Nula acogida a la petición de aeronaves para la Fuerza Aérea Uruguaya

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Culminando el festejo de los 83 años de la Brigada Aérea II (Durazno), sede de la aviación de combate de la Fuerza Aérea Uruguaya, con la presencia  del  presidente Luis Lacalle Pou y el ministro de Defensa, Javier García, ambos abandonaron el acto sin saludar a su comandante, el Coronel (Av.) Pedro Cardeillac, tras hacer éste en su alocución un sentido pedido de equipamiento para la Fuerza, en momentos en los cuales sólo cuenta con un Cessna A-37B y dos o tres Pilatus PC 7. Cardeillac, a propósito de los Pilatus PC-7 del Escuadrón de Vuelo Avanzado, que al contarse con un sólo A-37B en la unidad de cazas, se utilizan en misiones de combate secundarias, recordó que los vectores «cuentan ya con 30 años en servicio, han entregado al País más de 46.000 horas de vuelo y en ellos se han formado más de 500 aviadores y navegantes. A su vez, por las capacidades de portar armamento, se utilizan como reserva de combate de la Fuerza, empleandolo también en misiones de Policía Aérea Nacional, reconocimiento, Defensa Aérea y apoyo a unidades de superficie. Esas misiones nos llevan a los dos últimos Roles “Control del Aire” y “Ataque”,los cuales están relacionados a las capacidades de Combate que tiene el País, y son de particular interés de esta Brigada, ya que aquí es donde se asientan las Unidades Aéreas encargadas de esas tareas», dijo. Refiriéndose al viejo modelo A-37 en la Fuerza Aérea Uruguaya, el Coronel Cardeillac reflexionaba lo siguiente:

«La cadena logística es cada vez más complicada, por lo que su continuidad operativa no se puede garantizar a corto o mediano plazo. Demandando un gran esfuerzo de la Fuerza Aérea en mantener su operatividad, mientras se produzca el reemplazo de la mencionada flota. Como especialistas en la materia, con preocupación vemos que las capacidades de combate de la Fuerza Aérea se han reducido peligrosamente en las ultimas 3 décadas; llegando a un nivel crítico en la actualidad, en donde están comprometidas las funciones principales que tenemos como Fuerza armada. Hemos perdido sistemas completos y hasta Unidades Aéreas. En esta plataforma se erigen dos hangares. Al occidente están las instalaciones del Escuadrón Aéreo No1 (Ataque) el cual permanece desactivado tras la desafectación de sus aeronaves IA-58 Pucará en el año 2017. A su frente vemos las instalaciones del Escuadrón Aéreo N.o 2 (Caza), que otrora supo contar con diversos sistemas de armas, quedando hoy en día solamente con los A-37B. Nuestra preocupación se basa principalmente en los medios disponibles para cumplir con nuestras responsabilidades. Teniendo jurisdicción en la totalidad del espacio aéreo nacional: algunas de las responsabilidades que tiene la Fuerza Aérea por su competencia, son únicas e intransferibles; no pudiéndolas realizar ninguna otra Institución ni Organismo del Estado: como lo son entre otras el Control del Espacio Aéreo y Policía Aérea. Como profesionales somos conocedores que el mejor aporte que puede hacer el componente aéreo tanto sea en tiempo de paz, como en otros, es precisamente el Control del Espacio Aéreo. Si logramos esa capacidad; lograremos cumplir con la mayoría de las responsabilidades principales que tenemos; haciendo de esta manera un aporte sustantivo en pos de asegurar la Soberanía del Estado en el espacio de nuestra competencia; así como en la Seguridad Humana y el bienestar social de toda la población, los cuales son objetivos de la Defensa Nacional, que se desprenden de los Intereses Vitales del Estado. Entendiendo que en la región y en estos tiempos felizmente contamos con un balance y armonía razonables; y sin descuidar temas de defensa propios de un Estado soberano; es cierto también que sufrimos amenazas transversales comunes, y sí tenemos que aportar lo nuestro para brindar y cuidar esa seguridad en la región. En nuestro ámbito, esa seguridad se basa en garantizar el uso correcto del Espacio Aéreo, haciéndolo seguro para las operaciones aéreas nacionales e internacionales lícitas; y limitando o desalentando su uso para actividades ilícitas, muchas de ellas vinculadas al crimen organizado y narcotráfico, las cuales tienen impacto directo en múltiples áreas, afectando significativamente el bienestar y la seguridad de la población. En ese sentido la Fuerza Aérea tiene un aporte fundamental a realizar, ya que gran parte de las sustancias estupefacientes que ingresan al País, lo hacen por vía aérea. Cada vez que vemos en algún titular el empleo de algún avión en actividades ilícitas; éste, ha tenido que transgredir primero las normas aeronáuticas, las cuales se cometen en jurisdicción de la Fuerza Aérea. Si tuviéramos una disuasión creíble, sin dudas que estos transgresores analizarían más detenidamente la opción de usar nuestro espacio aéreo. Contando ya con el marco jurídico apropiado; resta contar con los recursos necesarios para cumplirlos. Particularmente en lo referente a esta Brigada, hoy en día esa labor la llevan adelante el Escuadrón Aéreo N.o 2 (Caza) como principal responsable, utilizando los A-37B; siendo empleado también el Escuadrón de Vuelo Avanzado con los AT-92(N de R, denominación local del PC-7); los cuales son, y serán necesarios en el sistema de Defensa Aérea. Sin embargo, es importante resaltar que el empleo de aeronaves propulsadas por turbohélices, para misiones de este tipo, no debe ser considerada como única opción, ya que pueden ser superadas en capacidades por muchas aeronaves de uso civil y de fácil adquisición. Dicho esto, hago una pausa y resalto que, para recuperar esas Capacidades de Combate necesarias para el Control del Espacio Aéreo, de un modo razonable, dimensionado y acorde a las necesidades de nuestro País, se requiere de un Sistema.; en donde aun teniendo en cuenta otras capacidades que tenemos reducidas; la piedra angular y más necesaria, desde hace varias décadas, continúa siendo el vector interceptor. Por esos motivos desde esta parte se reitera la necesidad de adquisición de aeronaves tecnológicamente modernas que cumplan con determinados requisitos técnicos y operativos, en donde se resaltan: la capacidad de radar abordo, que sean propulsadas con motores capaces de lograr y mantener velocidades por lo menos transónicas, y en el orden 30% superiores a las amenazas actuales y futuras; con capacidad de armamento y autodefensa; y sobre todo que cuente con un soporte presupuestal y logístico que permita su continuidad operativa por las siguientes 3 décadas. Si no se concreta esta necesidad; no podremos cumplir con nuestros primeros deberes y responsabilidades; hipotecando a costa de ello la posibilidad de ejercer la autoridad y proteger la soberanía en la tercera dimensión de nuestra Patria», concluía el jerarca. En este momento, la máxima recuperación prevista para este sector de la Fuerza Aérea Uruguaya en los próximos meses es la compra  de dos o tres motores GE J-85 (via FMS) que pudieran activar un segundo A-37B y repuestos para reincorporar otro PC-7, en una situación que continúa siendo más que comprometida, para la que aún no se vislumbran soluciones a corto plazo. (Javier Bonilla para  https://www.defensa.com/)   UVM

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