Bitácora de Federico Waksman, ganador de la Mini Transat: desde orcas a la pelea mental

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El uruguayo que ganó el cruce en solitario del océano Atlántico contó detalles de su hazaña deportiva: «Estuve al límite un par de veces». El uruguayo Federico Waksman hizo unas las grandes proezas deportivas de este año al ganar la 24º edición de la “Mini Transat”, tras más de 20 días de navegación para una competencia que marca el cruce en solitario del océano Atlántico. Esta carrera náutica se realizó en barcos de 6,5 metros, sin asistencia exterior, y en dos tramos, cubriendo una distancia de 4.050 millas náuticas, equivalente a unos 6.518 kilómetros. Con una exigencia tan grande que implica mucho más que saber navegar y así lo narró nuestro compatriota.

“Todavía medio como que no caí”, comentó Waksman a FútbolUy y recordó su llegada a Guadalupe (Francia) punto final de la competencia: “como que sabía que tenía la victoria pero no quería asimilarlo y que el entusiasmo me juegue en contra. Tenía miedo a cualquier error que se puede dar en un segundo de distracción y eso me dejará sin lograr algo que tanto me costó”.

“Las velas son muy fuertes pero a la vez muy frágiles, tocan el agua y se rompen, y al haber mucho viento era una posibilidad que sucediera. No solté nada hasta que llegué y eso fue lo más duro”, recordó y contó: “Dormir el último día fue casi imposible y es algo que no te puede pasar ya que venís acumulando poco sueño en trece días de regata [segunda pierna]. Estar un día de corrido despierto, es imposible”.

El despertador

Waksman explicó que en la regatas en solitario el descanso pasa a ser un aspecto fundamental qué, de no conseguir, afecta en lo psicológico: “Si estás en ese en punto, caes destrozado o empezás a alucinar. A veces llegás a un punto de ataque de pánico donde no podés dormir y tampoco hacer nada, en el cual generalmente estás triste; es horrible. Pasar ese límite en la barrera de sueño es el error más grande de los navegantes solitarios”. “Estuve al borde un par de veces en la regata”, confesó el uruguayo que lo superó enfocándose en el objetivo: “Es supervivencia. Durante los años de navegación oceánica lo vas estudiando y lo podés controlar. Cuando te empezás a enojar por cualquier cosa, sabes que la prioridad es dormir, más allá de todo. Hay un montón de herramientas que vamos usando pero sin dudas con el tiempo llegás a conocerte de un modo muy amplio”.

“La navegación en solitario es ganarte a vos mismo, no lo haces por el resto”, definió más tarde pero con la salvedad que hubo mucha gente que estuvo a su lado en un proyecto ambicioso y que “llegó a buen puerto”.

Las orcas

Durante la competencia Waksman debió superar varios puntos críticos y los recordó con una sonrisa, algo que en el agua fue difícil de conseguir en ese momento: “Pasaron unas cuantas, como atravesar de frente un cambio de viento muy brusco con una lluvia fuertísima, que no tuve forma de evitar”. Y luego se refirió a la aparición de las orcas: “Ahí estuve al borde de perder toda la regata. Me comían los timones y la única solución es hacer mucho ruido ya que es lo único que les llama la atención”.

“Ellas son muy organizadas y muchas veces te las podés confundir con delfines. Cuando querés acordar tenés una adelante, otra atrás, en el costado, entonces te da un poco de miedo, te asustás”, expresó y mencionó: “Ahí traté de disminuir la superficie para que puedan jugar, que en definitiva es lo que quieren, subiendo el timón y luego hacer mucho ruido para que se alejen”, expresó. Waksman es ingeniero mecánico industrial de profesión y tiene de 34 años de edad. Empezó a navegar en el Yatch Club Uruguayo y luego continuó su formación en la Base Mini de Barcelona en colaboración con la Fundació Barcelona Capital Náutica. Fue el primer uruguayo en completar el cruce del Atlántico en una competencia en solitario, cuando en 2021 participó de la Mini Transat. En su segunda participación, se quedó con los laureles de la victoria. https://www.montevideo.com.uy/

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