueña de «Imarangatú», uno de los restaurantes de moda de la ciudad, y presidente de la asociación local de hoteleros. Pocas personas pueden explicar mejor que Suárez la transformación de Punta del Este, que de meca veraniega y marmota hibernante en el invierno pasó hoy a ser uno de los rincones del mundo más codiciados para alejarse de las crisis y la tensión que se viven en tantos países del hemisferio norte, y obviamente también en la Argentina. Un lugar en el que alejarse, también, de las guerras. «Si uno se instala acá tiene que conectar. Conectar con la naturaleza, con el lugar. Porque la noche es tranquila, esto es para otra cosa. Punta del Este es el mejor lugar del mundo», dice Suárez a Forbes Argentina durante una conversación en su restaurante, que de centro de reunión de jubilados que jugaban al burako pasó a ser «el» lugar que no se debe dejar de visitar. «Este restaurante llegó a hacer 1.800 cubiertos en un día en el verano. Está en un lugar estratégico, increíble. Y tenemos claro qué queremos, con un chef, Matías Sanjurjo, que cocina exquisito y lidera un equipo de 60 personas». A años luz de aquellas estresantes conversaciones de madrugada con Neustad, Suárez se enamoró del balneario uruguayo. «Mi objetivo era integrar la playa a la ciudad, porque en el invierno la playa no se disfrutaba». Enrique Antía, intendente del departamento de Maldonado, que incluye a Punta del Este, disfruta ya desde hace un tiempo de lo que estaba convencido que sucedería: la transformación de Punta en algo diferente a lo que solía ser. «La gente elige vivir en Punta del Este por la calidad de vida, en primer lugar, pero también por la calidad ambiental, por el disfrute de la naturaleza, por la seguridad y por las condiciones de esparcimiento», dice a Forbes Argentina. «Ya hay más de tres millones de metros cuadrados construidos en estos últimos cuatro años, y queda otro millón y medio por delante. Se cosecharon al menos 9.000 millones de dólares de inversión extranjera», añade. Ese flujo de dinero y esos millones de metros cuadrados despiertan ciertos reparos en Suárez, opuesta al sueño de unos cuantos en la ciudad: que Punta se transforme en la Miami de Sudamérica.

https://www.forbesargentina.com/

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