El perito naval, Fernando Morales, aseguró que el submarino ARA San Juan, desparecido el 15 de noviembre del 2017, habría resistido, sin implosionar, hasta alcanzar los 800 metros de profundidad. De esta forma, Morales descarta que la nava hubiese sido mal soldada en la reparación de media vida, según lo que se había denunciado con anterioridad. En declaraciones a A24, Morales aseguró que así fue como se lo informaron las autoridades de la Armada Argentina. Por otro lado, informó que “hasta ahora lo que han visto los investigadores fue una implosión propia del peso de la columna del agua sobre el casco de la embarcación. Pero esto es muy preliminar”. Tras asegurar que el buque está partido en tres o más pedazos”, Morales señaló que la zona en donde fue hallada la nave  “ya se había inspeccionado” con la colaboración de las armadas de otros países. Entre diciembre del 2008 y junio del 2014, el submarino fue sometido a la reparación de media vida, una de las obras más difíciles de la industria naval, ya que para reemplazar los motores y los grandes pesos que tenía el sumergible “fue necesario cortar el casco de la embarcación por la mitad y separarla en dos partes”. Finalmente la operación fue llevada adelante en el Complejo Industrial y Naval Argentino (Cinar), e implicó un total de 625 trabajos y obras. La nave fue localizada por la empresa Ocean Infinity, después de un año y dos días de su última comunicación con la base naval. El pasado viernes se descubrió un nuevo punto de interés en la zona denominada Site -1 y, a horas de la madrugada, la Armada Argentina confirmó que se trataba del submarino desaparecido. Este hallazgo llegó durante el último día de operaciones de la empresa estadounidense, quien ya había anunciado la suspensión de la búsqueda hasta febrero del año que viene. Teniendo en cuenta esta coincidencia, con el tiempo transcurrido, los familiares de los 44 tripulantes sospechas que el Gobierno estuvo ocultando información y ya sabían del paradero de la nave.

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