El Yacht Club Paysandú afronta la recuperación de las instalaciones tras la creciente del río Uruguay y planea reubicar su sede, que incluirá un restaurante abierto al público.
Según explicó a EL TELEGRAFO el vicecapitán Luis Rodríguez, la actual sede se inundó cinco veces durante el año pasado, por lo que es necesario construir una que sobrepase la cota de los nueve metros.- Aunque ya comenzaron con la limpieza del establecimiento, aún permanecen suspendidas las actividades como la escuela de vela y la recreativa para niños. Al no existir la posibilidad de salir a navegar, ha mermado la concurrencia de los menores. Tampoco las embarcaciones de mayor porte han podido salir al río. “A los 5,80 metros Prefectura no despacha, así que no se puede navegar”, recordó el vicecomodoro Néstor Wulf. Debido a esto, el turismo náutico no es posible. “El club forma parte del circuito turístico desde hace varios años y esta creciente también afecta nuestros servicios”, aseguró Rodríguez. Asimismo, con tormentas de viento actuales, permanecer en la bahía es peligroso. “La bahía desaparece y se transforma en parte del río crecido. Los vientos del oeste le pegan mal”, explicó Wulf. Si bien el río está en 5,45 metros, las lanchas, botes y barcos de menor porte no pueden salir por el estado de las instalaciones.- El parque, utilizado por instituciones educativas durante todo el año, quedó en muy mal estado y, si bien ya comenzaron las actividades para repararlo, es costoso. Daniel Castellanos, socio del Yacht Club Paysandú, dijo que esto fue lo que más daños sufrió: “Particularmente sufrimos daños en el parque, su mantenimiento es caro. Nos preocupamos de embellecerlo para que sea un complemento en la rambla, atractivo para la ciudad”.
HORA DE MUDARSE.-La sede también quedó en muy mal estado. Según coincidieron los directivos, el viejo edificio es ícono indiscutible del lugar y lo reconocen tanto navegantes como turistas. Sin embargo, aceptan que llegó la hora de mudarla: “fue pensada para otro río”, motivo por el cual el año pasado tuvieron que desalojarla cinco veces. “Estamos buscando soluciones innovadoras, no barrer, lavar y seguir en la misma que estamos siempre. Estamos buscando una solución a largo plazo”, dijo Castellanos.-La solución más apropiada es construir una nueva sede que pase la cota de los nueve metros. Estará ubicada cerca de donde hoy se encuentra el complejo “Orlando Nardini”. “Queremos hacer una sede inmersa en el paisaje para que participe del Paysandú turístico, en el paseo costero”, explicó Wulf. Es que además de oficiar como punto de encuentro para los socios, incluirá un restaurante abierto al público para que todos puedan disfrutar de una comida frente al río. “Un restaurante en la costa es algo tan deseado por los sanduceros y los turistas. En todas las ciudades del mundo que están en la costa está siempre superpoblada de restaurantes, y acá no hay porque son paradores con concesiones y no perduran por las crecientes. Nosotros pretendemos hacer algo que esté a salvo de todo eso”. Por último, los directivos agradecieron a Azucarlito y a los socios que prestaron su invalorable colaboración en los peores momentos de la creciente. La creciente de este año llegó a los 9,10 metros –la peor desde 1959–, superando la sufrida en 2009.- Fotos de archivo- UVM.- (El Telégrafo)