El presidente argentino reconoció que un ajuste sin gradualismo impactará en la pobreza, pero auguró éxito a largo plazo. «Lamentablemente tengo que decirlo, no hay plata», se sinceró Milei. La economía argentina enfrentará un severo ajuste, sin nada de gradualismos. Así lo anticipó ayer el presidente Javier Milei en su discurso en el Congreso tras la toma de posesión. Era de esperarse que hablara sobre cómo pilotearía una economía en crisis, y que no diera exactamente buenas noticias. En definitiva, esa fue la tónica de una campaña exitosa, la que lo llevó al sillón de Rivadavia. La diferencia es que, ahora, sus prédicas no son solo eslóganes de un aspirante. Milei es el flamante presidente de la República, y ayer anunció que “la situación empeorará en el corto plazo”, aunque “luego se verán los frutos”. Los argentinos se enfrentaron a una sentencia que resonó durante el resto del día, y probablemente por buen un tiempo más: “No hay plata, no hay alternativa al ajuste, no hay alternativa al shock”. El primer mensaje del nuevo presidente a los argentinos tuvo pinceladas de épica y una ambición de ser fundacional. Milei comparó esta elección con un hecho histórico que significó el fin del comunismo, de la Guerra Fría y la configuración de un nuevo orden mundial: “Así como la caída del Muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el punto de quiebre de nuestra historia”, dijo.
Diagnóstico
“Hoy comienza una nueva era en Argentina”, arrancó Milei, dando por desterrado al kirchnerismo. “Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive, y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país”, siguió ante una multitud que vitoreaba en la Plaza de Mayo.
“Los argentinos, de manera contundente, han expresado una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás. Hoy enterramos décadas de fracaso”, siguió. Pero ese entusiasmo inicial dio paso al anticipo de un futuro negro. El mandatario le dedicó buena parte de los 34 minutos de discurso a desmenuzar la herencia del gobierno de Alberto Fernández y las consecuencias de combatirla. “En estos días, mucho se ha hablado de la herencia que vamos a recibir. Dejen que sea muy claro en esto. Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, lanzó.
El mandatario habló de una “inflación plantada” que podría llegar al 15.000% anual. Basó sus cálculos en dos crisis del pasado: el Rodrigazo -cuando la inflación alcanzó el 800% anual, en 1976- y la hiperinflación de Raúl Alfonsín, cuando los pasivos remunerados llegaron a representar el 250% de la base monetaria. Milei dijo que previo al Rodrigazo había incluso menos sobrante de dinero que ahora, entonces, “un evento similar significaría multiplicar la tasa de inflación por 12 veces y, dado que la misma viene viajando a un ritmo del 300%, podríamos pasar a una tasa anual del 3.600%”, dijo. Su cálculo de 15.000% de inflación se complementa con la situación actual de los pasivos remunerados del Banco Central, que sería peor que la que había en la previa de la hiperinflación de Alfonsín. “En muy poco tiempo se podría cuadruplicar la cantidad de dinero y con eso llevar la inflación a niveles del 15.000% anual”. Fue allí que aseveró: “Esto es: el gobierno saliente nos ha dejado plantada una hiperinflación, y es nuestra máxima prioridad hacer todos los esfuerzos posibles para evitar semejante catástrofe que llevaría a la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%. En consecuencia, no hay solución alternativa al ajuste”. Milei siguió enumerando los ítems de la herencia. Se refirió a la deuda con importadores, la del Banco Central e YPF y la del Tesoro. “Esto es la bomba en términos de deuda. Asciende a 100.000 millones de dólares que habrá que sumar a los cerca de 420.000 millones de deuda ya existente”, puntualizó. El presidente se llevó una ovación al anunciar, tal como venía diciendo en campaña, que el ajuste fiscal no recaerá sobre los privados. “No existe solución donde se evite atacar el déficit fiscal. De los 15 puntos de déficit, 5 corresponden al Tesoro Nacional. La solución implica un ajuste fiscal en el sector público fiscal, que caerá sobre el Estado y no sobre el sector privado”, subrayó, seguido de aplausos.
“Nos han arruinado la vida. nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto, tampoco nos debería sorprender que el populismo nos esté dejando 45% de pobres y 10% de indigentes”, agregó.
“Aún cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente. Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente, no es gratis, lo vamos a pagar en inflación”, concluyó Milei para entrar en los detalles del panorama que prevé para los próximos meses (¿o quizá años?), sin dar pistas todavía sobre las medidas más inmediatas para hacerle frente al diagnóstico.
Ajuste y shock
“Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste”, dijo tajante el presidente. “Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo. En primer lugar, porque desde el punto de vista empírico, todos los programas gradualistas terminaron mal, mientras que todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos”, siguió. En la misma línea, avisó que “los empresarios no invertirán (en Argentina) hasta que vean el ajuste fiscal”. Milei explicó que “para hacer gradualismo, es necesario que haya financiamiento”, y siguió: “lamentablemente, tengo que decírselos de nuevo: no hay plata”. La reacción de la multitud ante la honestidad brutal era de festejo. “¡Motosierra! ¡Motosierra!”, fue uno de los cánticos a lo largo de la ceremonia en la plaza. El “no hay plata”, que se popularizó en una entrevista con Alejandro Fantino, ya se volvió lema. En el discurso dijo tres veces la frase; en la calle se venden remeras con la consigna. El propio Milei publicó en su cuenta de Instagram una foto de la prenda con la leyenda “La remera para este verano”. Milei continuó con malas noticias: el ajuste “impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años”.
“Sabemos que será duro”, reconoció, e intentó dar ánimo con una frase del expresidente Julio Argentino Roca, a la que calificó de “sobresaliente”, dicha por “uno de los mejores presidentes de la historia argentina”.
“Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios”, citó el presidente. Tras reconocer que habrá más pobreza e indigencia, el mandatario dio una señal de que el Estado estaría presente a través del recién creado ministerio de Capital Humano, que absorbe los anteriores ministerios de Educación, Trabajo y Desarrollo social. Dijo: “A su vez, luego del reacomodamiento macro que vamos a impulsar, el cual será menos doloroso cuanto mayor sea la caída del riesgo país y cuanto mejor sea nuestra contención desde el Ministerio de Capital Humano, la situación comenzará a mejorar. Esto es, habrá luz al final del camino”. No detalló de qué manera se contendría a quienes les tocará la peor parte del ajuste, pero dijo que “la otra alternativa” es “la propuesta sensiblera progresista, cuya única fuente de financiamiento en la emisión de dinero derivará en una hiperinflación que llevará el país a la peor crisis de su historia”.
“Ese espiral decadente nos equiparará con la oscuridad de la Venezuela de (Hugo) Chávez y (Nicolás) Maduro”, sostuvo en este tramo de la alocución que, por momentos, parecía de campaña.
Convivencia
La seguridad fue el otro gran tema del mensaje del mandatario. Dijo que “Argentina se ha convertido en un baño de sangre”, y que “los delincuentes caminan libres mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas”. Aunque tampoco se refirió a políticas específicas en esta área, remarcó la impronta de mano dura que tendrá el gobierno con el Ministerio de Seguridad a cargo de quien ya ocupó al cartera una vez, Patricia Bullrich.
“Nuestras fuerzas de seguridad han sido humilladas y maltratadas durante décadas”, enfatizó Milei. “La anomia es tal que sólo el 3% de los delitos son condenados. Se acabó con el ‘siga, siga’ de los delincuentes”. Tras esto -y mientras la multitud coreaba ¡Policía, policía”- se refirió a los planes sociales, cuya reducción y eventual eliminación fue de los ejes de la campaña. “Más de 20 millones de argentinos no pueden vivir una vida digna porque son presos de un sistema que lo único que genera es más pobreza”, dijo, y continuó: “Como dice el gran Jesús Huerta de Soto, los planes contra la pobreza generan más pobreza. La única forma de salir de la pobreza es con más libertad”. En esa línea, arremetió contra el estado de la educación y las altas tasas de deserción en Argentina. “Si se levantara Sarmiento y viera qué hicieron de la educación…”, bromeó. Al criticar el sistema de salud, Milei trajo a colación la pandemia. “Si los argentinos hubiéramos hecho las cosas como la media de los países del mundo, hubiéramos tenido 30.000 muertos. Gracias al Estado te cuida y su ineficiencia, 130.000 argentinos perdieron la vida”, dijo, sin ahondar en cuál habría sido la forma de evitar 100.000 muertos. Cerca del final, Milei envió un mensaje sin medias tintas al sindicalismo y a las organizaciones sociales, de quienes se prevén reacciones una vez que se ponga en marcha el ajuste. “Quien corta la calle violando los derechos de sus conciudadanos, no recibe la asistencia de la sociedad. Puestos nuestros términos: el que corta, no cobra”, aseguró.
“A ponerse de pie”
Sobre el final, después de pasar el aviso “a quienes quieran utilizar la violencia o la extorsión para obstaculizar el cambio”, Milei se mostró conciliador. Invitó a “todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales” a sumarse a “la Nueva Argentina”, donde serían recibidos “con los brazos abiertos”. Llamó la atención que no haya hecho referencia al 40° aniversario de la recuperación de la democracia. Sí nombró la coincidencia de la asunción con la fiesta de Janucá y, al finalizar, pronunció su cita de cabecera del libro de Macabeos 3:19: “La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que viene del cielo”. Después de un crudo pronóstico de dolor para alcanzar luego una recompensa, el presidente arengó: “A ponerse de pie, que vamos a salir”. https://www.elpais.com.uy/