Casi una década de la veda de corvina en Chile: Una medida clave para la conservación y sostenibilidad pesquera

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La veda biológica de la corvina en Chile cumplirá casi diez años de implementación, consolidándose como una de las herramientas de administración pesquera más relevantes para la conservación de este recurso marino. Desde octubre hasta noviembre, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) prohíbe la captura, comercialización, transporte, procesamiento y almacenamiento de la corvina, garantizando la protección de su proceso reproductivo en el periodo más crítico de desove.

Esta medida, que no está sujeta al régimen de cuotas de captura, ha sido clave en el manejo de la pesquería de corvina, un recurso particularmente explotado por la pesca artesanal y recreativa, con una fuerte demanda en restaurantes de las regiones de Biobío, Los Ríos y Los Lagos. Marcelo García, coordinador de la unidad de Biodiversidad y Enfoque Ecosistémico de Subpesca, destacó que la veda reemplazó la antigua talla mínima, una normativa que generaba tensiones entre los sectores comercial y recreativo. Hoy en día, la veda biológica es ampliamente aceptada y valorada por quienes buscan una pesca sostenible.

El enfoque ecosistémico que rige la administración pesquera en Chile apunta no solo a proteger la especie en sí, sino también a garantizar el equilibrio del entorno marino. La prohibición de artes de pesca más agresivas, como el cerco y el arrastre, ha estado vigente desde el año 2000, lo que ha permitido reducir el impacto sobre el ecosistema costero.

La corvina es un pez icónico en la pesca artesanal chilena, y su demanda crece en las temporadas altas de turismo. Aunque la veda impacta temporalmente en la oferta del mercado, su aplicación asegura la disponibilidad del recurso en el largo plazo, beneficiando a las comunidades costeras y al sector gastronómico. Restaurantes a lo largo del litoral han adoptado prácticas más responsables, ajustando sus menús durante la veda y educando a los consumidores sobre la importancia de respetar los ciclos naturales de la corvina.

A lo largo de estos casi diez años, la veda de corvina ha mostrado resultados positivos, consolidándose como un ejemplo de gestión sostenible de los recursos pesqueros en Chile. Este tipo de medidas, junto con la vigilancia activa y la colaboración de los actores locales, han permitido mantener la salud de las poblaciones de corvina, asegurando que generaciones futuras sigan disfrutando de este valioso recurso.

Esta política refleja cómo la protección de los recursos marinos, basada en la ciencia y la colaboración entre el gobierno y los usuarios del mar, puede tener un impacto positivo no solo en la biodiversidad, sino también en las economías locales y en la cultura alimentaria.

Miguel Mieres para Visión Marítima

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