El final del Destructor ROU “Uruguay”: A 30 años de su hundimiento

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El 27 de febrero de 1995, la Armada Nacional le dio el último adiós al Destructor ROU “Uruguay” (DE-1), en un acto que quedó registrado en la historia naval del país. Aquel día, la embarcación que había servido durante décadas fue hundida en aguas profundas tras un ejercicio de tiro, cerrando un ciclo que comenzó con su incorporación a la flota uruguaya en 1952.

Un buque con historia

El ROU “Uruguay” tuvo su origen en la Segunda Guerra Mundial, cuando operó en la Marina de los Estados Unidos bajo el nombre de USS Baron (DE-166). Tras su traspaso a la Armada Uruguaya, junto a su gemelo el DE-2 “Artigas”, se convirtió en un símbolo de la modernización naval del país en la década del 50.

USS BARON

A lo largo de su servicio, participó en maniobras nacionales e internacionales, siendo parte del esfuerzo de defensa y soberanía del Uruguay en el mar. Con el paso de los años, su estructura se volvió obsoleta y, ante la baja cotización como chatarra, se decidió darle un “buen morir”, hundiéndolo de manera controlada.

El día del hundimiento

El 27 de febrero de 1995, la Armada dispuso un ejercicio de tiro con sus fragatas de origen francés para enviar el buque al fondo del mar. Sin embargo, tras horas de disparos y munición agotada, el “Uruguay” se mantenía a flote. Para evitar el peligro de un casco a la deriva, se ordenó a la Aviación Naval finalizar la misión.

Desde la Base Aeronaval N.º 2 “C/C Carlos A. Curbelo”, despegó un Beechcraft B-200T modificado con lanzadores de cohetes de 57 mm.

Tras varios intentos, tres impactos directos perforaron el casco bajo la línea de flotación y en apenas once minutos el destructor desapareció en las profundidades, a 140 millas náuticas de Laguna del Sauce, en una zona de más de mil metros de profundidad.

Un legado que perdura

El hundimiento del “Uruguay” marcó un hito: fue la primera vez que una aeronave de la Aviación Naval uruguaya envió a pique un buque, aunque este fuera propio. Entre la tripulación del vuelo se encontraba el Comandante en Jefe de la Armada, VA James Coates, y un equipo de oficiales y suboficiales que fueron testigos de un hecho inédito en la historia del país.

Treinta años después, el ROU “Uruguay” sigue vivo en la memoria de quienes lo tripularon y de quienes recuerdan su servicio como un emblema de la Armada Nacional. En el fondo del Atlántico, lejos del ignominioso soplete de acetileno, descansa un testigo de la historia naval uruguaya.

Miguel Mieres para Visión Marítima

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