El misterio de los anillos del Mediterráneo: un hallazgo que podría revolucionar la oceanografía

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Un equipo de científicos ha descubierto extraños círculos en el fondo del mar Mediterráneo, formados hace más de 20.000 años. Aunque existen diversas teorías sobre su origen, como algas, antiguas costas o cráteres, la investigación sigue buscando respuestas y alertando sobre la necesidad de proteger un ecosistema único y en peligro. En septiembre de 2011, la bióloga marina Christine Pergent-Martini, mientras participaba en una misión de investigación en las aguas frente a la costa de Córcega, observó en el sonar algo inesperado. Junto a su esposo, el oceanógrafo Gérard Pergent, y un estudiante, su objetivo era cartografiar el lecho marino. Sin embargo, lo que encontraron fueron círculos perfectos en el fondo del mar, lo que desató un misterio. ¿Qué eran esos círculos de unos 20 metros de diámetro?

Aunque las primeras imágenes del sonar y un vehículo submarino no resolvieron el misterio, en 2013 los científicos presentaron su hallazgo en una conferencia. A pesar de los esfuerzos, en 2014 aún no se había logrado explicar qué eran los anillos. Para entonces, ya se habían registrado más de 1.300 círculos en un área de casi 15 kilómetros cuadrados. Christine y su equipo necesitaban más recursos para continuar la investigación.

La intervención de un nuevo equipo

En 2020, un giro inesperado llegó cuando Laurent Ballesta, un biólogo marino y fotógrafo especializado en exploraciones extremas, se interesó en el fenómeno. Ballesta, conocido por sus misiones de alto riesgo, decidió investigar los círculos en Córcega. Junto a su equipo, descendió a 120 metros de profundidad, donde las formaciones circulares comenzaron a emerger del fondo marino. Al acercarse, descubrieron que en el centro de cada anillo había estructuras formadas por algas rojas, rodeadas de un anillo de pequeñas algas coralinas. «Estaba vivo», exclamó Ballesta.

Sin embargo, el tiempo bajo el agua era limitado, y solo 27 minutos después tuvieron que comenzar el ascenso para evitar problemas de descompresión. Ballesta sabía que debía regresar.

Regreso con una nueva estrategia

En julio de 2021, Ballesta y su equipo regresaron con un plan más ambicioso. Inspirados en los buzos de plataformas petroleras, pasaron semanas en una cámara presurizada en la superficie, lo que les permitió realizar inmersiones más largas sin tener que esperar largos periodos de descompresión. Gracias a esta estrategia, pudieron explorar con más detalle los anillos y su entorno. Durante su exploración, también detectaron un riesgo inminente: los anillos se encuentran bajo rutas marítimas y las anclas de los barcos comerciales podrían destruirlos fácilmente. Esto añadió urgencia a la investigación y subrayó la necesidad de proteger la zona.

El secreto de los anillos: una historia de 20.000 años

Para entender el origen de los anillos, el equipo extrajo muestras y realizó análisis de datación por carbono. Los resultados dejaron a todos sorprendidos: los anillos tienen unos 21.000 años de antigüedad, desde la última época de máximo frío glacial, cuando el nivel del mar era mucho más bajo y la zona estaba a menos de 20 metros de la superficie. La teoría más aceptada sugiere que, en ese entonces, colonias de algas coralinas crecieron en el lecho marino expuesto a la luz solar. Con el calentamiento global y el aumento del nivel del mar, las algas quedaron sumergidas en la oscuridad, colapsando y dejando las formaciones circulares. Con el tiempo, nuevas algas comenzaron a colonizar estas estructuras, creando el ecosistema que conocemos hoy.

Un llamado a la protección

En el verano de 2023, Ballesta regresó con un equipo de científicos y dos submarinos para realizar más estudios. Con estos datos, se propuso que los anillos fueran protegidos oficialmente. Sin embargo, solo una parte de los anillos se encuentra dentro de un parque marino protegido, mientras que el resto sigue expuesto a las amenazas de la actividad humana. El consejo de administración del Parque Natural Marino de Cap Corse y Agriate ya está trabajando en una propuesta para restringir el fondeo de barcos comerciales en la zona. Aunque estos procesos burocráticos pueden tardar años, Ballesta sigue siendo optimista. El descubrimiento de los anillos ha abierto una nueva ventana a la historia climática del Mediterráneo y podría ser solo el principio. “Quizás haya más anillos por descubrir”, dice Christine Pergent-Martini. Lo que es seguro es que estos círculos, que nos hablan de un pasado lejano, nos recuerdan que el fondo del océano aún guarda muchos secretos por desvelar.

Visión Marítima

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