La séptima edición del programa de monitoreo satelital de ballenas a cargo de la filial argentina de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre inició el seguimiento de 22 ejemplares en el Océano Atlántico para obtener datos sobre el ciclo de vida de la especie ballena franca austral, se informó. El proyecto colaborativo, que comenzó en 2014, tiene como objetivo aportar información para localizar ambientes clave para el ciclo de vida de la especie, al tiempo que se intenta comprender cómo responden las ballenas al cambio climático y así promover medidas para su conservación.
Los animales, 16 del Golfo Nuevo, en Chubut, y 6 del Golfo San Matías, en Río Negro, llevan nombres de piedras preciosas y semipreciosas. El seguimiento, que se realiza con tecnología satelital, puede ser hacerse tanto por los expertos como por los interesados a través de un sitio web especializado. Los dispositivos dejan de transmitir cuando se desprenden o cuando se agotan sus baterías, lo que puede ocurrir semanas o meses después de su colocación, dependiendo de una serie de factores.
“El seguimiento por satélite genera información sobre aspectos del comportamiento de esta población de ballenas no descrita hasta ahora, sobre todo en zonas alejadas de la costa. Entre otras variables, los investigadores estudian el uso de los golfos norpatagónicos, la velocidad y las distancias de viaje diarias. En los últimos años, también han podido identificar las zonas y distancias recorridas en un viaje migratorio completo de una ballena con cría, las diferencias en el viaje migratorio de una misma ballena en dos años diferentes -una vez como madre y otra sin cría- y llevar un registro de la migración latitudinal austral de las madres con crías. El estudio aporta información científica y contribuye a la misión de la Comisión Ballenera Internacional, de la cual Argentina es signataria y miembro de gran importancia sobre el Plan de Manejo para la Conservación de la Ballena Franca Austral del Atlántico Sudoccidental”, subrayaron los responsables de la investigación. A lo largo de estas siete temporadas, se registraron las trayectorias de un total de 87 ejemplares en la Península de Valdés y la costa marítima argentina, con el fin de conocer las rutas migratorias y las áreas de alimentación en los mares del Atlántico Sur y subantártico utilizadas por las ballenas.