* (Por Carlos A. Schinoni , Juan Ignacio Schinoni Elliff.- Para LA NACION)
Análisis de cómo está la relación bilateral desde el punto de vista fluvial y de la industria naval.-
Son muchos y variados los problemas que la administración de Cristina Fernández de Kirchner le ha dejado al nuevo gobierno en temas logístico portuarios y de navegación. Haciendo gala de un profundo desconocimiento de las más elementales normas diplomáticas, ha destrozado la relación con nuestros vecinos. Y especialmente con Uruguay, Estado al que le ha dificultado toda su operatoria logística al trabar los transbordos de las cargas de exportación que salían desde los puertos argentinos, por un lado, y limitando la cantidad de barcazas que bajan desde Rosario hacia el puerto de Nueva Palmira, por el otro. Todo esto, además de cancelar las autorizaciones para varios amarraderos de barcazas del lado argentino, lo que obviamente significó quebrantos para empresas argentinas que los operaban. Nada se ha hecho tampoco en los 12 años de gobierno kirchnerista para dictar una nueva ley de navegación, a pesar de que hace tiempo que se vienen discutiendo dos o tres proyectos, todos de notable condición intervencionista por parte del Estado. Resulta imprescindible, en este aspecto, volver al espíritu de la ley de puertos , la 24.093, de 1992, gracias a la cual se desarrolló el sistema portuario argentino que hoy opera en forma altamente satisfactoria. CONCESIONES.- Otro tema que deberá resolver el próximo gobierno es la renovación o no de las concesiones a las terminales del puerto de Buenos Aires, que por expreso pedido del gobernador Daniel Scioli al ministro de Economía, Axel Kicillof, se demoró su tratamiento. En esto el futuro gobierno debe tomar decisiones de política mayor y decidir si el puerto de Buenos Aires seguirá funcionando como lo hace hasta hoy -para lo cual se deberán realizar tremendas inversiones en infraestructura- o si se dejan de prorrogar las concesiones y se promueve la instalación de las terminales fuera del ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Esto significaría un enorme alivio al tránsito de camiones que entran, salen y transitan por las avenidas y autopistas porteñas. Habrá que resolver asimismo el dictado de una ley para la industria naval. Y aquí nos detenemos para analizar lo que ocurre del otro lado del Río de la Plata, en Uruguay, donde realmente se apoya y promueve esta industria mediante numerosas medidas que favorecen su crecimiento, entre ellas: toda la industria naval puede importar sin pagar ningún tipo de impuestos o aranceles chapa, consumibles, motores, equipamiento, electrónica, electricidad, maquinaria, herramientas, y demás. Independientemente que sea una compañía naviera que construye sus propias embarcaciones o un astillero que lo hace para terceros. En la Argentina, en cambio, hace años que se pretende apoyar el desarrollo de la industria naval, pero no hay incentivos fiscales que lo faciliten. Desde la prohibición para importar chapa naval (si es que se consiguen las divisas para hacerlo) hasta las dificultades para importaciones temporarias de motores o equipamiento. Y las exenciones o reintegros de IVA que se realizan tarde, mal e incompletas. Si sumamos que las exportaciones navales tienen un derecho de exportación del 5%, se completa el círculo que impide el desarrollo de la industria naval. Es indispensable que la nueva administración nacional libere el mercado del transporte marítimo y fluvial, y que vuelva a integrarse con nuestros vecinos, relación que hoy está en crisis terminal.
QUÉ DEBERÁ REVISAR LA PRÓXIMA ADMINISTRACIÓN.- Diplomacia fluvial. Mauricio Macri deberá recomponer relaciones con Uruguay, perjudicado directamente por múltiples decisiones que afectaron su actividad. CONCESIONES.- Una de las definiciones que también deberían tomarse obedecen a qué hacer con las concesiones de las terminales de Puerto Nuevo, porque el puerto necesita inversiones urgentes. INDUSTRIA NAVAL.- La promoción de este sector complementario de la marina mercante tiene muchas aristas, como las eternas discusiones por una ley y las asimetrías con los vecinos. Uruguay exime de aranceles a todas las importaciones para el sector. En la Argentina, en tanto, se la desalienta.-
* (Los autores son directores de la empresa de transporte fluvial Nautimill SA)