El Tratado del Río de la Plata por Dr. Lapeyre

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Dr. Edison González Lapeyre | Montevideo

Ha sido con particular emoción que, en la página editorial de El País del domingo pasado, leí la columna del Dr. Pedro Bordaberry en la que se refirió a los 50 años de celebración del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo y en las que nos mencionó al Capitán de Navío Yamandú Flangini y a mí, por la participación que tuvimos en la negociación y redacción de ese tratado. A El País y al Dr. Bordaberry, muchísimas gracias por el honor conferido. En los distintos actos en los que se celebró ese cincuentenario que tuvieron lugar en la Universidad de Montevideo, en la Facultad de Derecho de la UDELAR, en la Liga Marítima, en la Corporación de Prácticos del Uruguay y en la Corporación de Prácticos de la Argentina destacamos que, el proceso de negociación en el que por nuestro país participaron también el Dr. Julio César Lupinacci y los capitanes de Navío Román Orozco y Heber Grasso, se desarrolló durante tres años y 42 sesiones que tuvieron lugar tanto en Montevideo como en Buenos Aires y que el tratado estaba terminado y acordado por los especialistas que participamos en su redacción en enero de 1973. En ese momento no se daban las circunstancias políticas necesarias para su firma, las que se alcanzaron recién con la intervención del Presidente Juan Domingo Perón y se procedió a su firma el 19 de noviembre de ese año.

Es claro entonces que esas negociaciones sólo se pudieron llevar a cabo con el apoyo de los Presidentes Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry y el de los Cancilleres Venancio Flores, José A. Mora Otero y Juan Carlos Blanco a lo que debo agregar el del Director de Soberanía y Límites de la Cancillería, Coronel (r) Carlos Barros. Llama la atención que el Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país haya estado omiso en los actos de recordación de este tratado porque, obviamente, tuvo un rol protagónico en su génesis; quizás porque no le da la transcendencia que debiera darle aunque sólo a su influjo pudo llevarse a cabo la represa de Salto Grande, los puentes sobre el Río Uruguay, el dragado de los canales de Martín García, el Convenio Argentino Uruguayo de Cooperación Económica y otros acuerdos relevantes con el país hermano. Pero tendrán sus razones, aunque personalmente no le encuentro sentido al desplante y al ninguneo que han tenido con Flangini y conmigo, sus autoridades. Con el Dr. Lupinacci ingresé al Ministerio de Relaciones Exteriores, al escalafón técnico profesional que existía en aquella época, luego de un concurso de méritos que tuvo lugar en 1968 y estuve vinculado al mismo por cerca de 40 años donde me desempeñé en múltiples e importantes responsabilidades. Durante ese largo período fui condecorado por varios gobiernos e incluso por la Armada Nacional con la orden del 15 de Noviembre de 1817. De la Cancillería ni una postal…

Pero la gota que desbordó el vaso fue que, a principios de este año, se nos informó a Flangini y a mi que se iba a instalar un museo al Tratado del Río de la Plata en la ciudad de Colonia y que, obviamente, íbamos a ser invitados. Posteriormente, un miembro de la delegación uruguaya ante la CARP me pidió material para ese museo a lo que accedí, entregándole dos biblioratos encuadernados con una documentación de valor histórico que luce en ese museo. Lo cierto es que el museo se inauguró y el Capitán Flangini y yo nos enteramos de ese acontecimiento por un periódico de Colonia.

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