La sequía en los lagos que alimentan la infraestructura está ralentizando el tráfico y ha obligado a reducir el calado de los barcos que atraviesan el canal
La falta de agua está provocando un atasco en el Canal de Panamá. Desde la institución anunciaron este lunes que 134 buques se encuentran a la espera para cruzar la vía como consecuencia de las medidas adoptadas por la sequía que afecta su cuenca. “En estos momentos hay un total de 134 buques en espera de tránsito desde ambas entradas. Para este mes, el tiempo medio de espera para tránsitos no reservados se sitúa entre 9 y 11 días. Estamos continuamente monitorizando estas cifras e implementando medidas para mejorar el flujo”, indicaron fuentes de la administración.
El agua que abastece a esta infraestructura clave para el comercio mundial procede de dos lagos artificiales. Las reservas del más grande de los dos —el lago Gatún— habían caído a finales de julio hasta su nivel más bajo de los últimos siete años, según datos de Bloomberg. Desde la administración del Canal señalan que, pese a que el nivel de los lagos artificiales “estaba en su máxima capacidad cuando se inició la estación seca” —a finales del año pasado―, la prolongación “más allá de lo habitual” de este periodo sin lluvias está complicando el abastecimiento de las esclusas que facilitan el paso a los buques. En declaraciones a Bloomberg, el grupo de inversiones navales Clarksons Research Services señalaba que el tiempo de tránsito una vez dentro del canal era actualmente de cuatro días, cuando hace tan solo un mes se atravesaba en una sola jornada.
La falta de agua también afecta al calado y, además de retener durante más tiempo los buques porque reduce la cantidad de ellos que pueden cruzar al mismo tiempo, les obliga a limitar la carga que pueden transportar a través de la vía, que tiene 82 kilómetros de longitud y por donde pasa alrededor del 3% del comercio mundial. Así, desde el pasado 30 de julio la administración del Canal de Panamá limitó a 32 —de un máximo de 38— el número de buques que pueden transitar diariamente para evitar más reducciones de la profundidad a la que pueden circular los barcos. De hecho, actualmente el calado máximo se encuentra en 44 pies (13,4 metros) de un máximo de 50 pies (15,24 metros) que ofrece la estructura.
Estas medidas están impactando en la rentabilidad del Canal. Por un lado, la reducción del calado implica que los buques deben pasar con menos carga, lo que impacta en la tarifa del peaje que cobra el Canal. De hecho, el administrador de la vía, Ricaurte Vásquez, informó que sus ingresos en 2024 se verán disminuidos en alrededor de 200 millones de dólares. El pasado septiembre, la institución proyectaba unos ingresos para 2023 de 4.652,9 millones de dólares, un 10,3% más que el estimado para 2022, y nuevo aporte récord al fisco de 2.544,6 millones de dólares.
Interferencias en el comercio global
A través de esta vía, que comunica los océanos Atlántico y Pacífico en aproximadamente nueve horas sin tráfico, pasan 180 rutas marítimas que llegan a 1.920 puertos en 170 países, según datos del Canal. Así, además de afectar a la rentabilidad de la infraestructura, el impacto en las cadenas de suministros globales también podría ser significativo. Según datos de Bloomberg, alrededor de 500 millones de toneladas atraviesan anualmente el istmo de Panamá y estos retrasos podrían obligar a los cargadores a buscar rutas alternativas. En declaraciones a esta agencia, la multinacional logística Container xChange, apuntaba que si el flujo de contenedores continuaba siendo lento, “los negocios podrían sufrir problemas de abastecimiento antes de Navidad”.
Otra consecuencia es que las tarifas de los barcos que transportan combustibles y gas han aumentado en los últimos días, según Bloomberg. Esto se debe a que el Canal tiene limitada la capacidad de paso de los buques y prioriza el transporte de contenedores y productos perecederos.
En este escenario, el Canal está tratando de garantizar que los buques en ruta o en cola, que no hayan conseguido reservas, puedan seguir circulando. Desde la administración también han puntualizado que el tránsito por las esclusas Neopanamax —las más nuevas, inauguradas en 2016— se mantiene con normalidad, con un tráfico promedio de 10 buques por día. “Dichos tránsitos no se han visto impactados por la medida”, concluyeron desde la institución.
EL PAÍS- ESPAÑA