En el contrato original de la regasificadora, MOL alquilaría el barco a GNLS por 15 años, y otros cinco años a Gas Sayago –la sociedad anónima que crearon UTE y ANCAP para gestionar el emprendimiento– por US$ 5 millones mensuales.
Ahora Gas Sayago tiene la opción de utilizar ese barco en caso de que defina continuar con el proyecto. Si el alquiler fuera por menos de 10 años el precio de arrendamiento mensual sube entre 5% y 10% sobre base de US$ 5 millones, y en caso de que sea mayor a 20 años baja en el mismo porcentaje respecto al precio base.- Otra fuente vinculada al negocio de la regasificadora explicó a El Observador que si Uruguay decide dar continuidad al proyecto se utilizará el buque de MOL en las condiciones establecidas y en caso contrario podrá descartarlo.El contrato prevé una cláusula específica que exonera a Gas Sayago de cualquier sanción económica, porque el barco originalmente fue fabricado a pedido del consorcio GNLS.
El buque estará equipado con el mayor tanque de almacenamiento de GNL del mundo, con una capacidad de 263 mil m3, y abastecerá gas natural a Uruguay y la región. El navío recibe el gas natural licuado de buques metaneros, lo regasifica y lo distribuye a alta presión para tuberías en tierra (gasoductos).
Además será capaz de recargar gas natural licuado a buques cisterna de carga de GNL. Estas especificaciones son las que posibilitarán los servicios de reexportación de GNL y brindará a la terminal proyección regional, según Gas Sayago.
SOCIO ESTRATÉGICO.- La empresa Gas Sayago tiene en carpeta más de 10 ofertas de compañias interesadas en incorporarse al proyecto como socio estratégico para la ejecución y operación de la planta. Cosse indicó que «se avanza muy bien» y se están analizando las propuestas recibidas, aunque no hay un plazo establecido para finalizar la selección.- El proceso, que se ha dicho tendrá carácter competitivo aunque no se hicieron públicas las bases, es otro de los pasos que las autoridades consideran necesario para tomar la decisión final de inversión en la terminal, que se espera se dará en el último trimestre. -Para esa etapa, Gas Sayago puso a disposición de los potenciales interesados toda la información técnica disponible hasta el momento sobre el proyecto y otros detalles operativos, entre los que se incluye el acuerdo con la japonesa MOL para el arrendamiento final del buque regasificador. La idea es que el socio pueda aportar «know how» para la gestión y operación de la regasificadora o eventualmente formar una nueva sociedad con Gas Sayago. – CONFIRMAR CLIENTES.- Gas Sayago también se apresta a lanzar un segundo llamado (vinculante) denominado «temporada abierta de subasta de los servicios», en el que los potenciales interesados en la compra de gas tendrán la opción de confirmar las ofertas realizadas en abril y mayo pasado, de acuerdo a la modalidad del servicio en que están interesadas (almacenamiento, regasificación y/o recarga) y el plazo del mismo. A eso le seguirá la firma de contratos en base firme (modalidad «take or pay»).- En esa primera instancia, la capacidad total requerida por las empresas sumó alrededor de 30 millones de m3 diarios. Esa cifra triplica la capacidad inicial prevista para el proyecto, que está pensado para una producción diaria de 10 millones de m3 ampliables a 15 millones de m3 por día. Las empresas que se presentaron a la primera convocatoria son en su mayoría de la región, aunque también mostraron interés un par de compañías locales. Entre las expresiones de interés sobresale la de la multinacional Shell que pidió unos 15 millones de m3 diarios por un plazo de 20 años, según se había informado a El Observador. Una pata clave para la concreción del proyecto es también el compromiso que asumió el gobierno argentino, a través del cuál el país vecino reafirmó su voluntad de comprar la totalidad de los excedentes de gas natural que se originen en una futura planta regasificadora. -«Hay una metodología que estamos siguiendo: temporada abierta, asociación estratégica, licitar la obra y tener un proyecto de ingeniería. Es tener todas las cartas sobre la mesa y fijar una tasa de retorno de inversión para decidir si el proyecto se hace o no».-
Por Miguel Noguez -(El Observador)