Si desaparece la masa helada Thwaites, el nivel del mar podría subir de golpe 65 centímetros frente a los 4 milímetros al año actuales. La acción de desgaste que ejercen las mareas cálidas en la parte inferior del glaciar Thwaites, en la Antártida, acelerará «inexorablemente» su derretimiento en este siglo, según nuevas investigaciones de científicos británicos y estadounidenses. Los investigadores advierten de que ese deshielo acelerado podría desestabilizar toda la capa helada de la Antártida Occidental y provocar su derrumbe final. Ello haría subir de golpe el nivel de los océanos en una proporción nunca antes imaginada. El enorme glaciar, que tiene el tamaño de Andalucía y Castilla-La Mancha juntas, interesa especialmente a los científicos por la rapidez con que está degradándose y el impacto que su pérdida tendría sobre el nivel del mar (de ahí su apodo de ‘glaciar del Día del Juicio Final’). También actúa como ‘ancla’ de la capa de hielo de la Antártida Occidental para que permanezca fijada en su emplazamiento.
Como el corcho de una botella
Con más de dos kilómetros de espesor en algunas zonas, Thwaites ha sido comparado con un corcho en una botella. Si se derritiera, el nivel del mar subiría 65 centímetros. Eso ya sería un aumento significativo, dado que los océanos suben actualmente 4,6 milímetros al año. Pero si finalmente se perdiera toda la capa de hielo, el nivel del mar aumentaría nada menos que 3,3 metros, según informa la agencia Bloomberg. Aunque algunos modelos informáticos sugieren que las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero previstas en el Acuerdo de París de 2015 podrían mitigar el retroceso del glaciar, las perspectivas siguen siendo «sombrías», según un informe de la International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC), un proyecto que reúne a investigadores del British Antarctic Survey, la National Science Foundation de Estados Unidos y el Natural Environment Research Council del Reino Unido.
Derretimiento acelerado desde hace 30 años
El Thwaites lleva retrocediendo más de 80 años, pero ese proceso se ha acelerado en los últimos 30, según declaró en un comunicado de prensa Rob Larter, geofísico marino que colaboró en la investigación. «Nuestros hallazgos indican que va a retroceder más y más rápido». Y otras dinámicas que actualmente no tienen en cuenta los modelos a gran escala podrían acelerar más su desaparición, según asegura esta investigación. Utilizando un robot con forma de torpedo, los científicos determinaron que la parte inferior de Thwaites está aislada por una fina capa de agua fría. Sin embargo, en las zonas donde las partes del glaciar se separan del lecho marino y el hielo empieza a flotar, la acción de las mareas está bombeando agua de mar más caliente, a alta presión, hasta 10 kilómetros por debajo el hielo. Este proceso está alterando la capa aislante y probablemente acelerará considerablemente la velocidad de retroceso de la zona de encalladura, es decir, la zona en la que el glaciar se asienta sobre el lecho marino. Además, esto no ocurre solo en la Antártida, pues se ha observado un proceso similar en glaciares de Groenlandia, en el otro extremo del planeta y también sometida a una creciente pérdida de hielo por el calentamiento global. El grupo de científicos plantea incluso una hipótesis aún más pesimista, según la cual se formarían acantilados de hielo de 100 metros o más en la parte delantera de Thwaites que se desprenderían rápidamente en forma de icebergs, provocando un retroceso glaciar galopante que podría elevar el nivel del mar en decenas de centímetros ya en este mismo siglo. Sin embargo, los investigadores afirman que es demasiado pronto para saber con certeza si este último escenario realmente puede producirse.
¿Es irreversible la pérdida del glaciar?
Una pregunta clave sin respuesta es si la pérdida del glaciar Thwaites es ya irreversible. Por ejemplo, las fuertes nevadas que se producen regularmente en la Antártida ayudan a reponer la pérdida de hielo, explicó Michelle Maclennan, climatóloga de la Universidad de Colorado en Boulder, durante una rueda de prensa. «El problema es que existe un desequilibrio: se está perdiendo más hielo del que las nevadas pueden compensar», explicó. El aumento de la humedad en la atmósfera del planeta, causado por el calentamiento global que evapora las aguas oceánicas, podría dar lugar a más nieve antártica, al menos durante un tiempo. En un momento dado, sin embargo, se espera que se convierta en lluvia, causando el derretimiento de la superficie del hielo, creando así una situación en la que el glaciar se derrita tanto por arriba como por abajo. La rapidez con que esto ocurra dependerá en parte de los avances que los países hagan para frenar el cambio climático, señalan. Aporte del Prof. Rodolfo Bardecio (Fuente: https://www.laopiniondemalaga.es/