“Hay un punto de no retorno donde los costos hundidos de soportar una infraestructura son tan altos que hacen imposible la viabilidad del mantenimiento del proyecto en el país”, afirmó el gerente general de la empresa de capitales italianos y portugueses que trabajó en la construcción del Ferrocarril Central. La empresa Durmientes del Uruguay, que se instaló en Florida con una inversión de 13 millones de dólares para fabricar los durmientes para las vías del Ferrocarril Central, analiza si continuar o no su operación en el país dado que está a la espera de proyectos de recuperación de tramos ferroviarios que no se concretaron. Alejandro Papandoni, gerente general de la empresa, dijo a la diaria que la producción de durmientes para el Ferrocarril Central finalizó en diciembre de 2022 y a partir de entonces la empresa comenzó a hacer “una serie de contactos” con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) para continuar sus labores. “Los accionistas, que son de capitales italianos y portugueses, tomaron la decisión de apostar por el mercado uruguayo y soportar los costos hundidos que tiene mantener la planta en Uruguay y no retirarla. Al día de hoy, están a la espera de la posibilidad de que haya una apertura de una licitación y poder mantenerse en el mercado. De lo contrario, como es la lógica en cualquier empresa del planeta, hay un punto de no retorno donde los costos hundidos de soportar una infraestructura son tan altos que hacen imposible la viabilidad del mantenimiento del proyecto en el país”, afirmó el empresario. En ese marco, dijo que el personal de la planta ya lleva 16 meses en seguro de paro.
De acuerdo con Papandoni, el gobierno tiene entre sus planes que la planta se mantenga en marcha por considerarla “estratégica” para el desarrollo de la infraestructura ferroviaria. Incluso, en el programa de gobierno “Compromiso por el país” se establece “elaborar y poner progresivamente en práctica un programa de desarrollo de infraestructura vial, ferroviaria” y portuaria. “Somos contestes a esa voluntad de mantener la calidad de la fabricación de durmientes de hormigón para reactivar la vía en todo el país y, de acuerdo con los comentarios públicos del ministro, los accionistas han decidido quedarse y soportar los costos hundidos”, insistió el jerarca de la empresa.
La planta instalada en Florida es de las más modernas de América del Sur y la única que tiene una capacidad de producción de 1,6 kilómetros de vía por día. “Si vos dejás de producir y tenés que retirar la planta, por lógica empresarial, aunque después se reactive, el problema es que no va a ameritar una inversión tan importante para un solo tramo, como el de Salto a Chamberlain, en Tacuarembó, u otro cualquiera. Entonces vas a estar condenado a perder una industria nacional y a importar los durmientes”, planteó Papandoni. Agregó que siempre que una empresa no tiene un mercado en el que pueda desarrollarse, “después de 16 meses” tiene que plantearse “seriamente tomar decisiones poco simpáticas en términos de oportunidad estratégica para el país y en términos de pérdida de puestos de trabajo en una ciudad del interior como es Florida, además de la pérdida de una transferencia de know-how que se logró durante la producción, que es el hormigón más técnico que se fabrica en el país, bajo normas de calidad europeas”.
Miguel Gutiérrez, vocero del sindicato de Durmientes, dijo a la diaria que si él fuera el dueño de la empresa y el negocio no le es redituable, “obviamente” se va a ir. “Pero también pienso que si la licitación sale, a la empresa le sirve la plata, por eso se queda, más allá de lo que le pueda estar generando”, puntualizó. En este marco, por estas horas los delegados sindicales analizan acciones para lograr que se atiendan sus reclamos. “Es hacer algún llamado de atención para ver si a alguien se le afloja un poquito el corazón”, dijo Gutiérrez, y agregó que le “cuesta creer” que los hayan “aguantado un año y medio [en el seguro de paro] para dejar que la empresa se vaya”. “Somos mano de obra uruguaya netamente, en un departamento que tiene gran desocupación. Son dos millones de dólares anuales de salario, 70 familias que trabajan directamente y 250 indirectamente”, agregó Gutiérrez.
Diputados preocupados
Los diputados floridenses Carlos Rodríguez (Frente Amplio) y Álvaro Rodríguez Hunter (Partido Nacional) coincidieron en que preocupa la situación, “por más que sabemos que era una empresa que había venido con un destino específico, que era hacer los durmientes de la vía [central], pero luchamos para ver si se puede continuar”, apuntó Rodríguez Hunter. El nacionalista dijo que el impacto de la empresa es “importante”, sobre todo “más teniendo en cuenta lo que ha sido el impacto del tren en general”: “Es una pata importante instalada en Florida, que ojalá se pueda quedar el mayor tiempo posible”. Por su parte, el frenteamplista opinó que el MTOP demora el anuncio de la concreción de unas licitaciones para algunos ramales, sobre todo en el norte del país. “El ministro, cuando el año pasado estuvo en Florida, se había comprometido con los propios trabajadores a que iba a haber nuevos ramales ferroviarios que se iban a construir con durmientes de hormigón, y eso generaba la expectativa no sólo en los empresarios, sino principalmente en los que allí trabajan”, dijo a la diaria. “El último anuncio del ministro era que en abril se iba a hacer una licitación, pero ya estamos avanzados en junio y todavía no hay ningún anuncio”, criticó. Según el frenteamplista, la “realidad” del empleo en Florida implica que no hay otras empresas que puedan absorber la mano de obra que dejaría Durmientes. “El frigorífico, que es un emblema, ha tenido dificultades para la exportación a China; la lanera, que también fue un emblema para el departamento, está cerrada con el personal en seguro de paro desde hace mucho tiempo. Florida no ha tenido en los últimos tiempos un desarrollo industrial”, concluyó.