Buzos tácticos están sacando del Río de la Plata un barco de 1930 que estaba hundido y tapaba los desagües pluviales.
El Gobierno de la Ciudad está retirando por partes los restos de un barco hundido en la Dársena Norte del Río de la Plata, en Retiro, que obstruye el escurrimiento del agua de lluvia. Se trata de un barco carguero a vapor de aproximadamente 1930, de unos 45 metros de eslora y 40 toneladas de peso, con casco de acero remachado, que estaría probablemente en reparación en el muelle y que quedó a la deriva, deteriorándose poco a poco, informa La Nación.
La nave no fue identificada todavía, aunque tal vez se logre cuando se la retire por completo. Para evitar juicios, antes de desguazarla se publicaron edictos en los diarios para buscar a sus potenciales dueños, pero nadie apareció para reclamarla.
El barco podía observarse a simple vista los días en que el río bajaba, pero normalmente estaba hundido, en una zona donde el agua tiene entre tres y cuatro metros de profundidad. Dos buzos tácticos se ocuparon de desguazarlo y los restos serán retirados por partes en un lapso de diez días.
Desde Prefectura confirmaron a La Nación que hay otros 34 barcos hundidos en el río, pero no provocan los problemas que generaba este. El casco del barco provocaba un reflujo del agua, acumulaba sedimentos y hacía más lento el escurrimiento, lo que desmejoraba el drenaje de los ductos pluviales.
Los buzos usan un «traje seco», cerrado en el cuello y en los puños, que los mantiene aislados del agua, con válvulas en el pecho y en el hombro. Mientras uno está abajo del agua el otro está arriba atento y listo por cualquier inconveniente. Del buzo al barco sale el «cabo de vida» o «cordón umbilical» que lleva el aire y permite la comunicación. Los buzos usan una máscara «full face», que les permite tener una visión mínima en aguas donde no la tendrían y con la cual pueden ir relatando lo que observan. Bajo el agua, el buzo ata con una linga un pedazo del barco para que la grúa lo levante.
Lucas Llauradó, director general del Sistema Pluvial porteño, aclaró a La Nación que el retiro del barco es parte de un plan integral que incluye hacer un dragado para que el agua pueda escurrir más rápidamente. La obra incluye la limpieza de los sedimentos de 1.200 metros lineales del conducto, desde la desembocadura hasta el ingreso a la Villa 31. También se están construyendo 9 cámaras de acceso de cinco metros de profundidad para acceder al conducto y limpiarlo con una máquina (parecida a una cuchara) más rápidamente.
Los ductos que estaban obstruidos desembocan en la zona de Migraciones y son parte fundamental del sistema de escurrimiento de la Ciudad. «El mantenimiento de la red pluvial es algo que realizamos todos los días y que nos demanda un gran trabajo en equipo. Desde principios de año estamos limpiando este biducto que mide más de un kilómetro de largo, para mejorar el drenaje de la zona. De la misma manera limpiamos el resto de los cursos de agua subterráneos de la ciudad», aseguró a La Nación Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.
«Cuando encontramos el barco entendimos por qué se generaban los remolinos y bancos de arena que impedían el correcto drenaje del biducto. Luego de realizar los estudios correspondientes, decidimos retirar el barco hundido, incluso sabiendo el gran despliegue y la ardua tarea que esto requiere», concluyó Macchiavelli.
NUEVA CIUDAD,ARGENTINA