El acuerdo UE-Mercosur ha sido una bandera de la reciente protesta de los agricultores franceses, que denunciaron competencia desleal por parte de los sudamericanos. Sin embargo, si París cierra la puerta a este pacto, se dejará la vía libre a China, advierten políticos y analistas consultados por EFE. La crisis agrícola europea, que ha tenido especial relieve en Francia, ha puesto en la diana los acuerdos de libre comercio con otros bloques económicos, pero el de Mercosur, que engloba Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay y que aún está por cerrarse, ha sido el más paradigmático. Varias capitales europeas, con París a la cabeza, han hecho suyo el argumento de los campesinos y han acusado a estos países de «competencia desleal» por la ausencia de reglas equivalentes -más laxas en Sudamérica y estrictas en Europa-, especialmente las medioambientales.
Pero ¿qué impactos tendría para el bloque europeo y el sudamericano si finalmente no se firmase un acuerdo que se negocia desde hace más de 20 años?
La investigadora del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) Marie Krpata, coautora de un informe sobre el impase del acuerdo UE-Mercosur, apunta a un aumento del peso económico de China en detrimento de la UE en una región rica en materias primas necesarias para la transición ecológica, ya que Argentina, Brasil, Bolivia y Chile figuran entre los países con más reservas de litio del mundo. Para Krpata, defenestrar el acuerdo con el Mercosur reforzaría aún más la posición comercial de Pekín, que actualmente representa ya el 25 % de todas las exportaciones de los cuatro países sudamericanos, frente al 14 % de la UE. El gigante asiático es, de hecho, el principal socio comercial tanto de Brasil como de Argentina. «China se posiciona como alternativa para los países del Mercosur, valorizando las inversiones y sin normativas tan estrictas» como las europeas, señala a EFE Krpata. La investigadora recuerda que en 2015 China anunció inversiones en América Latina por valor de 250.000 millones de dólares hasta 2025, una cantidad mucho mayor que la anunciada por la Comisión Europea (CE), cifrada en 45.000 millones de euros en su plan Global Gateway. Mientras Francia lidera al grupo de países europeos (con Países Bajos, Irlanda o Austria) opositores al actual acuerdo, con el argumento de que Mercosur no ofrece garantías medioambientales, Alemania se ha convertido desde la guerra en Ucrania, en uno de los principales adalides del pacto para depender menos de Rusia y China. «Alemania quiere la diversificación, mientras Francia defiende la reindustrialización y la soberanía agrícola europea», explica la especialista. El Jefe de la unidad para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE, Sebastián Nieto Parra, hace hincapié en que la adaptación del Mercosur a los estándares medioambientales europeos es «una cuestión de tiempo, de diálogo y de inversiones». «Ya hay ejemplos de sostenibilidad del sector agroindustrial en áreas de Brasil y también en Uruguay», comenta a EFE Nieto Parra, quien subraya que el Mercosur y la UE comparten «valores como ser economías abiertas, democráticas y que tienen en cuenta la agenda de transición verde». Durante las dos últimas semanas de protesta agrícola ha habido muy pocas voces favorables en Francia a un acuerdo UE-Mercosur. La diputada macronista Éléonore Caroit, escogida por los electores franceses en Latinoamérica, ha sido una de ellas. «La protección de denominaciones de origen y la supresión de derechos de aduana serían positivos para importantes sectores de la producción francesa, como los productores y exportadores de vinos, quesos y productos farmacéuticos», subraya en declaraciones a EFE la parlamentaria, que también tiene nacionalidad dominicana. Caroit, quien en una resolución de junio de 2023 votó en la Asamblea francesa a favor de un acuerdo UE-Mercosur, contrariamente a sus colegas macronistas, alega que hay cierto desconocimiento de algunos puntos del acuerdo, como el tope de entrada de carne de res sudamericana en Europa, una medida diseñada para preservar el sector ganadero de la UE. «Ésta es solo una ilustración de la desconexión entre los temores que suscita el acuerdo en Europa y su realidad económica», recuerda. La diputada, que realiza desplazamientos oficiales a Sudamérica con mucha frecuencia, avisa además de que la sombra de China es alargada.«Varios países del Mercosur -indica- han expresado su interés para concluir un acuerdo de libre comercio con China. Por ejemplo Uruguay. Brasil también ha indicado que no se oponía a esta eventualidad». Uno de los estudios más completos sobre el efecto de un acuerdo UE-Mercosur es de la London School of Economics (LSE), que se hizo a finales de 2020, a petición de la Comisión Europea. En su proyección más conservadora, estimaba que el PIB de la UE crecería hasta 2032 gracias al acuerdo en 10.900 millones de euros (un 0,1 %), mientras que el del Mercosur aumentaría en 7.400 millones (un 0,3 %). En el pronóstico más optimista, el PIB europeo subiría en 15.000 millones y el del bloque sudamericano, en 11.400 millones. Tres de los sectores europeos que pueden resultar más beneficiados por el acuerdo con el bloque sudamericano serían el de la maquinaria, que podría aumentar sus ventas entre el 78 % y el 100 %; el de los textiles y prendas de vestir (entre el 311 % y el 424 %); y el de los lácteos (del 91 % al 121 %). Este último sector se vería propulsado por un reconocimiento de las denominaciones de origen de los quesos europeos en el Mercosur. La London School of Economics considera que el bloque sudamericano resultaría especialmente beneficiado por la exportación a Europa de carnes de res, que progresaría entre el 30 % y el 64 %, y en otras variables macroeconómicas como la inflación, que dependiendo del país se reduciría entre 4 décimas y 1,5 puntos. EFE