La altura del río Paraná es fundamental por diferentes motivos, entre ellos, la hidrovía. Sin embargo, la bajante genera un aumento de preocupación y no hay un pronóstico alentador ya que la altura se mantiene por debajo de la línea de aguas bajas desde el 10 de junio de este año. La hidrovía Paraná-Paraguay, una de las principales rutas fluviales de Sudamérica, atraviesa una de las peores crisis hídricas en décadas. La histórica bajante de los ríos que la conforman está afectando gravemente la navegabilidad, poniendo en jaque el transporte de mercancías y exponiendo las vulnerabilidades de una región que enfrenta cada vez más los efectos del cambio climático. Cabe subrayar que la navegabilidad de la hidrovía, precisamente, del río Paraná, es esencial para las exportaciones argentinas debido a que, desde el Gran Rosario, se generan más del 70% de las divisas que produce el agro, el sector más importante para el ingreso de dólares al país. Dentro de un contexto desalentador, la Oficina de Riesgo Agropecuario, informó que «La situación actual de los niveles hidrográficos en la cuenca del Plata, publicada diariamente por el Instituto Nacional del Agua (INA) muestra que las marcas de todas las estaciones sobre los ríos Iguazú, Paraguay y Paraná, además de las del Delta del Paraná, se hallan en situación de aguas bajas. Este no es un hecho reciente, sino que se mantiene desde hace unos dos meses, aproximadamente».
Según el INA, se prevé la permanencia en aguas bajas de todas las estaciones, al menos hasta el próximo 3 de septiembre. «La situación de aguas bajas afecta en forma directa a la hidrovía, pero también tiene impacto en el sector energético. El mismo informe arrojó que Itaipú como Yacyretá se hallan en situación de aguas bajas. A finales de agosto de 2023 también se reportaban aguas bajas en el Paraná y sus afluentes. Sin embargo, la ocurrencia de El Niño en el verano 2023/2024 resultó un factor favorable para la salida de esta condición adversa», remarcó el INA. A partir de las mediciones por Prefectura Naval, agosto es el mes más crítico en lo que va del año y el escenario está encaminado para seguir empeorando. La falta de lluvias en la cuenca alta afecta directamente al caudal del río y produce la bajante, la cual los expertos habían anticipado que se extendería durante todo el invierno. Entre los días que quedan de este mes y la primera semana de septiembre, el río estaría registrando los niveles más bajos esperables para este año. De acuerdo a las últimas estimaciones, podría rondar los 0,50 metros, valores no muy lejanos del pico de la última bajante, que fue de -0,49 metros el 12 de enero de 2022.
La drástica bajante del Paraná, ha reducido significativamente la disponibilidad de pescado para el consumo. Por ende, obligó a muchos comerciantes a cerras sus puertas o migrar hacia otros rubros que tengan más movimiento. La escasez de pescado en la zona costera de Rosario (La Florida), provocó el cierre de doce puestos de venta, mientras los que aún están abiertos (pocos) luchan por mantenerse en pie con una oferta limitada y precios elevados. Esta crisis no solo golpea a los comerciantes que dependen de la pesca, sino también a los consumidores que se enfrentan a valores inalcanzables y a la falta de productos. Claro está que la situación continúa siendo incierta, por lo que muchos temen que la escasez y los cierres sigan si no se logra una recuperación en el nivel del río y en la disponibilidad de pescado.
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